El taxi va a la lucha y los profesionales de la criminalización de las luchas lanzan su matriz de opinión expresada en plantear que se trata de un colectivo privilegiado, que sus reivindicaciones son exageradas y poco solidarias con los demás sectores de la sociedad y por último que la forma de lucha no es aceptable en un sistema como el nuestro de libertades y garantías democráticas. ¡A que nos suena!
Hoy la batalla del taxi es una lucha justa contra la penetración del gran capital en el sector a través de las VTC, que ven un nicho de negocio con enormes beneficios que son obtenidos a base de precarizar las condiciones de los conductores y luego refugiándolos en paraísos fiscales.
Pero además deben apoyarse sus reivindicaciones como la exigencia de limitación de licencias VTC porque es expresión de la resistencia frente al proceso de concentración del capital que impera en todas las economías capitalistas. Aunque, seamos claros, esto no va a parar el proceso de concentración de capital que acabará engullendo todos los ámbitos en que se pueda obtener beneficio capitalista si no le ponemos freno a la raíz del problema. Acabar con el sistema capitalista es la única solución realista y con futuro también para el sector del taxi.