Por una educación para los hijos de la clase obrera

Los Reales Decretos de ordenación de las enseñanzas mínimas de la LOMLOE en Primaria y Secundaria sitúan como objetivo principal que los alumnos tengan que “aceptar la incertidumbre como una oportunidad para articular respuestas más creativas, aprendiendo a manejar la ansiedad que puede llevar aparejada”. En el caso de Bachillerato, si introducimos “incertidumbre” en el buscador, nos devuelve 47 resultados.

Al ya tradicional ajuste de la educación a las necesidades del capital en nuestro país, se le suma el modelado psíquico de los efectos que el capitalismo provoca en la juventud. Resulta psicópata reconocer por aquellos partidos que votaron sí a la ley, que la sociedad es miserable y afecta nocivamente la salud mental de los jóvenes, a la vez que se dice que es la juventud la que debe adaptarse a la explotación como norma. Una bajeza difícil de tragar para cualquiera que aspire a un mínimo de progreso social, ocultado con los debidos clichés socialdemócratas que transmutan en progresista lo abiertamente reaccionario. Para ello, sale al auxilio la pedagogía más acientífica, que otorga a la LOMLOE un toque de ingeniería social a lo Mengele, del que es responsable directo el gobierno del PSOE y Unidas Podemos.

Uno de los elementos centrales de la ley es el concepto de Perfil de salida del alumnado. Con esto, denominan lo que llaman retos de la educación del siglo XXI, concretados en las competencias clave que determinan lo que el alumnado ha de ser capaz de hacer al completar las distintas fases del sistema educativo. Una de las cosas que ha de poder “hacer” (en la pedagogía educativa mainstream está mal visto decir “conocer”) es manejar la ansiedad y utilizar la incertidumbre para incrementar su creatividad. Podría pensarse que se trata de un desliz de coaching si no fuera lugar común en las leyes educativas de nuestro país. Por supuesto, el carácter retrógrado de la ley se maquilla con la llamada vacía al “espíritu crítico”, empleado a modo de vaselina que suaviza el rodillo en el que se ha convertido el sistema educativo.

La propuesta de nuestro partido en educación choca frontalmente con los fines que motivan la LOMLOE. Nuestra propuesta es construir una educación para los hijos de la clase obrera y nos negamos a que la juventud obrera sea formada para satisfacer las necesidades del capital, convirtiéndolos en piezas que serán explotadas por el engranaje de la explotación. Concebimos la educación como un derecho de los ciudadanos, que se concreta en la posibilidad de participar en la vida cultural del país para satisfacer las necesidades y capacidades creativas de nuestro pueblo. Una declaración de intenciones en abierta confrontación con la percepción de la educación como mera formación de mano de obra a explotar por los capitalistas, que en la actualidad se completa con la transmisión de la ideología necesaria para consentir esta explotación. A este respecto, puede leerse cualquier currículum educativo y la visión que se da de la clase obrera y la empresa.

Nuestro Partido plantea un dilema claro: o se construye una educación para la clase obrera, o se hace para el capital. Ambas cosas no son posibles, por mucho que intenten desdibujar esa disyunción para engañar a la clase obrera y sus hijos. Por ello, nuestra propuesta pasa en primer lugar por denunciar el carácter ideológico de la LOMLOE al servicio del capital, a la vez que llamamos a los hijos de la clase obrera a convertir su ansiedad e incertidumbre en organización contra aquellos que quieren exprimir su sufrimiento para lograr una mayor explotación.

Es necesaria una visión más amplia de la educación, consistente en proponer el desarrollo de personas completas y no meras piezas del engranaje de explotación que necesitan las empresas. En este sentido, una educación para los hijos de la clase obrera pasa por cubrir las distintas etapas educativas desde el mismo momento del nacimiento (frente a la privatización de las guarderías infantiles), pasando por la escolarización obligatoria, la educación profesional superior y la universidad.

En la actualidad, la falta de recursos y la escasa oferta pública tienen por objetivo mercantilizar la educación y abrir el nicho de mercado a la privada-concertada, como se demuestra por el acaparamiento cada vez mayor de estudios de secundaria por parte de empresas privadas. Frente a esto, es fundamental la defensa de la educación 100% pública, subordinando la educación al desarrollo integral de la persona y no al beneficio de unas cuantas empresas. Esto solo puede garantizarse, como recoge nuestro Manifiesto-Programa, con “un único sistema presencial, público, gratuito, mixto, laico, integral y universal, respetuoso con las lenguas territoriales” y “basado en una infraestructura adecuada y abierta al pueblo”. Sin embargo, concebimos que la educación no termina en la formación reglada. Por ello defendemos una política educativa que permita combinar el trabajo con el estudio en las distintas etapas de la vida, integrando a la clase obrera en la vida y desarrollo cultural del país.

Nuestro deber es proteger a nuestros hijos de la incertidumbre y ansiedad a la que les quieren condenar, acabar con el sistema de explotación que pretende devorar a nuestros hijos para el beneficio de unos pocos. Luchar por una educación para los hijos de la clase obrera pasa por comenzar la organización en los mismos centros de trabajo a los que serán enviados como carne de cañón. Su futuro depende de nuestra lucha.

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