Durante años, multinacionales como Amazon y Starbucks se vanagloriaron de ser un remanso de paz social. La combinación de una rápida rotación de mano de obra, durísima represión sindical y, en el caso de Starbucks, centros de trabajo pequeños, permitía a estos dos gigantes mantener salarios bajos y malas condiciones laborales sin conflictividad social. Pero eso ya no es así. Desde hace algunos años, los trabajadores de ambas empresas en EE.UU. se han ido organizando en sindicatos que cada vez tienen más capacidad de presión. Estas navidades, los obreros estadounidenses han echado un pulso a sus patrones convocando huelgas.
En Starbucks los trabajadores han convocado paros para reivindicar subidas salariales y mejoras en horarios y otras condiciones laborales tras infructuosas negociaciones con la empresa. La propuesta de subida salarial de la cadena de cafeterías es de 2,5 %, lo que, en palabras del sindicato Starbucks Workers United, «no es nada, equivale a una bebida de Starbucks a la semana». La huelga, que comenzó en algunas cafeterías, se extendió el 24 de diciembre, en la víspera de Navidad, a más de 300 cafeterías. De esta manera se convirtió en el paro más grande que ha afectado a la cadena de cafeterías. Pero el sindicato sabe que esto no es más que el principio. Según afirmaban en su cuenta de X, «estas huelgas por prácticas laborales injustas son una demostración inicial de fuerza, y apenas estamos empezando. Seguiremos luchando hasta que Starbucks nos presente una oferta económica seria».
Las movilizaciones en Amazon también se están dando para exigir mejoras salariales y laborales. La empresa de Jeff Bezos es uno de los nuevos símbolos de la moderna esclavitud asalariada por sus excepcionalmente duras condiciones de trabajo. Los trabajadores de la empresa de comercio digital han dicho basta: el pasado 21 de diciembre los trabajadores de los almacenes y los camioneros del sistema de paquetería, afiliados al Amazon Labour Union, convocaban la mayor huelga en la historia de la empresa. El objetivo: obligarla a sentarse a la mesa de negociación para subir salarios y mejorar las condiciones de trabajo. Connor Spencer, presidente del sindicato del almacén de Staten Island (Nueva York), resumía en un post en X el estado de ánimo de la plantilla afirmando: «Estos últimos días han sido unos de los más increíbles de mi vida. He estado en huelga, luchando codo con codo con mis hermanos y hermanas en medio del frío abrasador para conseguir un mundo mejor. Amazon va a participar, le guste o no. ¡Nuestro movimiento es imparable!».