Los casos judiciales, al igual que las operaciones policiales, no son importantes si no tienen un nombre digno de recordar. El “Caso Villarejo”, debe su nombre al principal imputado en el procedimiento por cohecho, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal que se sigue ante la Audiencia Nacional contra el Comisario de la Policía Nacional José Manuel Villarejo Pérez. Un caso paradigmático de eso que los parlamentarios denominan alegremente “Cloacas del Estado”.
Hablamos de un personaje que ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía cuando el franquismo se preparaba para dar sus últimos coletazos, repartiendo zarpazos sanguinarios. El por entonces joven Villarejo, destacó entre sus similares participando en diversas operaciones contra ETA y ascendió al Equipo de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de la Policía Nacional. Poco después comienza una brillante carrera empresarial. Según fuentes periodísticas, llegó a manejar hasta 46 empresas, prestando servicios como detective privado, hasta que el último Gobierno de Felipe González le recluta como agente encubierto.
Desde entonces, su protagonismo e influencia no dejan de crecer. Se le atribuye la autoría del Informe Véritas, centrado en el espionaje de jueces, periodistas y empresarios opuestos al poder del Señor “X”, se le relaciona con escabrosos asuntos de tráfico de armas, etc. Hasta que, ya entrado el nuevo siglo, aparece de nuevo relacionado con casos y operaciones importantes, de esos que llevan nombre: “Gurtel”, “Gao Ping”, “Operación Cataluña”, “pequeño Nicolás”, “Operación Tándem” …
Nuestro espía está de nuevo de moda. La flamante Ministra de Justicia, relacionada como otros muchos con Villarejo, es grabada llamando maricón a su compañero Marlaska y reconociendo haber participado en viajes en que algunos no tuvieron un comportamiento del todo ejemplar (ejem). Villarejo se atreve hasta con el mismísimo “Rey emérito” difundiendo secretos inconfesables de una de las muchas “amigas del Borbón”.
Todo el mundo sabe que estas cosas pasan hasta en las mejores… democracias, en las que en el Congreso se habla a diario de las “Cloacas del Estado”, como si tal cosa. El problema es que esas cloacas son parte estructural del edificio estatal. De nosotros depende hasta cuándo. Por ahora, quedamos a la espera de nuevas entregas de la saga Villarejo, que proponemos titular conforme al muy noble refranero español: “Cría cuervos que te sacarán los ojos”.