Carlos Ojeda Falcón (PCV): «La clase trabajadora en Venezuela tiene sus propios intereses, y no se corresponden con el programa del Gobierno del PSUV ni con el que levantan los partidos de la derecha tradicional».

Carlos Ojeda Falcón es miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, reelegido en el XVI Congreso Nacional en noviembre de 2022. También es Secretario Nacional de Ideología del Comité Central y actual Director General del Instituto de Altos Estudios Bolívar-Marx (IAEBM). Desde Nuevo Rumbo hemos tenido la oportunidad de charlar con él sobre los últimos sucesos en Venezuela.

NR: En primer lugar, gracias por atender a los lectores de Nuevo Rumbo. Para poner en contexto a quienes están leyendo esta entrevista, ¿nos podrías comentar en qué momento político se encuentra hoy en día Venezuela? ¿A qué dificultades tienen que hacer frente el pueblo y la clase obrera?

C. O.: Enfrentamos una compleja situación de incertidumbres, con una pérdida creciente de credibilidad en las instituciones públicas del Estado venezolano, producto de la actuación irresponsable del poder electoral, que hasta la fecha no ha publicado los resultados de escrutinio desagregados mesa por mesa y no ha realizado las auditorías de control posterior previstas en la legislación electoral. Ambos hechos objetivos crean en la subjetividad del pueblo dudas razonables sobre la legitimidad de los resultados anunciados por el órgano electoral el pasado 28 de julio, toda vez que por ahora estos no son verificables.

En este escenario, las competencias del poder electoral las ha venido ejerciendo ilegalmente la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, que ha ratificado mediante sentencia la supuesta victoria electoral de Nicolás Maduro. Es decir, toda la voluntad popular ejercida masivamente por el pueblo el pasado 28 de julio ha sido conculcada por la voluntad judicial de cinco magistrados, sin duda un hecho muy grave que profundizará la crisis política, institucional y social en nuestro país.

A esto se le suma la detención masiva de más de 2.000 venezolanos que, tras la actuación irresponsable de las autoridades electorales y judiciales, manifestaron su protesta en la calle y en la actualidad continúan privados de libertad y sin garantías a sus derechos humanos fundamentales. Esta es la situación actual.

La clase obrera venezolana sufre el mayor impacto de la crisis, toda vez que los salarios fueron destruidos por el Gobierno como basamento esencial de una política económica de corte neoliberal que beneficia ampliamente la acumulación de capital especulativo y parasitario burgués, con predominio en las relaciones sociales de producción capitalista, dependientes y rentistas venezolanas que sirven al imperialismo y mantienen en estado de postración las fuerzas productivas nacionales.

NR: Ahora que conocemos mejor el contexto político, ¿hasta qué punto tiene responsabilidad el Gobierno del PSUV en esta situación y cuál es su papel en la actualidad?

C. O.: La responsabilidad es compartida entre los dos bloques burgueses de la polarización política. La derecha tradicional, con su errática política de presión internacional y sanciones extranjeras, que solo sirve para que el bloque burgués en el poder justifique su ajuste antipopular y la feroz represión contra la clase obrera. Pero, en particular, el Gobierno del PSUV personifica la negación de todo cuanto justificó y sirvió de impulso al proyecto político original de carácter popular liderado por Chávez. Es decir, se ha completado una especie de giro en contrario a las agujas de reloj de 180° donde el PSUV-Gobierno ha devenido en instrumento de destrucción de su propio proyecto político original plasmado en la Constitución de 1999. Son ellos los responsables directos de la involución del proceso de cambios que durante años contó con un amplio apoyo popular.

NR: La prensa de nuestro país principalmente se hace eco de los opositores a la derecha del Gobierno; sin embargo, sabemos que el Gobierno venezolano ilegaliza a partidos opositores, incluyendo a varios partidos y organizaciones del campo obrero y popular. ¿Podéis ampliar la información en este sentido?

C. O.: En Venezuela, los principios constitucionales que orientan el propósito de construir un Estado social de derecho y de justicia, basado en el ejercicio pleno y corresponsable de la democracia participativa y protagónica han sido desmontados, de ahí la ausencia desde hace más de una década de elecciones por la base en el seno de las organizaciones sociales del pueblo, llegando a la autoritaria realidad en la que la vida orgánica de los partidos políticos es intervenida por acción del poder judicial con el propósito de dividirlos, someterlos y subordinarlos al interés de la élite gubernamental. Perversa práctica que ha tocado a partidos políticos que comprenden el espectro ideológico que va desde la derecha opositora hasta el Partido Comunista de Venezuela (PCV).

No obstante, nuestro partido mantiene toda su estructura nacional en funcionamiento apegado a los principios leninistas de organización y en estricta observancia de Estatutos vigentes, en cuyo marco realizamos la reciente XVI Conferencia Nacional. El verdadero PCV no pudo ser aislado mediante la sucia e ilegal maniobra política instrumentada desde el poder judicial. La existencia de una verdadera organización comunista jamás estará en dependencia de la legalidad de un Estado burgués.

NR: Los ataques hacia el PCV produjeron mucho eco dentro del movimiento comunista internacional. Nuestro partido ha prestado su voz en defensa de vuestro partido y vuestros militantes. ¿En qué situación se encuentran actualmente?

C. O.: Nuestro partido resiste e impulsa la línea política trazada por sus organismos. El PCV enfrenta en la práctica a un Gobierno que ha ordenado por vía judicial su usurpación y secuestro para entregárselo a un grupo de malhechores políticos y, así, asegurar en lo táctico-coyuntural el apoyo a la candidatura presidencial de Nicolás Maduro y, en lo estratégico, privar a la clase obrera de su derecho a la organización política legal. Una innovadora práctica de tipo anticomunista propia de un Gobierno reaccionario que sirve al imperialismo y sus patrones burgueses.

En este contexto, trabajamos por nuestra defensa legal, la preservación de nuestros cuadros y activos, al tiempo de neutralizar la acción aislacionista pretendida por el Gobierno-PSUV cuyo fin es limitar o anular nuestro activismo político. No lo han logrado y no lo podrán lograr.

NR: Como decíamos anteriormente, en España la actualidad venezolana ocupa multitud de minutos en los telediarios de todos los medios de información que, por un lado, critican al Gobierno y, por otro, ensalzan el papel de la oposición. ¿Qué le diríais a un trabajador o una trabajadora española que recibe esta información diariamente?

C. O.: Los medios de comunicación en España, como en la mayoría de los países capitalistas, manipulan la información en beneficio de sus aliados políticos en Venezuela, que son los partidos que conforman el polo de la burguesía tradicional. Sabemos también que en el campo de sectores progresistas y de izquierdas se hace lo contrario: tiende a reproducirse la narrativa gubernamental cargada de un falso discurso revolucionario y antiimperialista, con el que se pretende justificar las atrocidades que comete este otro polo burgués, contra los derechos laborales y las libertades democráticas de la clase trabajadora venezolana.

Lo que queremos expresarle a la clase trabajadora de España es que eviten caer en este juego miope de la falsa polarización política, que busca ocultar el carácter de clase de las fuerzas políticas que se disputan el poder en Venezuela, y conducir al pueblo al callejón sin salida de tener que elegir entre uno u otro polo burgués.

La clase trabajadora en Venezuela tiene sus propios intereses, y no se corresponden con el programa que impulsa el Gobierno del PSUV, ni con el que levantan los partidos de la derecha tradicional. Desde el año 2020, que se hizo evidente el pacto de élites entre los empresarios de estos dos grandes bloques políticos, quedó demostrado el carácter irreconciliable de los intereses de la clase trabajadora venezolana con estos dos polos reaccionarios.

De ahí la política del PCV de construir, junto con otras fuerzas revolucionarias del país, una alternativa política desde el campo obrero y popular a los dos bloques burgueses hegemónicos. Este proceso de acumulación de fuerza no es solo invisibilizado por los grandes medios de comunicación, Gobiernos capitalistas y partidos reaccionarios en el mundo; también es objeto de una feroz persecución por parte del Gobierno venezolano a lo interno del país.

Creemos que los partidos comunistas y el movimiento obrero a nivel mundial deberían apoyar a la clase trabajadora venezolana en su lucha por construir una fuerza alternativa independiente a los dos polos burgueses, expresando su solidaridad y condenando los sistemáticos ataques a sus derechos políticos y democráticos.

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