90 aniversario del nacimiento de Víctor Jara

Si pensamos en un cantautor cuyas letras hayan contado las penas del pueblo y hayan gritado las injusticias del mundo, seguramente se nos vendrán a la cabeza muchos nombres. Sin embargo, si, además, añadimos la condición de que ese autor fuese asesinado por su coherencia y su lucha por aquello que cantaba, uno de los primeros nombres en los que pensaremos será el de Víctor Jara.

Este 28 de septiembre se cumplen 90 años del nacimiento del chileno, que no solo nos legó bellísimos himnos, sino que durante toda su vida estuvo comprometido con los problemas de su tiempo y, con su música y su militancia comunista, luchó por dejarnos un mundo mejor.

Víctor Jara nació en San Ignacio. Era hijo de dos campesinos y, como tal, desde muy pequeño tuvo que ayudar a sus padres, lo cual le permitió tomar seria conciencia de la dura vida en el campo y de las condiciones de los campesinos. Sin embargo, tener que trabajar no le impidió seguir asistiendo a la escuela, gracias a la insistencia de su madre, y entrar en contacto con el canto y la guitarra. Tras trasladarse a la ciudad de Los Nogales, comenzó a trabajar como transportista.

Durante toda su vida, nunca abandonó su aprendizaje de la música y del teatro, componiendo su primera canción en 1961. Sin embargo, sería imposible conocer y comprender profundamente la obra de Víctor Jara si nos quedáramos única y exclusivamente con su formación artística. Sin duda, fue un autor profundamente comprometido con los problemas de su tiempo y con el pueblo chileno. Toda su carrera como cantautor estuvo marcada por su militancia en el Partido Comunista y por su lucha constante contra todas las injusticias que pudiera haber a su alrededor, como muestran estos versos:

“Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón. (…)

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas».

Entre sus canciones más comprometidas encontramos “Preguntas por Puerto Montt”, del álbum “Pongo en tus manos abiertas…”, en la que denuncia el asesinato de 11 trabajadores a causa de la represión policial del gobierno del democristiano Eduardo Frei Montalva. Víctor Jara también se opuso duramente a la Guerra de Vietnam, participando en diversos actos y componiendo la canción “El derecho a vivir en paz”.

Además, durante su carrera fue constante la denuncia de las condiciones de los campesinos y su lucha por la mejora de las mismas. Así, en “Plegaria a un labrador” o en “A desalambrar”, insiste en la necesidad de que los campesinos reivindiquen su derecho a poseer la tierra que, con tanto sufrimiento, trabajan: “Yo pregunto a los presentes, si no se han puesto a pensar, que esta tierra es de nosotros y no del que tenga más.”

No obstante, su militancia comunista, su lucha constante por la mejora de las condiciones de trabajadores y campesinos, su conciencia antiimperialista y su colaboración con el gobierno de Salvador Allende resultaban incómodas para una burguesía reaccionaria que no iba a permitir que sus privilegios fueran tocados. No cabe de duda de que fueron estas las razones de que, tras el golpe de Estado de septiembre de 1973 contra el gobierno de Allende, fuera detenido en la Universidad Técnica del Estado y llevado al Estadio de Chile, lugar en el que fue duramente torturado. Allí le rompieron los dedos y le arrancaron la lengua. Tras varios días, el 16 de septiembre de 1973 fue acribillado. Cuando lo encontraron, tenía 44 disparos y más de 30 fracturas.

En su último poema, escrito esos días, podemos leer:

“Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor
presión moral, terror y locura!”.

Por todo ello, siempre será recordado como el cantautor comprometido y luchador que fue. Y es por esta razón por la que tenemos que seguir su ejemplo: “Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. (…). La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor”.

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