El 25 de noviembre es una fecha señalada en el calendario político, ya que es el Día Internacional contra la Violencia Machista. Es una jornada de movilizaciones de masas en las que decenas de miles de trabajadoras y trabajadores gritan «ni una menos», pero también de declaraciones institucionales descafeinadas y lágrimas de cocodrilo de unas instituciones burguesas que hacen entre poco y nada para acabar con la violencia machista y poner recursos al servicio de sus víctimas.
Este año, el 25N ha sido especial. Las trabajadoras de los recursos de atención a las víctimas de violencia de género y sus menores, que trabajan en empresas concesionarias de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la capital, han decidido parar e ir a la huelga. Estas mujeres trabajan en centros para víctimas de violencia de género que incluyen recursos residenciales y ambulatorios de asistencia social, psicológica, jurídica y de orientación laboral para mujeres víctimas y sus hijos, hijas y personas dependientes.
Las trabajadoras denunciaban en la movilización su precaria situación y la sobrecarga de los recursos de atención que provoca que las víctimas no reciban los recursos básicos que realmente necesitan. Las trabajadoras manifestaban que sus salarios rozan el Salario Mínimo Interprofesional, a lo que se suma la inexistencia de trienios o sexenios en su convenio. Pero especialmente exponían que el personal con el que cuentan es insuficiente para poder llegar a todas las víctimas, lo que provoca listas de esperas de meses, lo que a su vez lleva a muchas mujeres a abandonar la situación de intervención e incluso a volver, fruto de la necesidad, con sus agresores.
La huelga comenzaba con una concentración en la Puerta del Sol frente a la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid y otra en Cibeles delante del Ayuntamiento. Así, las trabajadoras presionaban no solo a las empresas contratadas, sino también a las instituciones que externalizan esos servicios públicos y que, habitualmente, contratan a aquellas empresas que realicen la oferta de menor coste, lo cual suele deberse a la existencia de unas condiciones laborales más que deficientes para las trabajadoras. Finalmente, las huelguistas acudieron a la manifestación contra la violencia machista que recorrió el centro de Madrid en la tarde del 25N. Solo con plantillas suficientemente dotadas y condiciones laborales dignas, los recursos realmente funcionarán; solo así podrán estas profesionales seguir desempeñando su imprescindible labor en la lucha contra la violencia de género.