Entre el 9 y el 11 de septiembre, nuestro partido organizó su primera Escuela Central de Cuadros. Más de 100 miembros de todos los territorios, así como de los Colectivos de Jóvenes Comunistas, participaron en los seminarios y debates.
El formato que escogimos fue monográfico: abarcar un único tema e investigarlo a fondo, con una serie de lecturas y cuestionarios de preparación previa. En concreto, tratamos el imperialismo contemporáneo, al que ya habíamos dedicado el número cuarto de Nuestra Política, la revista teórica del PCTE.
La Escuela Central de Cuadros arrancó con un seminario dedicado a la economía política del imperialismo. Siguiendo las enseñanzas de Lenin, el imperialismo es la fase última del capitalismo, no una determinada política exterior agresiva. El imperialismo no es, fundamentalmente, un estadio interno del desarrollo de un país, sino un conjunto de relaciones a escala global entre las distintas economías capitalistas. Al mismo tiempo, se establecen relaciones de jerarquía (la pirámide imperialista) y de multilateralidad (los flujos de exportaciones de capital ocurren en múltiples direcciones).
Este primer seminario y los posteriores debates demostraron que es imprescindible explicar el imperialismo desde sus rasgos materiales fundamentales: la formación de monopolios a partir de la concentración y centralización de la propiedad, la exportación de capitales como principal relación económica (sin excluir la exportación de mercancías), la formación de un capital financiero como fusión del capital bancario e industrial, la aparición de asociaciones internacionales de monopolistas y el reparto del mundo en esferas de influencia de distintas potencias.
Teniendo en cuenta que el desarrollo del imperialismo es una fase necesaria en el capitalismo, son inútiles los intentos de sectores reformistas de tratar de regularlo para volver a una etapa anterior, ya sea promoviendo formas de propiedad con menor concentración de capital (crítica a las macrogranjas) o parches dentro del capitalismo que estén al margen de la lógica del mercado (un banco público en un contexto de dominio de la oligarquía financiera en el sector).
El segundo seminario de nuestra escuela trató sobre la teoría de la revolución socialista en el contexto del imperialismo, en que se explicaron conceptos de estrategia y táctica, situación revolucionaria y crisis revolucionaria, así como distintas desviaciones a evitar. Entre estas últimas, estudiamos el espontaneísmo, los marcos artificiales de la lucha (en particular, en el caso de los nacionalismos periféricos), los métodos de lucha ineficaces, el pacifismo burgués, el oportunismo, el reformismo, la absolutización de luchas parciales o el posmodernismo, entre otras.
A continuación, tuvimos dos seminarios en que se analizaron las características del imperialismo que enunció Lenin en relación a los cuatro principales bloques imperialistas de la actualidad: Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia. Lo fundamental en nuestro análisis fue dotarlos de datos, particularmente, económicos.
No son pocas las corrientes políticas que tratan de exagerar el control que Estados Unidos ejerce sobre la cadena imperialista. De este error de análisis surgen intentos fantasiosos de reformar la Unión Europea como contrapeso del presunto único imperio de la actualidad.
De la misma forma, la ausencia de datos es la condición necesaria para que determinados grupos califiquen a la actual República Popular China como un baluarte del socialismo (en un país donde las relaciones capitalistas de producción son dominantes, el capital privado acumula el 78% de los empleos y de las 2.926 grandes empresas estatales, el 86,9% tienen participación privada). La lucha entre potencias imperialistas, malinterpretadas por esos grupos como resistencias al único imperialismo (el estadounidense), no se hacen para luchar contra las esferas de influencia, la exportaciones de capitales o la concentración de la producción en monopolios; sino para oponer las esferas de influencia rusas a las de Washington, para exportar capitales chinos al África antes dominada por los monopolios franceses, para sustituir un imperialismo por otro en la lucha por un nuevo reparto del mundo.
Nuestro quinto seminario trató los falsos dilemas de la confrontación entre imperialistas. En él, investigamos las principales herramientas ideológicas que utilizan las distintas potencias imperialistas para disciplinar a la clase obrera detrás de los intereses de la burguesía. Lo relevante en el discurso de Putin sobre la libre autodeterminación del Donbass no es si existe una lucha nacional en este territorio, sino la política de anexiones de Moscú, enfrentada a la política de dominio de Ucrania por parte de Washington a través del golpe de Estado de 2014. Igualmente, detrás de las declaraciones de defensa de la paz en Europa por parte de la OTAN están el suministro de armas a Ucrania y la política de extensión y despliegue frente a las fronteras rusas.
El principal falso dilema, que Lenin ya trató en numerosos textos contra la guerra imperialista (como Bajo pabellón ajeno), es qué bando se prefiere que gane. Tratar de escoger bando en un conflicto entre imperialistas parte necesariamente de no saber caracterizar el imperialismo, la guerra o el Estado, independientemente de si el resultado es apoyar a la OTAN, a Rusia o la “multipolaridad”.
Nuestra último seminario trató sobre las distintas posturas en el Movimiento Comunista Internacional sobre la actual guerra imperialista y cuál es la táctica del PCTE para agrupar a cada vez más partidos en un polo leninista.
A esta escuela le seguirán el sistema de escuelas territoriales, a desarrollar hasta el próximo verano, así como nuestro nuevo plan de formación interno. Tal como en esta primera escuela, nuestra prioridad es vincular los contenidos teóricos a la lucha de clases real a la que nos enfrentamos: poner la formación al servicio de los objetivos del Partido.