¿Qué son las microcredenciales? Recientemente la Unión Europea ha definido las microcredenciales de la siguiente forma: «Las microcredenciales certifican los resultados del aprendizaje obtenidos en experiencias de aprendizaje de corta duración, como por ejemplo un curso o una formación breve. Ofrecen una forma flexible y personalizada de ayudar a las personas a adquirir los conocimientos, las capacidades y las competencias que necesitan para su desarrollo personal y profesional». Ante esta descripción, la reciente Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) ya ha abierto a la educación española a las microcredenciales y a posibles variantes en su artículo 7 «Los títulos universitarios». que reza así: «La formación a lo largo de la vida podrá desarrollarse mediante distintas modalidades de enseñanza, incluidas microcredenciales, micromódulos u otros programas de corta duración».
Pero ¿qué quiere decir esto realmente? Hasta ahora nos encontrábamos con una serie de cursos laborales o formativos ofrecidos por empresas en ámbitos hiperespecializados y habitualmente de pago, que te exigen de manera directa o indirecta para trabajar en esta. En el caso de las microcredenciales son más cortas y específicas y, normalmente, están orientadas al campo y al comercio, aunque existen de todo tipo. Donde más lesivas son es en el área tecnológica. ¿Por qué? Porque actualmente las carreras tecnológicas y, más concretamente la informática, son las que menos están sufriendo los efectos del modelo formativo de prácticas y la precarización, debido a la poca oferta que hay por la necesidad de especialistas muy concretos. Pero este nuevo modelo llega para confrontar estas diferencias que tenían ciertos grados frente a otros ya dinamitados, y equiparar por lo bajo la precariedad de todos.
Las microcredenciales vienen a «regular» este tipo de cursos formativos, permitiendo a cualquier tipo de entidad, pública o privada, crearlas e impartirlas. Ahora bien, el problema de estos cursos radica en que se componen a base de créditos reconocibles en los cursos universitarios, suponiendo una fusión entre los títulos propios y las cátedras de empresa, permitiendo convalidar uno o varios de estos cursos de empresas por asignaturas de grado sin tener una correlación directa de horas ni necesariamente de materia, perdiendo la poca calidad y rigurosidad académica que mantienen las universidades públicas, y sumándose al fenómeno de la «formación continua».
No existe tampoco una autoridad competente que las regule, de modo que esta recae sobre el proveedor y en los tipos de acuerdo que mantengan las universidades con las empresas. ¿Acaso rechazará una universidad la convalidación de una microcredencial del banco Santander, por ejemplo, si esa misma universidad tiene convenios de colaboración y cátedras de empresa con el banco? La pregunta es retórica.
Algunas universidades, como la Universidad de Oviedo, ya se han sumado a las microcredenciales, ofreciendo cursos de informática de 6 ECTS impartidos en un mes por 450€ (6 ECTS es el estándar de una asignatura cuatrimestral en cualquier carrera), o cursos de medicina de 10 ECTS por 250€, para los que es requisito haber cursado previamente otra microcredencial de 8 ECTS ofrecida por la fundación Mapfre.
Otras universidades han adaptado las prácticas a este sistema, profundizando así en la ya existente precarización de los estudiantes, que se ven forzados a regalar o vender por un sueldo miserable su propia fuerza de trabajo bajo el pretexto de la formación. Hemos de tener en cuenta que todo ello responde a las mismas lógicas de acumulación y circulación del capital, que hoy necesita de una actualización en el sistema educativo y de prácticas con el objetivo de intensificar la explotación de la fuerza de trabajo para remontar su tasa de ganancia cada vez menor. Las mismas lógicas que llevaron al gobierno socialdemócrata, bajo la dirección europea, a impulsar una reforma educativa integral, son las que rigen hoy la cada vez mayor popularización de las microcredenciales.
Esto se traduce en la posibilidad de que aquellos que puedan permitírselo se quiten asignaturas pagando, lo que impone cada vez más barreras al estudiantado de origen obrero y popular. Gobierne quien gobierne, las lógicas del capital se imponen implacablemente, y solo analizando sus leyes internas podremos comprender sus necesidades y su expresión jurídica, que se concreta en España, hoy, como un proceso de actualización general del sistema educativo y del mercado laboral ante la devastadora crisis que se cierne sobre nosotros.
El gobierno socialdemócrata registra las tres cabezas de Cerbero, articuladoras de la precarización y la flexibilización de la fuerza de trabajo desde la educación y las prácticas como intento de remontar la tasa de ganancia. La LOSU dicta, el Estatuto del Becario articula y la LCU reprime.