OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell: la concentración del capital en el sector financiero español

El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), que representa la segunda entidad bancaria más valiosa en España por volumen de activos, está a las puertas de consumar su compra, a través de una oferta pública de adquisición de acciones (OPA), del Banco Sabadell. Este, con casi 150 años de historia, ostenta actualmente el cuarto puesto en la lista española de bancos por valor de capital.

Esta operación, que está pendiente de ser ratificada por el accionariado del Banco Sabadell, convertiría a la empresa resultante de dicha OPA en el banco con más activos financieros provenientes de España, con un total de 613.695 millones de euros. Un 4,76 % más de recursos radicados en España que CaixaBank, actual entidad con más capital en nuestro país. Aun así, este nuevo gran monopolio no llegaría a acumular más que un tercio de toda la riqueza del Banco Santander, que se sitúa como una de las cinco entidades bancarias más relevantes en Europa debido a su gran cantidad de activos financieros fuera de nuestro país.

El Banco de España cifra en más de 2.100 las entidades bancarias que han llegado a fundarse en territorio español desde la segunda mitad del siglo XIX. Actualmente, dice tener registro de 243 entidades. Cuatro de ellas (Banco Santander, BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell) atesoran, según señalaba la Asociación Española de Banca en el año 2020, más del 70 % de los activos en España, y se sitúan, así, entre los 100 bancos más grandes del mundo.

El proceso de concentración de capitales en el sector financiero se viene produciendo desde hace décadas, pero la crisis económica de 2008 propició la tormenta perfecta: decenas de cajas de ahorro estaban al borde de la quiebra y casi la totalidad decidieron desarrollar procesos de fusión entre ellas. Esperaban generar una cuota mayor de mercado para mantener a flote sus correspondientes entidades. Creían que las fusiones paliarían años de fraudes y mala gestión de los partidos políticos capitalistas. Muchos de ellos tuvieron un importante control sobre las cajas de ahorro públicas debido a su participación en las cúpulas de dichas entidades. La fusión de las cajas de ahorro fue una pera en dulce para las grandes entidades bancarias. Seis cajas acabaron formando parte del BBVA (Caixa Sabadell, Terrasa, Manlleu, Catalunya, Tarragona y Manresa), siete dieron lugar a CaixaBank (Caixa Girona, Sol, Guadalajara, Navarra, Burgos, Canarias y la propia La Caixa, matriz de la entidad) y once cajas propician la creación de Bankia (Caja Madrid, Ávila, Segovia, Rioja, Laietana, Insular Canarias, Murcia, Penedés, Granada, Sa Nostra y Bancaja).

Uno de los casos más destacados de concentración bancaria fue el del PSOE de Felipe González, al unificar en la década de los años 90 varias entidades bancarias públicas y crear así el gran holding bancario público Argentaria. En menos de nueve años, el Gobierno de González privatizó Argentaria y la vendió al Banco Bilbao Vizcaya. Otro es el caso en el que el Banco Santander acabó haciéndose con Banesto, una de las cinco entidades bancarias más importantes de España. La operación se desarrolló tras notables casos de corrupción que llevaron al encarcelamiento de su director, Mario Conde. Durante el proceso se produjo la intervención de Banesto por parte del Banco de España y el intento de absorción del BBV. Sin embargo, fue la entidad del entonces presidente Emilio Botín la que prosperó en esta operación.

Los últimos procesos relevantes de concentración de capitales bancarios en España han sido la compra por parte del Santander del Banco Popular por un euro y la fusión de CaixaBank y Bankia tras el rescate de esta última entidad por parte del Estado. A finales de 2024 o principios de 2025 se confirmará si finalmente el sector bancario español da un paso más en este proceso de concentración capitalista, algo que dependerá, básicamente, de si los accionistas del Banco Sabadell aceptan el canje de 4,83 acciones de su entidad a cambio de 1 acción del BBVA. Suceso altamente probable, pues 187 accionistas del BBVA son también copropietarios de 21,17 % de las acciones del Banco Sabadell. Vangard Group, BlackRock, Norges Bank, Crédit Agricole Group y JP Morgan Chase & Co son algunos de los fondos de inversión más poderosos del mundo y con participación accionarial en ambas entidades. Sin embargo, la caída de más de un 15 % en los títulos del BBVA y el aumento de los del Sabadell en un 7 % hacen cada vez menos atractivo para el accionariado este intercambio. De hecho, esa es la motivación que esconden diversos accionistas del Sabadell que se han asociado para dificultar la OPA en estos términos. Provenientes de la burguesía industrial catalana, han ido ascendiendo y adquiriendo poder en la pirámide imperialista gracias a los procesos de concentración de capital. Han pasado de ser cabeza de ratón a cola de león. Antes tenían un mayor control de pequeñas y medianas empresas y han pasado a ser accionistas de segundo o tercer nivel en grandes monopolios como el que podría resultar de esta operación. Por ello, intentarán sumarse a este nuevo monopolio en las mejores condiciones posibles pidiendo el precio más elevado que puedan por sus acciones.

Ante una adquisición de gran calado como esta, el Banco Central Europeo ha dado su visto bueno. Sin embargo, el Gobierno de España ha trasladado a través del ministro de Economía su preocupación por la «concentración e impacto de una posible reducción de la competencia de manera efectiva». Dado que es el Parlamento quien elige a los miembros de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) a propuesta del citado ministro, y siendo la CNMC la entidad competente en España para ratificar o hacer decaer la OPA del BBVA, observaremos en los próximos meses un ejercicio de hipocresía más por parte del Gobierno socialdemócrata al aprobar esta OPA plegándose a la Unión Europea y a los monopolios que la dirigen en contra de los intereses de la clase obrera.

Una clase obrera que se verá gravemente afectada por este proceso dado que, al concentrarse el sector bancario en la UE, va a resultar más sencillo dinamizar las habituales injerencias de los lobbies de este sector sobre la política pública en los Estados miembro. A nivel nacional, la ausencia de competencia provocará un abuso aún mayor por parte de las entidades financieras a través de los intereses y tasas derivadas del uso de tarjetas de crédito, préstamos, hipotecas, etc. Además, una futura crisis económica con tan pocas y grandes entidades podría limitar el dinero disponible de los bancos, dificultando enormemente la liquidez de las familias o la disposición de sus ahorros. Sin embargo, los primeros damnificados dentro de la clase obrera serían los trabajadores y usuarios tanto del BBVA como del Sabadell. Se habla de unos 5.000 despidos directos y el cierre de 500 oficinas. Estas cifras dejarían, desde la reestructuración del sector bancario español en 2008, un total de 18.000 despidos y el cierre de 4.000 sucursales en todo el país. En definitiva, un proceso que, como tantos otros, en nada beneficiará a la clase obrera y en el que se va a dirimir, únicamente, qué parte o sector de los capitalistas financieros sale ganando más –que no perdiendo, claro–, si los de una entidad o los de otra. La misma disputa de siempre, con las mismas reglas, los mismos ganadores y los mismos perdedores. Ya va siendo hora de poner nuestras necesidades y prioridades como clase encima de la mesa.

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