En el mes de diciembre, distintos Partidos Comunistas y Obreros –entre ellos, el propio PCTE– acudieron al Encuentro Comunista Europeo celebrado en el Parlamento Europeo en Bruselas, a invitación de los eurodiputados del Partido Comunista de Grecia (KKE). La razón de este encuentro, más allá de reivindicar la figura de Lenin en el centenario de su fallecimiento, era responder a la oleada de anticomunismo y antisovietismo desde el corazón mismo de la Unión Europea, que ha abrazado la equiparación anticientífica del nazi-fascismo y el comunismo como su ideología oficial.
Un encuentro que intentó ser saboteado por todos los medios por varios diputados de ultraderecha, pertenecientes a los grupos Patriotas por Europa (encabezados por la Agrupación Nacional de Marine Le Pen) y Conservadores y Reformistas Europeos (encabezados por los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni), sin que al final consiguiesen sus propósitos.
Desde Nuevo Rumbo nos hacemos eco de la contribución del Partido Comunista de los Trabajadores de España a este Encuentro Comunista Europeo sobre «La Unión Europea de las guerras imperialistas, la explotación capitalista y el anticomunismo y la vigencia de la obra de Lenin Sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa».
Contribución del PCTE al Encuentro Comunista Europeo
En primer lugar, nos gustaría agradecer al KKE por su invitación y organización de este Encuentro Comunista Europeo en un contexto de grandes dificultades para la clase obrera europea y de aumento de las contradicciones entre el polo imperialista europeo y sus principales antagonistas.
La Unión Europea, desde su origen, bajo la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, ha servido fundamentalmente para defender los intereses de los monopolios europeos, especialmente los vinculados a los sectores estratégicos de sus países miembro.
Los países capitalistas de Europa, debido al aumento del prestigio y la influencia de la URSS tras la victoria contra el nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial, tuvieron la obligación de contrarrestar ideológica y políticamente al recién formado campo socialista.
La fundación de la Unión Europea se basó en la utilización multifacética de las herramientas que les brindaban sus Estados para garantizar el aumento de las ganancias de sus monopolios. El aumento de la explotación directa de la clase obrera (con el empeoramiento de sus condiciones laborales), las medidas indirectas (como la privatización, el aumento de impuestos al consumo y la reducción de impuestos al capital) o la promoción de las inversiones capitalistas en el extranjero son algunos de los ejemplos más paradigmáticos. De igual manera, frenar el avance del fantasma del comunismo, con la difusión del anticomunismo a distintos niveles, también ha sido parte integrante de esta UE.
Todas estas cuestiones son parte del desarrollo del sentido único de la Unión Europea. Todos nuestros países, sin excepción, llevan décadas sufriendo reformas laborales que facilitan el despido, intensifican la jornada de trabajo, restringen los derechos sindicales y en definitiva profundizan la extracción de plusvalía a nuestra clase. Igualmente, la UE promueve políticas antipopulares en todos sus Estados miembro, como el aumento de la edad de jubilación, la privatización de servicios públicos (como el transporte, la sanidad, la educación, etc.) o la disminución del gasto público. Sin ir más lejos, el consenso de los ministros de Finanzas del Eurogrupo respecto a las nuevas reglas fiscales consiste en una «postura fiscal contractiva» para 2025.
Del mismo modo, el anticomunismo continúa fortaleciéndose en la mayoría de los países de la UE. Propagan mitos anticomunistas y liberales respecto a la ideología comunista y la experiencia histórica de la construcción del socialismo en el siglo XX. También, la persecución y prohibición de los Partidos Comunistas es latente cada vez en más países. Desde el corazón político del anticomunismo, el Parlamento europeo, queremos transmitir nuestro más sincero apoyo internacionalista a todos los partidos amigos que luchan bajo estas duras condiciones: Polonia, República Checa, Ucrania, Letonia, etc.
El anticomunismo contemporáneo de la UE cumple una nueva función respecto al siglo pasado, en el contexto del incremento de los antagonismos interimperialistas: difamar a sus principales competidores. Igual que pasó en los contextos prebélicos del siglo XX, se difunde propaganda de guerra contra potencias en disputa como China y Rusia para justificar entre la población diversas acciones militares y económicas contra estas. Del mismo modo, se aprovecha para vincular a estos países con su pasado comunista, difundiendo una nueva forma de anticomunismo.
Toda esta experiencia acumulada demuestra la validez de las reflexiones magistralmente sintetizadas por Lenin en su obra La consigna de los Estados Unidos de Europa. Según Lenin, «desde el punto de vista de las condiciones económicas del imperialismo, es decir, de la exportación de capitales y del reparto del mundo por las potencias coloniales “avanzadas” y “civilizadas”, los Estados Unidos de Europa, bajo el capitalismo, son imposibles o son reaccionarios».
En definitiva, la unión de estados capitalistas en Europa, y en cualquier parte del mundo, en el caso de ser posible, sólo puede ser antiobrera y antipopular, es decir, reaccionaria. La reflexión desarrollada en La consigna de los Estados Unidos de Europa conecta perfectamente con otro elemento leninista que se sitúa en la obra El imperialismo, fase superior del capitalismo. El capitalismo monopolista, con su respectiva base económica cada vez más concentrada y centralizada, sólo puede tender a la reacción, y no a la democracia, a nivel político y social. No es casual que en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, así como en otras elecciones nacionales en los países miembros de la UE, se esté dando un crecimiento significativo de organizaciones nacionalistas y xenófobas.
Desde nuestro punto de vista, todo lo expuesto hasta ahora merece una pequeña aclaración. La vigencia de los elementos de la teoría leninista que acabamos de señalar no sólo corresponden con la realidad europea. Nuestro partido considera que cualquier unión entre países capitalistas, en el contexto del capitalismo monopolista, sólo puede resultar en una unión reaccionaria. Sólo puede constituirse en contra de la clase obrera y los pueblos, independientemente de su ubicación geográfica y del color del Gobierno burgués de turno. Esta es la razón por la cual los partidos con fuertes principios internacionalistas proletarios, guiados por el marxismo-leninismo, estamos desarrollando grandes luchas contra nuestras respectivas uniones imperialistas en todas las regiones del mundo.
En el caso del PCTE, la lucha contra la Unión Europea, la OTAN y la guerra imperialista son parte indisoluble de nuestra intervención política contemporánea entre la clase obrera. Nuestro partido no sólo lleva a cabo la denuncia de la UE y la OTAN en periodo de elecciones europeas, sino que también lo lleva a cabo en el día a día. En el curso de la lucha de clases, nuestro partido vincula muchas de las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera con el carácter imperialista de la UE. Cosas como el retraso en la edad de jubilación, la privatización de servicios públicos, las contrarreformas laborales y un largo etcétera tienen una vinculación directa con las directivas de la Unión Europea. Así lo tratamos de difundir entre nuestra clase.
Igualmente, nuestro partido realiza movilizaciones contra la guerra imperialista (como la de Ucrania o la masacre contra el pueblo palestino) y contra la OTAN, como fue el caso de la gran movilización contra la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en el verano de 2022. Además, nuestro Partido está empezando a articular el movimiento antiimperialista en nuestro país con la constitución de los Comités de Solidaridad entre los Pueblos y por la Paz (CosPaz).
Para terminar, consideramos que existe otro elemento de suma importancia en la evaluación leninista de las uniones imperialistas. Lenin expresa muy acertadamente con su consigna que los Estados Unidos de Europa o bien son reaccionarios o bien son imposibles. Consideramos esto último porque expresa muy bien otro elemento constitutivo de las uniones imperialistas: la unidad y lucha.
En el seno de las uniones imperialistas, y más específicamente en la UE, fruto de la inevitable competencia capitalista, los países también desarrollan intereses contrapuestos en base a diferentes contradicciones y antagonismos. Algunos monopolios generan y desarrollan fricciones con los monopolios de otros países.
A lo largo de la historia de la UE hemos visto diversos ejemplos. Ejemplos vinculados a las diferentes visiones en torno a las políticas fiscales, a los fondos financieros de la UE, a la política exterior y de defensa (como con la cuestión del Euroejército o el papel de la UE en diferentes guerras), a las subvenciones a determinadas industrias (energética o agraria, entre otros), etc. El caso del Brexit es otro importante ejemplo de este mismo fenómeno.
A modo de conclusión, nuestro Partido considera que el análisis de Lenin sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa sigue vigente en su totalidad. Consideramos necesario llevar a cabo una política estratégica en contra de todas las uniones imperialistas en general y en específico contra la UE. Del mismo modo, vemos necesario tener en cuenta que las uniones imperialistas no son eternas y que en su seno se desarrollan constantemente nuevas contradicciones que desembocan en nuevos antagonismos. Por lo tanto, nuestros partidos también han de seguir de cerca estos desarrollos dialécticos, de cara a llevar una acertada táctica que no exonere ningún poder burgués y ponga en el centro de la política comunista la lucha por el poder obrero.