La socialdemocracia en tiempos de guerra 1914-2021

El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) puso sobre la mesa todas las contradicciones que atravesaban el movimiento obrero de la época. A un lado, junto a la clase obrera mundial, se situaron quienes acababan de dar un golpe demoledor a la guerra, con el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917 y lo más avanzado del movimiento obrero revolucionario mundial. Al otro, el movimiento obrero burgués, cuyos viejos partidos habían votado los créditos de guerra en beneficio de la burguesía de sus países y habían completado un viaje sin retorno, convirtiéndose en una fuerza política burguesa.

En nuestro país, el PSOE desempeñó un papel determinante en el ingreso en la OTAN y en la renovación de los acuerdos militares entre España y Estados Unidos, manteniendo las bases militares extranjeras en nuestro suelo. Con la excepción de la Guerra de Irak en 2003, por razones que poco tenían que ver con la defensa de la paz mundial, no ha habido guerra imperialista en la que España no se haya implicado con el concurso de la socialdemocracia (Irak, Yugoslavia, Afganistán, Libia…). Prohombres del PSOE han jugado un papel importante en las uniones imperialistas de las que España forma parte: Javier Solana fue Secretario General de la OTAN entre 1995 y 1999. Josep Borrell ocupa el cargo de alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Ahora, cuando de nuevo suenan tambores de guerra y las potencias imperialistas se preparan para continuar su política de saqueo y reparto del mundo, el gobierno socialdemócrata español sigue en la misma senda. Con independencia de las declaraciones de los dirigentes socialdemócratas, enfrascados en una pugna interna para reivindicar el “No a la guerra” de 2003 ante los nuevos escenarios electorales, la implicación del imperialismo español y de su gobierno en estos preparativos es un hecho. El incremento del gasto militar en los presupuestos generales fruto de los compromisos con la OTAN, la reciente compra de cazas Eurofighter, en envío de fragatas, aviones y soldados a la frontera rusa o la organización de la Cumbre de la OTAN, el próximo mes de junio en Madrid, son parte de esos preparativos.

La participación de Unidas Podemos en el gobierno no cambia las cosas. Mientras predican un pacifismo abstracto, los hechos apuntan a su completo compromiso con las necesidades de la burguesía española en el marco de la disputa interimperialista. El gobierno no se divide en “halcones” y “palomas”. Todos ellos han compartido en el Consejo de Ministros, celebrado el pasado 28 de diciembre, la Estrategia de Seguridad Nacional 2021, que sitúa a nuestro país en el eje del conflicto. Tenía razón Rosa Luxemburgo: “la entrada de un socialista en un gobierno burgués no es, como se piensa, una conquista parcial del Estado burgués por los socialistas, sino una conquista parcial del partido socialista por el Estado burgués”.

La propia Yolanda Díaz lo dejó claro en plena escalada del conflicto: “la voz del Gobierno es la del presidente Pedro Sánchez”. Se acabó el debate. Aunque, evidentemente, en las filas de las fuerzas que componen Unidas Podemos son muchas las voces críticas. Pero, al igual que está sucediendo con la nueva reforma laboral, esas voces serán acalladas. Porque esa es precisamente una de las funciones de la socialdemocracia gobernante: tranquilizar las calles y, como mucho, articular una oposición social domesticada que canalice el descontento social.

Con independencia de que los sucesos en Ucrania sigan uno u otro desarrollo, es urgente abrir intensificar el debate y la movilización. El capitalismo, en su fase imperialista, está acumulando material explosivo y, tarde o temprano, terminará estallando. Al igual que en 1914, las fuerzas burguesas presionan al movimiento obrero y popular para que respalde los planes de los monopolios, para que opte entre una u otra potencia imperialista. No vamos a optar, no vamos a luchar bajo pabellón ajeno. La bandera de la clase obrera es la del internacionalismo consecuente, la de la lucha contra la guerra imperialista y contra todos los imperialistas, la de la lucha por la ruptura de la cadena imperialista y el desencadenamiento de nuestros respectivos países de las uniones y alianzas imperialistas que preparan la guerra. Hoy, como ayer, las consignas son claras: ¡Retorno de los soldados españoles! ¡Salida de la UE y la OTAN! ¡OTAN no, bases fuera! ¡No a la guerra imperialista!

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