Este año 2022 nos está dejando grandes ejemplos de la interrelación de la cadena imperialista y la importancia del trabajo antiimperialista de las organizaciones comunistas.
Comenzamos el año dando casi por superada la pandemia, y con el inicio de la guerra de Ucrania. Las células del PCTE estuvieron a la altura y promovieron movilizaciones, actos, y diversa agitación contra una guerra en la que, en ninguno de los bandos, la clase obrera tiene algo que ganar.
A pesar del bombardeo ideológico por parte de los grandes medios de comunicación no caímos en el apoyo al gobierno de Zelenski, ni nos dejamos llevar por los cantos de sirena del bloque que apoyaba a Rusia como contrapeso de EEUU.
¿Por qué hemos sido capaces de desarrollar ese trabajo? Porque durante años hemos combinado una experiencia en diferentes plataformas antiimperialistas, una actividad propia antirracista con asociaciones de inmigrantes, unas relaciones internacionales y debates honestos con el resto de Partidos Comunistas del mundo y un trabajo ideológico que culmina con la publicación el pasado mes de junio de nuestro número 4 de la revista política, titulada “El imperialismo contemporáneo” que se presentará a lo largo del próximo semestre por todo el Estado. Esa suma de claridad ideológica y experiencia con los movimientos de solidaridad y por la paz han permitido a las células del PCTE desplegar una gran variedad de actos y ser el principal partido en denunciar la celebración a finales de junio de la cumbre de la OTAN en Madrid con un mitin internacional junto a los camaradas del KKE y TKP, con cientos de personas, celebrado el pasado 28 de mayo.
Meses después del inicio de la guerra vimos cómo la posición del gobierno de España cambiaba respecto al Sáhara cediendo a las pretensiones de Marruecos. De nuevo el Partido salió a la calle a apoyar a nuestros hermanos saharauis y exigiendo al Gobierno español que cumpla sus responsabilidades históricas con el Sáhara Occidental y abandone su política de guerra y colonización junto a Marruecos, como decíamos en una resolución específica del II Congreso.
Pero no solo este año ha estado lleno de actividad antiimperialista. Desde el nacimiento del PCTE, nuestras células han recogido el testigo del internacionalismo proletario entendido desde la práctica diaria en nuestros centros de trabajo, luchando contra la falta de contratación de los trabajadores inmigrantes, facilitando e impulsando su afiliación sindical, denunciando el racismo y la xenofobia que fomenta la reacción, impulsando actividades de intercambio cultural y solidaridad con recogida de alimentos junto con la concepción leninista del imperialismo, no como un carácter de la política exterior de los países, si no como la fase superior del capitalismo.
Desde finales de junio las células del PCTE se han volcado en la campaña contra la cumbre de la OTAN, participando en la manifestación estatal el pasado 26 de junio junto a una delegación de camaradas del KKE, e impulsando una concentración contra dicha cumbre en Palma de Mallorca el pasado 30 de junio. Además, continuó el apoyo a Cuba Socialista y la colaboración con la campaña Hormigas Laboriosas por parte de la Asociación 100×100 Cubano de Asturias y participamos en los actos de presentación de los Comités de Solidaridad entre los Pueblos y por la Paz (CosPaz).
Durante este verano, las actividades continuarán, destacando la celebración del Rincón Cubano Granma, del 12 al 22 de agosto en Torrelavega, siendo su 22ª aniversario y el primero sin medidas restrictivas y tras la pandemia.