La fecha del 3 de marzo de 2019, coincidiendo con la clausura del X Congreso de los Colectivos de Jóvenes Comunistas, suponía un punto de inflexión en el comunismo español. No por aquel Congreso, que continuaba un proceso iniciado ya varios años atrás de consolidación y crecimiento sostenido de la Juventud Comunista. Aquel día veía nacer la sigla PCTE, el Partido Comunista de los Trabajadores de España. Hoy, cinco años después, echamos la vista atrás al pasado reciente para hacer balance, continuar y profundizar en los aciertos y aprender de los errores y «cambiar todo lo que debe ser cambiado», como dijo Fidel, para mirar al futuro con decisión, confianza y un alto sentido de la responsabilidad, en estos tiempos convulsos en los que suenan tambores de guerra y el imperialismo se muestra en toda su crudeza, con funestas consecuencias palpables y aún peores previsiones.
El 3 de marzo de 2019 se abría una nueva etapa tras casi dos años de dedicar una considerable cantidad de esfuerzos a superar la crisis derivada de la fractura en el seno del PCPE. Las y los comunistas consecuentes con el desarrollo de un partido comunista a la altura de las exigencias de nuestros tiempos se habían visto obligados, en abril de 2017, a decir «basta» frente a aquellos que vivían cómodos en la marginalidad, que pretendían hacer pasar por marxismo-leninismo el diversionismo y eclecticismo ideológico, que concebían la crítica y la autocrítica como un mero formalismo, que no veían necesario que el partido aumentase su influencia y creciese principalmente entre la clase obrera, que no veían imprescindible volcarse con decisión hacia el movimiento obrero y sindical y redoblar el trabajo de masas. Pero el 3 de marzo de 2019 nacía el PCTE; un partido decidido a dejar atrás las batallas fútiles y soltar lastre, a atacar todas las deficiencias y carencias enquistadas durante años y a empezar a construir un partido que se tomase completamente en serio el objetivo de organizar a la clase obrera y conducirla hacia la toma del poder y la construcción de la sociedad socialista-comunista.
En estos cinco años, hemos ido confrontando nuestro proyecto con la realidad, y de ese honesto proceso hemos extraído muchas conclusiones valiosas. Hemos cosechado importantes avances y hemos comprobado con paciencia y una férrea autocrítica el peso que ejercen algunas inercias y dinámicas heredadas, lo difícil y necesario que es deshacerse de los vicios legados por el eurocomunismo y que permearon al interior del PCPE, un partido que atravesó numerosas vicisitudes desde su creación en enero de 1984. La consigna central que nos guio tras la ruptura en 2017 continuó desde el propio marzo de 2019 y nos acompaña aún hoy: la «bolchevización». Tomando como ejemplo la construcción del partido emprendida por los bolcheviques, nos dedicamos a identificar y tratar de resolver todas aquellas carencias y deficiencias que impedían e impiden al partido avanzar todo lo que hace falta.
Sirva un repaso cronológico para recordar el trabajo del partido en este pasado lustro. Si el 3 de marzo nacía, las semanas siguientes realizábamos una intensa campaña de presentación del partido, de explicación de qué era el PCTE, de dónde veníamos y qué objetivos teníamos. Una campaña que se entremezcló con la campaña electoral a las elecciones generales del 28 de abril. Una sigla nueva en el comunismo español podía desconcertar a algunos, pero quisimos explicar pacientemente que «venimos de lejos» –como decíamos en el spot electoral–, que no se pretendía ahondar en la división, sino establecer por fin con firmeza las bases de un partido que saliera de la marginalidad y se propusiera, de verdad, ser el partido que la clase obrera haga suyo para organizar la revolución socialista en España.
Menos de un año después, en enero de 2020, echó a andar el Gobierno de coalición, y desde el primer día insistimos en no considerar amigo a un Gobierno comprometido con el desarrollo del capitalismo español, las políticas antiobreras y antipopulares de la UE y los planes imperialistas de la OTAN.
Con la durísima situación ocasionada por la pandemia de la covid-19, la actividad del partido no cesó, sino que continuó y se intensificó, en semanas en que la clase obrera era enviada al trabajo para continuar engrasando la rueda del capital, por encima del cuidado de la salud. Lanzábamos una consigna clara, que nos sigue guiando hoy y nos guiará siempre: «luchar en todas las condiciones». Denunciamos que las políticas del Gobierno sí estaban dejando atrás a muchos y muchas, pese a la propaganda. Denunciamos que las medidas anunciadas a bombo y platillo como «escudo social» iban encaminadas, en última instancia, a salvaguardar los beneficios de los grandes capitalistas. Denunciamos que, pese a las buenas palabras, no se pusieron todos los recursos de la sanidad privada al servicio de la pública para proteger la salud de la mayoría trabajadora. Denunciamos que la crisis económica era catalizada y acelerada por la pandemia, no causada por ella, como rezaba el discurso dominante; diversos indicadores macroeconómicos en todo el mundo venían marcando una tendencia hacia la recesión, y así llevábamos meses señalándolo en nuestros análisis. Durante los peores momentos de la pandemia, en las diferentes olas, denunciamos el carácter de las medidas que se tomaban, dirigidas siempre a no detener la producción y los beneficios; primero, a sostener el nivel de consumo (mediante diferentes bonos y ayudas) y, segundo, más recientemente, a reactivar la buena marcha de las empresas que sobrevivieran, profundizando en la flexiseguridad promovida por la UE, en el trabajo a demanda, para facilitarles a los capitalistas una extracción de la plusvalía más ventajosa.
En septiembre de 2021, ante el ataque de las eléctricas a nuestros bolsillos, nuestro partido no se quedaba de brazos cruzados y promovía movilizaciones contra «el tarifazo» en la mayoría de capitales de provincia. Una llamada a recuperar la protesta y la lucha en las calles frente al discurso que consideraba al Gobierno de coalición «amigo» de las y los trabajadores y, por tanto, veía conveniente no protestar para «no hacerle el juego a la derecha». Las facturas causaban estragos en el bolsillo, pero la paz social se iba consolidando como un fetiche.
Poco después, en noviembre, celebrábamos el Congreso del Centenario, de una importancia capital. No sólo por conmemorar los cien años desde la creación del Partido Comunista de España como Sección Española de la Internacional Comunista, por celebrar la valentía y audacia de aquellos «cien niños», sino porque el PCTE aprobaba el Manifiesto-Programa, un documento ampliamente debatido y elaborado por cientos de militantes comunistas, tanto del Partido como de la Juventud. Ese documento suplía una carencia de décadas del comunismo en España: por fin disponíamos de un documento estratégico que expusiera un análisis científico del capitalismo español y, sobre todo, marcase el camino para la construcción del socialismo-comunismo en nuestro país.
En febrero de 2022, y de forma ininterrumpida durante los dos años transcurridos hasta hoy, denunciamos la guerra iniciada en Ucrania como una guerra imperialista, producto de unas tensiones entre las principales potencias mundiales que llevaban años escalando y de las cuales veníamos advirtiendo en diversos análisis internos y posicionamientos públicos. En mayo de ese año, convencidos del significado del internacionalismo proletario, celebramos en Madrid un acto contra la guerra imperialista junto con el Partido Comunista de Grecia (KKE) y el Partido Comunista de Turquía (TKP). Poco después, a finales de junio, participamos en la manifestación contra la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid. Vimos una pirueta injustificable de quienes, formando parte del Gobierno que ejercía de anfitrión, se pronunciaron en contra de la cumbre e incluso asistieron a la manifestación.
Durante todo el 2023 llevamos a cabo una campaña para denunciar el aumento de la carestía de la vida y el estancamiento de los salarios, explicando los verdaderos motivos y señalando a los culpables. Entre tanta propaganda gubernamental, lo cierto es que la precariedad y la pérdida de poder adquisitivo se han cronificado en la inmensa mayoría de la población.
En febrero de 2023 denunciamos la traición del Gobierno al pueblo saharaui, al aceptar Pedro Sánchez la propuesta de autonomía para el Sáhara Occidental que impulsa Marruecos. Como en tantras otras ocasiones, en quienes criticaron esa postura como exclusiva del PSOE y pretendieron desmarcarse sólo vemos el mayor de los cinismos, pues siguieron y siguen formando parte del Gobierno. De un pueblo cuyos derechos son vulnerados cada día a otro que sufre un apartheid; desde octubre de 2023 hasta hoy hemos denunciado por todas las vías posibles el genocidio que está cometiendo el Estado sionista contra el pueblo palestino y la implicación del Gobierno de coalición, su hipocresía y calculada ambivalencia, al exigir públicamente una solución y criticar a Netanyahu mientras vende armas a Israel y alimenta la escalada de las tensiones en la región.
Nuestro compromiso inquebrantable con el internacionalismo proletario y nuestra voluntad de recuperar un centro de mando único para todos los partidos comunistas nos han llevado a dedicar notables esfuerzos al trabajo en el ámbito internacional en estos cinco años. A nivel mundial, por una parte, participando como miembros del Consejo de la Revista Comunista Internacional, publicación periódica que desarrolla análisis desde el marxismo-leninismo con contribuciones de distintos partidos. Por otra parte, con nuestra participación en todos los Encuentros Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) celebrados durante estos cinco años.
A nivel europeo, hemos sido miembros activos de la Iniciativa de Partidos Comunistas y Obreros (ICE), fundada en 2013, que hace unos meses cesó su actividad por las diferencias irresolubles existentes entre algunos de sus partidos miembro en torno al análisis del imperialismo, diferencias que venían observándose desde hacía años pero que se exacerbaron a raíz de la guerra de Ucrania y terminaron por llevar a la ICE a su disolución, ante la imposibilidad de continuar su actividad con unos mínimos consensos. Participamos, después, en la creación de la Acción Comunista Europea, el nuevo espacio de coordinación fundado por los partidos de la ICE que se mantuvieron consecuentes con el análisis leninista del imperialismo y con la lucha contra todos los monopolios de sus respectivos países y todas las alianzas interestatales que forman los Gobiernos que los defienden. En la ACE el PCTE es miembro del Secretariado.
En nuestro trabajo internacional mantenemos, además, relaciones bilaterales y multilaterales con otros partidos comunistas y obreros, principalmente de Europa y de Latinoamérica. Dos delegaciones del PCTE realizaron sendas visitas en 2022 y 2023 a Grecia y Turquía, respectivamente, para conocer de primera mano el trabajo del KKE y del TKP y avanzar en el reforzamiento del polo marxista-leninista a nivel internacional. Y en noviembre de 2023 invitamos a camaradas del Partido Comunista de Venezuela a una gira con paradas en Madrid y Barcelona para explicar y denunciar el proceso de persecución e ilegalización del PCV que trata de llevar a cabo el Gobierno de Nicolás Maduro.
En definitiva, desde que existe el PCTE, hemos tratado de desvelar el contenido y el alcance de las medidas de los distintos Gobiernos socialdemócratas, primero del PSOE en solitario y más tarde de los Gobiernos de coalición; hemos tratado de combatir la paz social a la que se han entregado las principales organizaciones sindicales del país y de promover un sindicalismo de clase, independiente y combativo; hemos denunciado la implicación del Gobierno español en los planes imperialistas; hemos tratado de contribuir al desarrollo del internacionalismo proletario participando en todos los espacios del movimiento comunista internacional y tejiendo relaciones bilaterales y multilaterales con distintos partidos comunistas y obreros.
A medio y largo plazo tenemos por delante numerosos retos, puesto que queremos volver a ser el Partido, con mayúsculas, ese que sin nombrarlo todo el mundo conoce. No obstante, algunos ámbitos de trabajo requieren grandes avances en lo inmediato, y ahí está depositando el conjunto de la militancia buena parte de sus esfuerzos. Por una parte, la organización de las mujeres trabajadoras por sus derechos, necesidades y reivindicaciones, que debe llevar su propia agenda, independiente de autodenominados «gobiernos feministas» que de ninguna manera atacan las causas que engendran y perpetúan la situación de desigualdad y opresión que sufre la mujer trabajadora y las violencias contra la mujer, pues estas se sustentan y retroalimentan con el sistema capitalista, que esos gobiernos jamás cuestionarán. Frente al feminismo que aspira a lograr avances para las mujeres en abstracto, como si estas constituyeran un grupo homogéneo, se vuelve necesario y urgente el desarrollo de una organización que abandere el carácter de clase de la lucha de la mujer trabajadora, que vincule su lucha a la lucha general de la mayoría trabajadora por acabar con el capitalismo, que haga a ambas nutrirse y fortalecerse mutuamente. Han sido años de clarificación político-ideológica y deslinde respecto de las posiciones interclasistas, que consideran a la mujer un sujeto homogéneo, no atravesado por intereses de clase antagónicos; pero ahora debemos avanzar y conseguir que se organice en defensa de sus intereses toda aquella mujer que reconozca la indivisibilidad de su condición de mujer y de su pertenencia a la clase obrera y, por tanto, asuma la necesidad de situar su lucha en esas coordenadas.
Por otra parte, ante una reacción que pretende enfrentar al penúltimo contra el último y, para ello, ataca y deshumaniza a este, es decir, al inmigrante, debemos trasladar a uno de los sectores más perjudicados y desprotegidos de la clase obrera de nuestro país que en nuestro partido tienen un lugar para luchar. Debemos ser capaces de analizar y denunciar con mayor ahínco y precisión las distintas medidas del Gobierno y de la Unión Europea que provocan en los lugares de origen de los migrantes la miseria que los lleva a huir en busca de una vida mejor y luego les cierran las puertas de «Occidente» más o menos en función del interés que puedan suponer para los capitalistas en cada momento como mano de obra. Ante los llamados de la reacción a defender la «civilización» europea u occidental de supuestas invasiones, toca tejer con premura fuertes lazos de solidaridad con nuestros hermanos de clase.
Cinco años dan para mucho, como hemos podido comprobar. Cinco intensos años, con pandemia, crisis económica y guerras imperialistas mediante. Sin embargo, esto no ha hecho más que empezar; el partido intenta fortalecerse cada día y preparar el factor subjetivo: trata de hacer ver a la mayoría trabajadora de nuestro país que el capitalismo contemporáneo es, en realidad, un sistema en descomposición, y que el socialismo-comunismo es la necesidad de nuestros tiempos. El imperialismo sostiene una ficción en los países con una posición cómoda en la pirámide: un cierto porcentaje de la población vive más o menos con las necesidades básicas cubiertas y cree vivir en democracias que garantizan e incluso exportan derechos humanos, pero todo esto no lo «consiguen» sino a costa de la explotación más brutal de miles de millones de seres humanos en buena parte del planeta, que viven en la miseria absoluta en países subyugados por el imperialismo, y a costa de la degradación del medio natural, al convertir algunos países en auténticos vertederos y contribuir al cambio climático y al aumento de las catástrofes medioambientales. La única solución pasa por implantar el socialismo-comunismo en nuestro país y contribuir a que se implante en los países del entorno y progresivamente en todo el globo; a esa ambiciosa pero necesaria tarea se consagra el PCTE desde su nacimiento hace cinco años, a ello dedica sus esfuerzos cada día la militancia del Partido, y a ello puede sumar su granito de arena todo aquel que vea al Partido como un amigo, donde encontrará un lugar en el que aprender, formarse, luchar hombro con hombro y clase contra clase y preparar la sociedad del mañana.