Los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC) iniciamos hace unos meses el camino hacia nuestro X Congreso, que se celebrará en el mes de marzo de 2019 bajo el lema: Unaorganización para hacer presente la palabra Revolución. En este lema están implícitos dos de los elementos políticos esenciales con los que enfocamos todo este periodo congresual.
En primer lugar, el concepto de “hacer presente” implica vincular la idea de la revolución a su más pura raíz, a la propia realidad, al día a día, a las necesidades y condiciones materiales de los jóvenes de extracción obrera y popular de nuestro país. Queremos analizar, debatir y aprobar líneas políticas que nos permitan hacer visible ese nexo para los jóvenes. Porque la revolución, su necesidad histórica, no es producto de la fantasía sino de la propia realidad, es la realidad la que exige la revolución, es la realidad la que exige la organización y la lucha por un país para la clase obrera.
Hacer visible ese nexo, iluminar cómo la necesidad de la revolución late en la propia cotidianeidad, nos coloca una serie de obligaciones políticas: ser una organización con más presencia en los centros de trabajo, desarrollando el giro obrero del Partido en una realidad laboral juvenil caracterizada por la temporalidad y precariedad; continuar con nuestro crecimiento y dirección en el movimiento estudiantil y educativo, ganar más presencia en la organización barrial y vecinal, etc.; es decir, ganar espacios y presencia allí donde viven los hijos de la clase obrera para señalar ante cada fenómeno, violencia y contradicción del día a día, el sentido revolucionario.
Y para cumplir con todo ello debemos previamente estudiar y analizar con mayor profundidad las condiciones de vida de los jóvenes en España, sus principales problemáticas y preocupaciones, para desarrollar paralelamente una propuesta política para el momento concreto. Una propuesta que encuentre encaje y sea respuesta a esos problemas y preocupaciones, que sea una propuesta contemporánea, atractiva y transformadora para asaltar (y nosotros sí lo decimos en serio) los cielos, para situar el horizonte de la sociedad socialista-comunista, sin fases intermedias ni mediaciones, como solución actual a los problemas de la juventud.
En segundo lugar, “una organización para”, es decir, actualizar nuestra organización y estructuración interna para tener una organización más ágil, más centralizada, más efectiva, que sea capaz de actuar con mayor solidez e incidencia sobre la lucha de clases. En definitiva, situar los elementos políticos y organizativos que permitan que la propuesta política comunista vuelva a ser una realidad viva para miles de jóvenes. En un momento histórico en el que con especial incidencia, y desde diversas categorías y tendencias ideológicas, se trata de fracturar la unidad objetiva de la clase obrera, y se continúa con medidas para reforzar la explotación y el empobrecimiento, es vital apuntalar y desarrollar la organización juvenil comunista para que la clase obrera recupere su más que necesario protagonismo político.