Este mes de marzo se cumplen cien años de la fundación de la Internacional Comunista, nacida bajo el impulso de la Revolución de Octubre, a propuesta de Lenin, quien comenzó el discurso de apertura del I Congreso honrando la memoria de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, a los que calificó como los mejores representantes de la III Internacional. A partir de entonces, bajo las banderas cominterianas se sentaron las bases de la estrategia y la táctica del movimiento comunista hasta la disolución de la IC, en mayo de 1943.
Con motivo del centenario, surgirán intensos debates sobre el papel y la significación histórica de la Internacional. Ninguno de los puntos de vista que se expresarán al respecto será imparcial, todos tendrán un carácter de clase concreto y perseguirán tal o cual objetivo político. Nuestro Partido ha otorgado una importancia decisiva al estudio de la historia del movimiento comunista e intervendrá decisivamente en esos debates.
La Internacional fue la expresión genuina de la nueva Era en la que entró la Humanidad tras el triunfo de la Revolución de Octubre: la época de la transición del capitalismo al socialismo-comunismo, la época de las revoluciones proletarias. Internacionales en su contenido y nacionales en su forma, como nos enseñaron los padres del marxismo. Ante la bancarrota de la democracia burguesa y del reformismo burgués representado por la II Internacional, la III Internacional tuvo como rasgo más característico la lucha por poner en práctica los preceptos marxistas, por hacer realidad los ideales seculares del socialismo y del movimiento obrero, como señaló Lenin.
La internacional jugó un papel decisivo en la creación de partidos obreros revolucionarios en todo el mundo, que bajo su dirección siguieron un proceso de bolchevización y ampliaron notablemente la influencia del comunismo entre las masas obreras y populares de todos los países. Miles de cuadros proletarios fueron formados en la escuela de la Comintern, cientos de dirigentes recorrieron el mundo para apoyar las luchas proletarias, para contribuir a formar los destacamentos organizados de vanguardia de la clase obrera, enfrentándose a todo tipo de dificultades y a una terrible represión.
En los siete congresos de la Internacional se analizaron con precisión todos los problemas de la época, trazando la línea a seguir por el proletariado revolucionario y demostrando la importancia que, para el movimiento obrero, tiene la existencia de un centro de dirección internacional que, como nunca antes en la Historia, levantó las banderas del internacionalismo proletario y llevó a la práctica la consigna fundacional del movimiento comunista: ¡Proletarios de todos los países, uníos!
El trabajo de la Internacional contribuyó decisivamente al nacimiento del primer partido comunista en nuestro país, en el periodo comprendido entre abril de 1920 y noviembre de 1921; y a su posterior bolchevización, en el debate que conduciría al IV Congreso, celebrado en Sevilla en 1932.
Durante la guerra nacional-revolucionaria, la Internacional Comunista prestó un apoyo multifacético a la lucha antifascista y revolucionaria de la clase obrera española. La Internacional movilizó a sus secciones nacionales para impulsar la lucha solidaria de la clase obrera de todos los países en solidaridad con la República y organizó el envío de ayuda al pueblo español (comida, ropa, etc.).
Frente a la posición criminal de la No Intervención, la Internacional trató por todos los medios de facilitar la llegada de armamento y de los suministros militares que permitiesen proseguir la lucha antifascista. Y, por encima de todo, fue la Internacional Comunista la responsable de organizar el envío a España de las Brigadas Internacionales, en las que se enrolaron miles y miles de voluntarios de decenas de países, militantes comunistas en su inmensa mayoría, que entregaron lo mejor de sí mismos luchando junto a nuestra clase obrera en las batallas decisivas que se libraban en suelo español.
La Comintern acertó al caracterizar la guerra española como la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial, una guerra imperialista en la que la Unión Soviética jugó el papel decisivo en la Gran Victoria Antifascista de los Pueblos, contando con la incesante actividad de la Internacional en la organización y desarrollo de la lucha proletaria contra el fascismo en los países europeos desangrados por la bestia nazi-fascista.
La tesis de que los partidos comunistas habían alcanzado la madurez suficiente para proseguir la lucha a escala nacional sin un centro dirigente internacional, que conllevó la disolución de la Internacional Comunista, no se confirmó. Tras la II Guerra Mundial, varios partidos comunistas emprendieron caminos que les apartaban progresivamente del marxismo-leninismo y de las leyes de la revolución. El propio Partido Comunista de la Unión Soviética adoptó posiciones erróneas, enfrentadas a las enseñanzas leninistas y a las leyes que rigen la construcción del socialismo, especialmente en su XX y XXII Congreso, que fueron un punto de inflexión revisionista.
En España, el eurocomunismo logró que el Partido Comunista de España mutase en una organización socialdemócrata y antisoviética. El movimiento comunista entró en una crisis que alcanzó tintes dramáticos con el triunfo contrarrevolucionario en la URSS y otros países en el periodo 1989-1991.
Se trató de una derrota temporal. A propuesta del Partido Comunista de Grecia se convocó en Atenas el primer Encuentro Estatal de Partidos Comunistas y Obreros tras la contrarrevolución, cuyo 20 aniversario hemos celebrado el pasado mes de noviembre en la capital griega.
En el año 2009 nació la Revista Comunista Internacional, como espacio de colaboración teórica de varios partidos comunistas defensores de la vigencia del marxismo-leninismo, cuyo número 9 verá la luz a lo largo del presente año.
El 1 de octubre de 2013 se fundó la Iniciativa Comunista Europea, en un nuevo esfuerzo de coordinación comunista europea, que los pasados días 16 y 17 de febrero celebró un importante encuentro en Estambul, organizado por el Partido Comunista de Turquía.
Nuestro partido tiene el honor de ser el único partido español que es miembro de los Encuentros Internacionales, de la Revista Comunista Internacional y de la Iniciativa Comunista Europea. Con nuestra actividad y compromiso internacionalista tratamos de honrar la historia de la Internacional Comunista, de analizar sus aciertos y también sus errores; de combatir las posiciones que manipulan y distorsionan esa heroica historia de lucha; de sentar las bases para que, más temprano que tarde, el proletariado pueda contar con un nuevo centro dirigente internacional que le conduzca, esta vez sí, a la victoria definitiva, a un mundo sin explotación en cuya bandera podamos forjar definitivamente la leyenda: “de cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades”.