Los pasados 27, 28 y 29 de octubre se reunieron en La Habana 145 delegados en representación de 77 partidos de 60 países bajo la consigna “Solidaridad con Cuba y todos los pueblos que luchan. Unidos somos más fuertes en la lucha antiimperialista, junto con los movimientos sociales y populares, frente al capitalismo y sus políticas, a la amenaza del fascismo y la guerra; en defensa de la paz, el medio ambiente, los derechos de los trabajadores, la solidaridad y el socialismo”.
El Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) finalizó con una resolución conjunta en la que se analizaba la coyuntura actual de la lucha de clases mundial, reflexionando que “El sistema político burgués, que defiende los intereses de los monopolios y corporaciones, gestiona la crisis sistémica del capitalismo en su beneficio, intenta controlar, mediante la presión y la violencia, el creciente descontento social de los trabajadores y de los pueblos.” Así mismo, los partidos comunistas y obreros acordaron “Rechazar categóricamente las guerras imperialistas, la amenaza y el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, y promover la lucha por la paz. Intensificar la acción y la solidaridad internacionalista, en defensa de los intereses comunes de los pueblos, contra las clases burguesas.”
Además, el encuentro definió una serie de ejes y acciones fundamentales a realizar por los diversos partidos comunistas y obreros hasta el próximo EIPCO. Por último, el pleno de delegados del EIPCO acordó por unanimidad que el XXIII encuentro, que se celebrará el próximo año 2023, se realizará en Turquía, siendo el Partido Comunista de ese país el partido anfitrión.
Al encuentro, en representación del Partido Comunista de los Trabajadores de España, acudió una delegación encabezada por Raúl Martínez Turrero, miembro del Buró Político Su contribución comenzaba analizando el aumento de las contradicciones interimperialista que ha tenido en la guerra en Ucrania un punto de inflexión. Así Martínez Turrero contextualizaba la guerra en Ucrania en el marco de la fase actual del desarrollo capitalista: el imperialismo. Esta fase es “caracterizada por la internacionalización del capital y las relaciones económicas, así como por las relaciones de dominación y sometimiento derivadas (principalmente) de la exportación de capitales” Una de las consecuencias más importantes de esta exportación de capitales es el aumento de la rivalidad entre potencias y alianzas imperialistas, así como el agravamiento de las contradicciones entre los mismos. En base a estos principios, Raúl Martínez caracterizó la guerra como una guerra imperialista y alertó del peligro de que las contradicciones interimperialistas puedan acabar desencadenando una nueva guerra mundial.
En la intervención también hubo espacio para el análisis de las medidas antipopulares que el gobierno socialdemócrata de nuestro país ha estado realizando, basadas estas en dos elementos: el incremento del grado de explotación de la fuerza de trabajo con nuevas medidas para afianzar la flexibilidad interna en las empresas y por la utilización masiva de fondos estatales para salvaguardar los intereses de los monopolios.
Del mismo modo, se hizo hincapié en el internacionalismo proletario: expresando la solidaridad de nuestro pueblo con la clase obrera y el pueblo de Cuba y llamó a defender a la revolución cubana frente a los intentos de desestabilización y agresión a la misma. Así mismo, se expresó solidaridad con el Partido Comunista de Venezuela, que se encuentra en grandes dificultades fruto del hostigamiento practicado por el gobierno de su país. También hubo lugar, para expresar solidaridad con el pueblo saharaui y el Frente Polisario, frente a la traición del Gobierno socialdemócrata español que defiende los intereses de los monopolios españoles en el Sahara; así como con el pueblo palestino frente a los continuos ataques del Estado de Israel.
La aportación del PCTE concluyó a modo de resumen con las siguientes palabras: “Estamos en un momento decisivo de la lucha de clases, en que las contradicciones del capitalismo están altamente agudizadas. A pesar del sufrimiento que esta situación está generando, los Partidos Comunistas y Obreros debemos aprovechar para convertir la frustración en esperanza y la desmovilización en organización. Todo ello, en una línea de ataque que cuestione el poder de los monopolios y ponga en el centro del debate político la necesidad de construir nuestro propio poder, que implica una economía planificada central y científicamente, basada en la propiedad social, que acabe con la explotación capitalista. Con ello, la clase obrera puede ser capaz de demostrar que otro mundo es posible, un mundo sin explotación y sin desigualdades sociales, un mundo socialista-comunista.”
Departamento de Internacional del PCTE