Dado que te has lanzado a un “proceso de escucha” encaminado a declararte candidata a las próximas elecciones generales, he decidido escribirte tras leer lo poco, poquito, que habéis publicado en vuestra página.
Comparto con vosotros que vivimos un momento decisivo en España. De hecho, llevamos viviéndolo muchos años porque las condiciones generales de vida y trabajo de la mayoría social no hacen más que empeorar. Por eso, la necesidad de “cambios importantes en nuestras vidas y en nuestras sociedades” no es algo de lo que nos hayamos dado cuenta a raíz de la pandemia, sino que viene siendo un imperativo desde el mismo momento en que todo, absolutamente todo, en nuestras vidas y sociedades, está sometido a la dictadura del beneficio económico, a la obtención de ganancias por parte de los patrones.
Dicen que eres marxista. De hecho, has firmado el prólogo de una edición del Manifiesto Comunista. Por ello, doy por hecho que conoces al menos algunas de las tesis esenciales reflejadas en el Manifiesto y que prestaste atención en las charlas de formación sobre economía política que seguramente te ofrecieron cuando militabas activamente en un partido político. Vete a saber, igual el problema viene de ahí, pero la realidad hoy es que, de tanto “pulir y retocar, una y otra vez”, tu “visión del mundo y de las cosas”, has terminado por creer que inventas la pólvora con esta enésima edición de algo tan viejo como es convencer a esa mayoría social cuya vida empeora sistemáticamente de que la única salida pasa por la gestión “amable” del mismo sistema que provoca ese empeoramiento.
Tú y los que son como tú decidisteis hace mucho tiempo que es mejor gestionar la explotación que acabar con ella. Por eso lo que tú ofreces no es nada novedoso en el fondo. Únicamente, esto sí te lo voy a reconocer, parece que tu admiración por Joe Biden y Bernie Sanders te ha llevado a proponer un proceso y un modelo organizativo que es calcado del que usan en Estados Unidos y que, reconóceme esto al menos, únicamente puedes plantear gracias a la proyección que te da estar ocupando, en estos momentos, un ministerio.
No me cabe duda de que, entre la falta de perspectivas de unos y la ausencia de proyecto de otros, te va a ir bien. Lo sé porque todavía hay quien sigue vendiendo tu reforma laboral como un gran avance social, a pesar de que tú y yo sabemos que no es más que una actualización de los mecanismos de explotación del trabajo por el capital. Vas a tener tu candidatura y tengo claro que has tomado buena nota de los errores y aciertos de otros que, antes que tú, transitaron este camino. Si finalmente no fuera así, si la “escucha” termina por dejarte sorda, tranquila, sabes que Pedro Sánchez está deseoso de contar con su propia Rosa Aguilar.
Sólo recuerda, como buena conocedora del Manifiesto Comunista que parece que eres, que intentar abrir paso al nuevo evangelio social dirigiéndose a la sociedad entera sin distinción suele fallar siempre. Siempre.
De nada. Y salud.