Durante los días 18 y 19 de noviembre sesionó en Madrid el XI Congreso del Partido Comunista de los Pueblos de España. Los cerca de doscientos militantes comunistas que participaron en las sesiones congresuales, pusieron fin a cinco meses de intenso debate en las organizaciones del Partido y en los Colectivos de Jóvenes Comunistas.
Una nueva generación comunista
Muchos de los presentes, incluidos los delegados de partidos comunistas de otros países invitados, coincidimos en que esta vez no se trató de un congreso más. Y no sólo por el contenido de las tesis aprobadas, sino por la forma en que se sucedió el debate, por el estilo de trabajo puesto en práctica y por la inmensa potencialidad que trasmitía cada una de las intervenciones de las decenas de militantes que tomaron la palabra.
En las luchas y debates que atravesaron nuestro movimiento comunista, durante la última década, se ha forjado una nueva generación de comunistas. Lo fundamental de esa nueva generación comunista integrada, y lo que más sorprende, es su unidad.
El Partido de la unidad
Una de las afirmaciones constantemente repetidas durante las sesiones congresuales fue la de que la clase obrera necesita un Partido Comunista unido ideológica, política y organizativamente. Y ese partido cobró vida en el congreso. Unidad ideológica y firmeza en los principios del marxismo-leninismo. Unidad política para que el conjunto del Partido golpee al capitalismo como un solo hombre, como una sola mujer. Unidad organizativa sobre la base de los principios del centralismo democrático.
Pero, esta vez, la unidad no fue tratada como una consigna vacía o como una mera aspiración. En el debate sobre las tesis, organizado en cuatro turnos de intervenciones, se realizaron todo tipo de propuestas y matizaciones, se expusieron análisis y reflexiones sobre los más variados aspectos de la lucha de clases. Finalmente, por primera vez en muchas décadas, un congreso comunista en España fue capaz de alcanzar tal grado de síntesis en la definición de la línea política que las tesis fueron aprobadas por unanimidad.
El Partido de la clase obrera
Y, junto a la unidad, se puso el énfasis en el carácter de clase del Partido. Los delegados y delegadas dejaron claro que ha llegado la hora del giro obrero, la hora de que el trabajo tenga como máxima prioridad la defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras.
La militancia comunista se lanza a fortalecer el movimiento sindical, a contribuir a la organización de la clase obrera en los centros de trabajo, en los polígonos industriales, en los barrios obreros de nuestras ciudades y pueblos. El congreso manifestó la voluntad colectiva de desarrollar un Partido que hunda sus raíces en los centros de trabajo y en los sectores productivos. Y no cualquier tipo de partido, sino el partido obrero, el partido de quienes todo lo producen, de aquellos y aquellas sin los que en este país no se mueve un engranaje.
Tal y como se reiteró en el congreso, la clase obrera necesita dotarse de un Partido dispuesto a impulsar la lucha de las masas obreras y populares; dispuesto a buscar soluciones y a luchar para resolver los problemas de la clase obrera y el pueblo, forjando una amplia alianza social entre quienes sufren la explotación y la opresión capitalista.
Como anticipo de esa línea de trabajo y de ese modelo de Partido, el congreso recibió el saludo de los estibadores de Sevilla y Canarias, de los trabajadores en lucha de Avanza Interurbanos, de Coca Cola en lucha, de un compañero despedido en Iveco, de una compañera dirigente sindical de Air Liquide-Gasmedi, de la Sección Sindical de CCOO de Telefónica y del Secretario General de la Unión Comarcal de las Comisiones Obreras del Henares.
En sus intervenciones, los compañeros y compañeras que tomaron la palabra en representación del movimiento sindical, destacaron la necesidad de recuperar un sindicalismo de clase y combativo, que avance de la mano de la lucha política de la clase obrera, como el camino a seguir; destacaron el apoyo de la militancia comunistas en las luchas que día a día libran en sus centros de trabajo y en sus sectores productivos, y emocionaron al plenario recordando el nacimiento de las primeras Comisiones Obreras en la mina de la Camocha. La militancia comunista, como sucede en cada lucha que libra nuestra clase, recibió las intervenciones obreras emocionada y puño en alto. Y de nuevo retumbó la consigna de las mayorías trabajadoras del país: ¡que viva la lucha de la clase obrera!
Por un país para la clase obrera
Con el XI Congreso, la militancia comunista rindió homenaje al cien aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, comenzando el enclave con el himno de la Internacional Comunista. Pero el mejor homenaje, en el año del centenario, fue la reafirmación de que continuamos viviendo en la época de la transición revolucionaria al socialismo-comunismo que inauguró la primera revolución proletaria victoriosa de la Historia y que, en palabras de Lenin, marcó el camino a seguir. Como destacó en su intervención de clausura del congreso el Secretario General del Partido, Ástor García, “nuestro Partido recoge hoy la bandera levantada en su día por los bolcheviques”.
Se ratificó el carácter socialista de la revolución en España, que se saldará con la destrucción del capitalismo y con la organización del poder obrero, con un poder basado en la unidad fraternal de todos los pueblos de España que dará lugar a la República Socialista. Y, desde esa concepción, los delegados y delegadas comunistas acordaron, unánimemente, iniciar los trabajos para la redacción de un nuevo Manifiesto-Programa del movimiento comunista español, en el que se analice la base económica capitalista en España y los cambios en marcha en el plano de la superestructura, el proceso de reorganización del sistema político; para formular el programa político del Partido sobre bases científicas y señalar el camino hacia la crisis revolucionaria y a la toma del poder.
Somos herederos de la lucha comunista en España
Los delegados y delegadas presentes dejaron claro que somos herederos de todas las luchas libradas por nuestra clase obrera a lo largo de la Historia y, muy especialmente, de los hombres y mujeres que fundaron el primer Partido Comunista en nuestro país y la Sección Española de la Internacional Comunista, cuyo 96 aniversario se conmemoró el pasado 14 de noviembre. Herederas y herederos de un movimiento comunista que fue capaz de luchar en todas las condiciones y de combinar todas las formas de lucha, desde las más primarias hasta las más elevadas, escribiendo páginas heroicas en la historia de la lucha de clases en España. Por eso, se aprobó la necesidad de comenzar los trabajos de estudio y análisis de la historia del movimiento comunista español, destacando la necesidad de alcanzar conclusiones políticas que sirvan a las luchas presentes y a las que están por venir, para seguir avanzando con el impulso y el ejemplo de quienes nos antecedieron en la lucha.
Al mismo tiempo que nos reafirmamos en nuestra historia de lucha y que reivindicamos las experiencias de construcción del socialismo-comunismo a lo largo del siglo XX, el congreso dejó muy claro a qué herencia renunciamos. En la Unión Soviética y en el resto de países en que triunfó la contrarrevolución, no fracasó el socialismo-comunismo, fracasó su revisión; al igual que fracasó el revisionismo eurocomunista en los países capitalistas, el proceso de socialdemocratización de los partidos comunistas y todas las formas de eclecticismo y de diversionismo ideológico con las que sectores oportunistas de ayer y de hoy pretendieron y pretenden sustituir la cosmovisión marxista-leninista.
El Partido del internacionalismo
Un aspecto principal del congreso fue la insistencia en el carácter internacionalista proletario del Partido y, en ese sentido, se discutieron y aprobaron distintas resoluciones entre las que se destaca la necesaria intensificación de la lucha en solidaridad con el pueblo palestino. Especialmente emotiva fue la aprobación de una resolución dedicada a destacar las aportaciones revolucionarias del Comandante Fidel Castro, al cumplirse un año de su fallecimiento, reiterando una vez más la firme solidaridad del comunismo español con la Revolución Socialista en nuestra querida y hermana Cuba.
Nuestro congreso reforzó finalmente los compromisos internacionalistas del Partido con el Movimiento Comunista Internacional, destacando la importancia de intensificar el trabajo en el marco de la Revista Comunista Internacional y de la Iniciativa Europea de Partidos Comunistas y Obreros, manteniendo una participación activa, siempre sobre la base de los principios del marxismo-leninismo, en cuantos espacios se manifiesta la cooperación entre los partidos comunistas y obreros de todos los países, como el Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, fortaleciendo las relaciones bilaterales y multilaterales del Partido. Se hace así honor a la imperecedera consigna proclamada en su día por los padres del marxismo: ¡proletarios de todos los países, uníos!
A los largo de las sesiones congresuales los delegados y delegadas contaron con las reflexiones de varios partidos comunistas presentes, destacando las intervenciones del Partido Comunista de Grecia, del Partido Comunista de Turquía y del Partido Comunista (Italia), que manifestaron puntos de vista plenamente compartidos por nuestro Partido y ratificaron la hermandad entre los comunistas de nuestros respectivos países. Con esa misma hermandad, fueron recibidos los saludos de los muchos partidos hermanos que desde distintas partes del mundo hicieron llegar su solidaridad al congreso. Entre ellos, el del Partido Comunista de México, cuya lectura puso en pie al plenario del Congreso.
Un paso al frente
En resumidas cuentas, el comunismo español ha dado un paso al frente en este congreso, lo que confirman las histéricas y grotescas reacciones de quienes renunciando a los principios emprendieron un camino sin retorno hacia el pantano oportunista, cogiéndose de la mano del partido eurocomunista español y vendiéndose al mejor postor en la palestra internacional, incluidos los partidos del PIE. Fotografías recientes que retratan con toda claridad a sus protagonistas, cuyas vergüenzas no se pueden tapar con una shapka.
Adelante camaradas, marchamos por el camino que traerá el futuro de vuelta.