Hace algunos días que los CJC publicamos un documento que es fundamental para el desarrollo y ensanchamiento del movimiento juvenil comunista en nuestro país, documento con la suficiente relevancia como para dedicarle este pequeño espacio en el periódico de noviembre. Aunque hace casi dos años que comenzásemos las tareas de elaboración y redacción de dicho documento, y hace más de año y medio que todos los colectivos de la Juventud Comunista fueran parte de su debate y enriquecimiento colectivo, no es hasta noviembre de 2022 que pudimos conocer su versión definitiva y hasta hoy que sale a la luz. Su publicación es un hecho político fundamental en la historia del comunismo juvenil en España.
El documento al que hago referencia se titula «El papel de la Juventud Comunista en la organización de la Revolución Socialista en España». No confunde a nadie. Promete exactamente lo que es: un documento que toma la forma de anexo al Manifiesto-Programa del Partido y que extiende su contenido no sólo al análisis de cómo desplegar su estrategia entre la juventud, sino que clarifica las tareas que los jóvenes organizados en la Juventud Comunista tenemos en el proceso revolucionario. Esto es: el de concretar la política comunista en cada vez más espacios y ámbitos; y, en el camino, aprender.
Pero que nadie se lleve a engaño: lo obvio y evidente del título no vuelve evidente también su contenido, que aborda y sitúa los elementos fundamentales de unicidad del proyecto y estrategia partidarios; y el papel de la organización juvenil respeto a ellos. En él recorremos la historiografía de las organizaciones juveniles comunistas, su organización internacional y el hilo rojo del que nos reconocemos continuadores y herederos. Pero no como letra muerta, sino en tanto que un valiosísimo acumulado de experiencia política colectiva que desgranamos y aprehendemos y que nos conduce a la conclusión principal de que la Juventud Comunista ha de ser una organización-escuela, que prepara teórica y prácticamente a nuevas generaciones de comunistas; toda vez que asegura que la política comunista es una realidad presente y reconocida, personificada por cada colectivo y cada militante, entre la juventud trabajadora.
Al igual que el Manifiesto-Programa, como todo desarrollo de la estrategia y la política del Partido, su publicación es inerte si no se resuelve en práctica política, si no encuentra verificación en la realidad. El hecho de que para los CJC este sea, junto con el Manifiesto, nuestro documento de cabecera, ya implica que toda la concreción de nuestra política se da sobre la base de sus orientaciones estratégicas. Todo nuestro aparato político y organizativo se supedita a él como garantía de su realización. Pero, como bien se sabe, esto es algo que no se agota al agotarse la organicidad interna del partido y, en este caso, de la Juventud Comunista, pues toda ella está pensada para asegurar y hacer que el comunismo sea una fuerza real en la lucha de clases; es decir, que se sienta, comprenda y realice por cada vez más jóvenes obreros y obreras; «hacer de la Juventud Comunista el lugar en el que se formará la última generación que sufrirá la tiranía del reino de la necesidad y la primera que pisará el reino de la libertad».
Enlace al documento:
El papel de la juventud comunista en la organización de la revolución socialista en España