En este mes de marzo de 2019 el artículo editorial de Nuevo Rumbo no es únicamente una toma de posición ante algunos de los acontecimientos políticos más reseñables del momento. En condiciones normales —si existiera algo parecido a la “normalidad” en la lucha de clases— estas líneas irían fundamentalmente dedicadas a la convocatoria de elecciones generales anticipadas y a las tareas que los comunistas tenemos por delante en vista de que se nos viene encima una campaña electoral de más de tres meses. Habríamos destripado una vez más los escasos 9 meses de gobierno socialdemócrata, las falsas ilusiones que ha generado entre la mayoría trabajadora y las mentiras con las que aspirará a ganar las elecciones del 28 de abril.
Si no se hubieran convocado las elecciones, es más que probable que estas líneas las hubiésemos dedicado al 8 de Marzo, fecha indisolublemente unida al movimiento obrero —mal que les pese a algunas— y que, en esta ocasión, está terriblemente mediatizada por los procesos electorales en curso. Sigue faltando una posición clasista y revolucionaria que logre romper, con una propuesta de lucha y de organización concreta y vinculada a la lucha general de la clase obrera, el callejón sin salida al que nos están conduciendo las diversas posiciones, también sindicales, que olvidan lo que son las contradicciones de clase y actúan como si hubieran dejado de existir.
En otras condiciones, este editorial se habría dedicado al centenario de la creación de la III Internacional, de la Comintern, de la Internacional Comunista o como ustedes prefieran. Fue el punto de partida de lo que actualmente denominamos el Movimiento Comunista Internacional, y somos muchos los que, a día de hoy, seguimos reivindicando la necesidad de recuperar su espíritu originario, el de los 21 puntos que deslindaron el campo revolucionario, el campo comunista, que hacía la revolución para todos los pueblos del mundo, del campo socialdemócrata que fue capaz de traicionar a su propia clase para pactar con la burguesía de su país, igual que siguen haciendo hoy cada vez que tienen ocasión.
Probablemente, hubiéramos también mencionado que el centenario de la Internacional era el “leit-motiv” del importante encuentro de la Iniciativa Comunista Europea realizado los días 16 y 17 de febrero en Estambul, en el que comunistas de 20 países europeos debatimos sobre aspectos de nuestra historia y sobre las tareas revolucionarias actuales. O habríamos hablado sobre el juicio del “procés” y la forma brutal en que los burgueses son capaces de ajustarse las cuentas entre sí cuando hace falta, insistiendo una vez más en que, en todo lo relativo a la ola nacionalista, lo que falta es una posición independiente, que atienda exclusivamente a los intereses de los millones de hombres y mujeres que cada día hacemos funcionar este país y este mundo y que jamás trafique con los principios o engañe a la mayoría obrera y popular.
Desde luego, en otras condiciones hubiéramos podido centrar parte de estas líneas en la situación que se vive en nuestras orillas del Caribe. Las nuestras porque son las de los pueblos hermanos que pelean y resisten frente a ese tiburón de mala suerte que son los Estados Unidos y toda la lista de gobernantes sin dignidad, ente los que se encuentra Pedro Sánchez, que son incapaces de tener ningún respeto por la soberanía de los pueblos y que únicamente obedecen a los intereses de los explotadores.
Pero no, este editorial, a pesar de todas las cosas a las que podríamos dedicarlo, tiene que hablar sobre la nueva etapa en nuestro Partido, sobre el nacimiento del Partido Comunista de los Trabajadores de España. Un PCTE que es continuador del PCPE que celebró su XI Congreso (Extraordinario) en noviembre de 2017 pero también, y sobre todo, del acumulado de lucha comunista que, en nuestro país, se inició en 1920 rompiendo con la socialdemocracia y se impulsó decididamente, gracias a la Internacional Comunista, en noviembre de 1921 con la creación del Partido Comunista de España como Sección Española de la Internacional Comunista.
Décadas de lucha comunista consecuente, muchas veces en condiciones terribles, que ofreció episodios de heroísmo ejemplar y de lucha sin cuartel contra los enemigos de la clase obrera y del pueblo trabajador. Pero que también tuvo que hacer frente a los propios enemigos internos, a quienes, investidos muchas veces de las más altas responsabilidades orgánicas, se empeñaron en conducir a los comunistas españoles a callejones sin salida, bien entregándonos a la burguesía, bien vendiéndonos a la socialdemocracia o, finalmente, queriendo convertirnos en una fuerza política y social irrelevante.
En este mes de marzo de 2019, el artículo editorial de Nuevo Rumbo quiere saludar el nacimiento del PCTE, porque es el nacimiento y la recuperación de un Partido que ha dicho “BASTA” a transitar por vías muertas. De un Partido que es nuevo en la forma pero que se ha ido forjando a lo largo de décadas, gracias a la experiencia del pensamiento y la acción revolucionaria de miles y miles de comunistas que han luchado por nuestra clase y por nuestro pueblo. De un Partido que, sin complejos, sin rodeos y sin retóricas, tiene como único objetivo llevar a la clase obrera de nuestro país a la toma del poder político, a la construcción del socialismo-comunismo en España, a la construcción de un país para la clase obrera. De nuevo, el Partido Comunista.