El 17 de febrero de 2022 Francia retira sus tropas de Mali donde combatían contra el extremismo islámico después de 9 años. La intervención francesa, a petición del gobierno maliense, acabó siendo un contingente multinacional en el que llegó a participar España y tenía como propósito declarado la lucha contra las ramas de Al Qaeda e ISIS en el Sahel. Pero ya desde 2020 las relaciones entre Bamako y París se estaban enfriando, y en ese mismo año un golpe de estado sucedido de un autogolpe alza al gobierno al coronel Goita que a pesar de las promesas de la realización de elecciones en un corto espacio de tiempo, pronto las descartó hasta 2026.
No se hicieron esperar las propuestas de sanciones por parte de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados del África Occidental), pero en enero de 2022 Rusia y China bloquean el apoyo a las sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU donde los Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros miembros del Consejo de Seguridad se unían para apoyar las acciones de la CEDEAO. Paralelamente se produce el despliegue en Mali de los mercenarios del Grupo Wagner, empresa militar privada rusa a la que acusan de estar al servicio de los intereses del gobierno de Rusia y que opera desde 2014 en Libia, Siria, República Centroafricana y el Donbás.
Rusia, aprovechando los lazos históricos de amistad que fueron creados durante el periodo soviético, relanza las relaciones con países que en su día pertenecieron al bloque antiimperialista en África y que hoy están dominados por élites reaccionarias. Las giras en marzo pasado de Sergei Lavrov, antiguo alto funcionario de exteriores en el periodo de la contrarrevolución en la URSS y actual canciller ruso, van en ese sentido. El comercio de armas, la venta de grano y la importación de frutas y verduras, junto a la explotación de oro, diamantes y metales raros, son áreas de interés ruso en el continente.
La gira africana durante este verano del presidente francés Macron es un intento desesperado por cambiar la tendencia de pérdida constante de influencia de Francia en lo que fueron sus colonias. Por su parte, la gira africana del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, representa un movimiento para impedir que Rusia contrarreste el intento de aislamiento internacional a raíz de la guerra en Ucrania con una mayor presencia en África tanto política como económica. El que en esa gira estuviera Sudáfrica, país que se abstuvo de sancionar a Rusia en la ONU a raíz de la invasión de Ucrania y miembro de los BRICS, refleja los intereses prioritarios de los norteamericanos en África.
Por su parte “La Franja y la Ruta”, gigantesco proyecto chino para unir por tierra y mar con grandes infraestructuras de comunicación un gran mercado global unificado que abarque más de 68 países, y que afecta al 65 % de la población mundial y al 40 % del producto interno bruto mundial, avanza a buen ritmo por África. Que Yibuti haya sido elegida por China para albergar desde 2017 su primera base militar en el extranjero sin duda se explica en el marco de ese proyecto que arrancó ese mismo año con su inclusión en la Constitución de la República Popular China y que se prevé finalice en 2049.
China, con la incorporación de Argelia a la “Franja y la Ruta” sella un periodo en el que han fructificado grandes relaciones económicas que también les unen en lo político.
En mayo de este año Argelia y China firman un acuerdo para la explotación conjunta de hidrocarburos en territorio argelino. Empresas argelinas y chinas firmaron un convenio de cooperación para la implementación de un megaproyecto en la transformación de fosfatos en fertilizantes, lo que colocará a Argelia en el tercer lugar mundial de producción de fertilizantes siendo el primero para China. Sector absolutamente estratégico en un momento en que la inseguridad alimentaria amenaza con grandes hambrunas al planeta.
En lo político, Argelia comparte los puntos de vista de China sobre la crisis actual en Ucrania, y sobre que Taiwán es parte integral del territorio chino y el Gobierno chino es el único gobierno legal que representa a toda China.
Destaca también la sintonía China con la posición argelina ante la nueva situación abierta desde noviembre de 2020 con el reinicio de la guerra en el Sáhara Occidental. Un conflicto donde el Frente Polisario siempre ha contado con el apoyo de Argelia. Todo ello, en un momento en el que el Gobierno de España ha salido con una nueva posición más agresiva dentro de la política de traición histórica al pueblo saharaui.
Que EEUU, valedor de los intereses expansionistas de Marruecos en el Sáhara Occidental, esté detrás de esa posición es más que probable. Algo que por otra parte es congruente con la historia reciente de nuestro país si recordamos que la transición española se hizo bajo la atenta supervisión de los EEUU sobre tres pilares fundamentales: la desactivación del movimiento obrero como movimiento de cambio revolucionario que permitiera una institucionalidad política de monarquía parlamentaria, la transformación económica de nuestro país con la reconversión de todos sus sectores productivos para incluirlo en las cadenas internacionales de valor junto con la incorporación de la gran burguesía española al club de las elites europeas con la adhesión a la UE, y la incorporación a la OTAN asumiendo que el gendarme del sur sería Marruecos para lo que el Sáhara Occidental debería serle entregado en compensación.