40 años de CJC

Los Colectivos de Jóvenes Comunistas cumplen este mes cuarenta años de vida y hay que celebrarlo. El 25 de enero hay una magnífica ocasión para hacerlo en el festival que los CJC han organizado en Madrid, pero hasta que llegue ese día es bueno ir situando algunas reflexiones.

No es fácil llegar a los 40 años de existencia para una organización juvenil. En lo concreto, desde aquel enero de 1985 han sido varias las ocasiones en que la supervivencia de los CJC ha estado en riesgo, por causas propias o inducidas. La desaparición del campo socialista europeo, las crisis partidarias, la introducción de tesis político-ideológicas nocivas y disolventes o la dudosa elección de dirigentes en determinados momentos clave generaron situaciones complejas, incluso reveses serios, pero no lograron terminar con la organización, si acaso la curtieron y la templaron hasta convertirla en la principal organización juvenil comunista de nuestro país.

De todos es sabido que el principal problema al que se enfrentan las organizaciones juveniles de cualquier tipo es de carácter biológico: la edad no perdona a sus militantes. Sin una continuidad militante organizada, sin un Partido en el que poder seguir desarrollando trabajo político organizado una vez superada cierta edad, queda el abismo, que no es otra cosa que ofrecer todo lo aprendido en la Juventud Comunista al mejor postor o abandonar la militancia.

Miles de jóvenes han pasado por los CJC en estos cuarenta años y la mayoría de dirigentes del PCTE se formaron en sus filas. Las sucesivas promociones han ido aportando, en cada momento y en las más diversas condiciones, nuevos cuadros con experiencia de lucha, de dirección política y de lo que significa ser comunista, que es un aprendizaje sumamente difícil y que exige muchos años. También ha habido muchos casos de abandonos, de traiciones y de quienes decidieron que el paso a una nueva franja de edad era incompatible con ser comunista. Incluso hay quienes, desvinculados completamente de la militancia y olvidadizos de la razón de ser de los CJC, proponen reuniones de viejos colegas para conmemorar no se sabe muy bien qué mientras se cuentan batallitas de no se sabe muy bien cuándo.

No se puede entender al PCTE sin los CJC, igual que no se puede entender a los CJC sin el PCTE. Por eso no enfocamos el 40 aniversario desde la nostalgia, sino desde la reafirmación de la absoluta necesidad de herramientas organizativas de la clase obrera que permitan no solamente luchar en buenas condiciones, sino sobre todo señalar un horizonte hacia el que dirigir todas las luchas, que no es otro que el derrocamiento revolucionario del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo.

En este aniversario, nuestro reconocimiento es a quienes están y a quienes van a seguir estando, a quienes estuvieron y siguen estando, y a quienes la vida nos arrebató antes de tiempo. Un reconocimiento que va indisolublemente unido a un compromiso: el de seguir soñando, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.

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