Mañana seremos más que ayer. Crónica de la huelga estudiantil contra la Reforma Educativa de la socialdemocracia

Lo que se respiraba en el movimiento estudiantil hasta hace apenas un año era calma. Una tranquilidad causada por la pandemia que cortó los canales de comunicación con el estudiantado, y por la socialdemocracia en el gobierno, que en los últimos tiempos viene desactivando parcialmente la movilización obrera y popular y cumple así su papel histórico. Pero cada vez hay más estudiantes que no creen las promesas vacías del gobierno y al igual que en mayo del año pasado los estudiantes se echaron a la calle, el pasado 24M el Frente de Estudiantes y Estudiantes en Movimiento convocaban una Huelga General Estudiantil.

Durante estos años el gobierno socialdemócrata ha consolidado una serie de medidas clave contra la clase obrera. La más visible es la Reforma Laboral, pero no la única. En el campo de la enseñanza, la Reforma Educativa materializada a través de la LOSU, la LCU o la ley de FP, viene a empeorar aun más las condiciones de estudio en nuestras facultades e institutos. Promovida por el gobierno, pero bajo los parámetros de la UE, la Reforma Educativa pretende incorporar a jóvenes desde edades cada vez más tempranas al mercado laboral español. Mientras tanto, las reivindicaciones del estudiantado y la clase trabajadora son desoídas. Ni bajada de ratios en Medias y FP, ni mejora de las condiciones laborales, ni mayores recursos materiales y de personal. Privatización, explotación, expulsión y represión es, sin embargo, lo que trae consigo.

Esta nueva reforma establece un marco legal para situaciones que anteriormente se daban en fraude de ley. Trabajar durante 40 horas semanales y cobrar 150€ durante las prácticas será el pan de cada día de muchos estudiantes de las universidades y centros de formación profesional de toda España. Estableciendo así una triple escala salarial que tira a la baja (es decir, empeora, y mucho) las condiciones de los trabajadores. Que tu facultad se llame “Facultad de Ciencias – BBVA”, que nieguen proyectos de investigación en las universidades porque no obedecen a las necesidades de la producción capitalista o que haya sucursales bancarias en la universidad seguirán siendo cosas del día a día. Los profesores en los institutos seguirán dando clase a estudiantes hacinados en centros prefabricados con mantas para pasar el invierno sin calefacción. ¿Los materiales informáticos? “Prestados” por las grandes tecnológicas. ¿Tus datos? Vendidos por Google. ¿Y si protestas? Te expulsan. La nueva Ley de Convivencia Universitaria, hace que la “interrupción de la actividad docente” sea motivo de expulsión de la universidad, algo tan abstracto que permite todo tipo de sanción a modos legítimos de protesta estudiantil. Es decir, te condenan a un futuro explotación y si protestas te mandan a la calle.

Pero desde el 6 de mayo retumban tambores de guerra en la universidad, y, poco a poco, se van escuchando en los institutos. Poco menos de un año después preparábamos el 24 de marzo en el que recogíamos la fuerza acumulada del 18N y de la fase de asambleas organizadas en los centros de estudios a lo largo y ancho del país. Asambleas en las que debatíamos en nuestros centros de estudios, en las que planificábamos y preparábamos barricadas y piquetes, en las que despertábamos un movimiento estudiantil que prácticamente había desaparecido. Este día supone un paso más en la escalada de movilización contra la Reforma Educativa, donde se recuperaron acciones como los encierros en los que más de un centenar de estudiantes participaron en toda España. Un paso más, que no puede ni debe quedarse en un día aislado pues los ataques son claros, y el estudiantado tiene la convicción, la fuerza y los análisis para plantar cara y alzar la voz contra aquellos que gestionan nuestra miseria.

El 24 salíamos a la calle bajo un lema: “Nadie en clase, nadie en casa”, pero ahora toca volver a las aulas. Toca volver para organizarse, para debatir y para preparar. Cada vez estamos más cerca de luchar en condiciones por una educación radicalmente diferente, por una nueva educación en una nueva sociedad. Izad banderas, preparad barricadas, cerrad facultades. El movimiento estudiantil ha vuelto para quedarse, y mañana seremos más que ayer.

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