La multinacional Vesuvius, la misma que hace diez años pretendió cerrar sus instalaciones en España y fue frenada por la lucha ejemplar de su plantilla junto al apoyo social, anunciaba de nuevo la intención de poner fin a su actividad productiva en las factorías de Langreo y Miranda de Ebro, y despedir a sus 111 trabajadores.
Hasta aquí parece una noticia más a las que nos tiene acostumbrada nuestra sociedad de libre mercado. Habrá incluso quien, preocupado más por la situación de los accionistas que de los trabajadores, se pregunte qué otra cosa se puede hacer que echar el cierre cuando una empresa no va bien. Olvidando los millones de beneficios acumulados fruto del trabajo de esos mismos obreros de los que ahora se pretende prescindir como de ropa vieja.
Lo paradigmático de esta situación es que estamos hablando de unas factorías con instalaciones modernas, rentables y con crecientes y constantes beneficios en el tiempo. Baste decir que la empresa incrementó sus beneficios en un 46,2% en el último año. No estamos tampoco ante un sector que prevea, a corto y medio plazo, un desplome del mercado para los productos que fabrica.
Entonces, ¿por qué pretende la multinacional cerrar sus factorías en España?
Vesuvius, simplemente, bajo la lógica del Capital, pretende a costa de deslocalizar la producción aumentar sus beneficios. Y en esa lógica no importa la vida de las personas, ni la deuda adquirida con unos trabajadores que han hecho de esa multinacional lo que es en la actualidad, ni las vidas dedicadas a aumentar los beneficios para unos accionistas que viven de la enorme diferencia entre lo que nos pagan de salario y lo que la empresa recibe por nuestro trabajo. Es la lógica del Capital.
Por eso en la lucha de Vesuvius nos jugamos mucho. Nos jugamos en primer lugar el que más de un centenar de familias no se queden sin la posibilidad de vivir de su trabajo, pero también debemos echar abajo este ERE y debemos luchar sin descanso para demostrar que a la clase obrera de este país no se la arrodilla con la lógica del Capital. Y esa lucha es la de todos y todas, trasciende las puertas de la multinacional, y a ella está convocada toda la clase obrera. Porque cada lucha obrera es una batalla del conjunto de nuestra clase en el camino hacia su emancipación.
Pero debemos a la vez ser muy claros con el verdadero alcance de las conquistas obreras dentro del capitalismo. En cada lucha en que la clase obrera nos dejamos la piel como hace años en la misma Vesuvius, se pueden conseguir victorias, pero ninguna victoria es duradera en el capitalismo. Una vez tras otra las multinacionales con el apoyo, más o menos oculto, de los poderes políticos vuelven a la carga consiguiendo en ocasiones hacer recular nuestras conquistas.
Debemos sacar lecciones de nuestra historia, y una de las factorías que Vesuvius pretende cerrar se ubica precisamente en unas cuencas con mucha historia obrera, donde la grandeza y heroísmo de las luchas de la minería y la siderurgia lograron conquistas en cuestiones de condiciones de vida y trabajo muy importantes, pero a la larga no consiguieron más que ralentizar el que en la actualidad se camine hacia la desertización industrial y a un despoblamiento brutal del territorio.
Aun así, no nos equivoquemos: la lucha sirve, siempre sirve. Y esta vez de nuevo, en Vesuvius, como hace diez años la clase obrera en pie, volverá a demostrar cómo se hace para conseguir una victoria obrera. Desde el PCTE vamos a poner todo nuestro esfuerzo en ello. Pero quizá empieza a ser hora también de situar como parte de las plataformas reivindicativas en cada una de nuestras luchas la concepción de que no solo vamos a luchar por frenar esta o aquella agresión, o mejorar esta o aquella condición de trabajo si no por disputar que el fruto de nuestro trabajo sea nuestro en su totalidad.
Vesuvius es otra muestra de la lógica del Capital, para vencer debemos recuperar la lógica del Trabajo: la lucha de clases.