46 años después, siguen las cuentas pendientes con el Sahara

Y vuelta la burra al trigo. Parece mentira que después de más de 4 décadas la descolonización del Sahara siga siendo una cuenta pendiente para el mundo, pero especialmente para Marruecos y España. Desde que en 1963 el Sahara fue declarada por parte de la ONU como territorio no autónomo, pendiente de descolonización, el pueblo saharaui ha sufrido una agresión tras otra, con distintas intensidades y, por supuesto también, con distintos verdugos de todos los colores.

La historia del pueblo saharaui es una historia de lucha firme y defensa de su derecho a la independencia y de su libertad. Desde el reparto del mundo en la Conferencia de Berlín (1885) en la que los europeos sacaron la escuadra y el cartabón para marcar fronteras en su reparto de África, hasta cuando el territorio saharaui estaba considerado la provincia número 53 de España, la situación en el Sahara ha sido siempre insostenible.

En 1976 España llevó a cabo su salida del país saharaui, sacando todas sus estructuras y tropas del territorio, y abandonando toda responsabilidad sobre lo que en el país ocurriera tras su salida, y obviando sus tareas como potencia administradora. Tal es así que, ante los distintos ejercicios de agresión, invasión y amenazas por parte de Marruecos durante estas décadas, como la reciente invasión de la zona del Guerguerat (noviembre de 2020), la posición de ningún gobierno español ha sido la de tomar responsabilidad y actuar efectivamente sobre esta ocupación.

No obstante, todo esto es bien conocido entre la población española. La vinculación y la sensibilidad de nuestro país con nuestros vecinos saharuis es histórica y profunda, nuestra solidaridad y apoyo así lo demuestran año tras año. Una solidaridad que es de las buenas, de las inquebrantables, que ha sido persistente a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de España por hacer oídos sordos a la realidad de dominio y ocupación que sufren nuestros compañeros y compañeras saharauis.

El último hecho vinculado con la relación de España con el Sahara tiene que ver con la reciente postura asumida por el gobierno de nuestro país que contempla con buenos ojos que el Sahara pase a ser una provincia autónoma de Marruecos. El revuelo ha sido grande… después de tantas décadas en las que por un lado los distintos gobiernos españoles se tapaban los ojos, por otro lado, se fomentaban los lazos culturales y de solidaridad con los campamentos saharauis a través de múltiples vías. Después de tantos años, la solución propuesta no puede considerarse más que una irresponsabilidad por parte de este gobierno socialdemócrata cómplice de Marruecos.

Posicionarse con Marruecos es posicionarse contra el Sahara y a favor de su ocupación. Las manifestaciones de solidaridad se están multiplicando durante las últimas semanas de marzo y primeras de abril. La respuesta organizada a este ataque debe estar a la altura, firme por la libertad del pueblo saharaui.

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