Ainur Kurmánov, dirigente del Movimiento Socialista de Kazajistán: «EEUU, la UE, Rusia y China han salido en defensa del régimen actual de Kazajistán»

Hablamos con el camarada Ainur Kurmánov, dirigente del Movimiento Socialista de Kazajistán, sobre las movilizaciones que ha habido en esta república del Asia central en este mes de enero y los análisis que hacen los comunistas kazajos sobre las mismas.

Ante todo, gracias por atendernos en Nuevo Rumbo. ¿Puedes contarnos cuál es la situación ahora mismo en Kazajistán, por favor?

Se acaba de establecer un régimen de estricta ley marcial en Kazajistán, introducido por orden de Kasim-Yomart Tokáyev, para reprimir las manifestaciones populares y la huelga del ejército de trabajadores en las industrias extractivas, así como en la metalurgia y siderurgia que pertenece a empresas americanas y europeas.

El 6 de enero se trajeron unidades del ejército y la Guardia Nacional a Almaty, que dispararon a muchos manifestantes desarmados, así como a los jóvenes desempleados que, habiendo desarmado a la policía local y los soldados el día antes, empuñaban las armas para derrocar el régimen de Nazarbáyev.

Antes, el 5 de enero, se celebraron manifestaciones y huelgas masivas por todo el país exigiendo el cese de todos los hombres de Estado en funciones y del propio Nazarbáyev, y hubo choques con la policía en Almaty, Taldykorgán, Shymkent y Kyzylorda. En Almaty, decenas de miles de manifestantes, en su mayoría jóvenes desempleados, tomaron edificios administrativos.

El Comité de Seguridad Nacional y algunos grupos del gobierno intentaron aprovecharse de la situación y organizar provocaciones liberando a presos de la cárcel, conectando con las bandas que financian para desacreditar las protestas y huelgas pacíficas del país y para conseguir una reestructuración dentro del propio gobierno. Por lo tanto, en la televisión y los periódicos intentaron presentar a todos los manifestantes como saqueadores, ladrones, asesinos y hasta terroristas.

Por el momento, según los datos oficiales, se ha detenido a 8.000 personas y han muerto en torno a 164 en Almaty y otras ciudades del sur de Kazajistán, pero ha habido muchos más muertos en realidad, ya que hubo auténticas batallas contra el pueblo en rebelión. El Presidente llamó terroristas a los portavoces y dijo que habían entrado 20.000 militantes armados desde el exterior, ¡pero no es cierto!

Para impedir el derramamiento de sangre, los trabajadores petroleros del oeste de Kazajistán, así como los mineros, los metalúrgicos y los fundidores y mineros de cobre de las minas de la región de Karagandá, organizaron sus manifestaciones y detuvieron las huelgas el sábado 8 de enero. Pero desde el 2 de enero, en las regiones industriales, donde el núcleo de los discursos era la clase obrera, los trabajadores lograron asegurar el carácter de protesta de los propios discursos.

En un artículo que publicaste recientemente, analizas que la lucha actual tiene raíces profundas. ¿Puedes explicarnos por qué?

Los problemas que afrontan las masas trabajadoras en Kazajistán están conectados con la vuelta del país al capitalismo. Dos tercios de las materias primas extraídas directamente no pertenecen a Kazajistán, como puede verse en los contratos vinculantes de uso del subsuelo y en los acuerdos de reparto de la producción. Las empresas occidentales simplemente no pagaron un arrendamiento natural y dejaron un desierto baldío. En consecuencia, las exigencias de los petroleros se han reducido desde 2008 a la nacionalización de la industria extractiva, puesto que percibían que sus patrones extranjeros eran percibidos como la principal amenaza y problema del país.

Los trabajadores vieron con sus propios ojos a dónde llevaron la privatización y el rescate por parte de capitalistas extranjeros. En estas huelgas anteriores, consiguieron una enorme experiencia de lucha y solidaridad. La propia vida en el desierto (hay vastos espacios de desierto y estepas en el oeste de Kazajistán) obligó a las personas a mantenerse juntas. En este sentido, la clase obrera y el resto de la población estaban unidos. Las protestas obreras en Janaozén y Aktau sentaron entonces las pautas en las demás partes del país.

Sabemos que el movimiento comunista está ilegalizado en Kazajistán. Nos interesa conocer la posición de los comunistas y cuál ha sido su posición desde el triunfo de la contrarrevolución en la URSS…

Desde el inicio mismo de la restauración del Partido Comunista de Kazajistán en octubre de 1991, cuando un tercio de los delegados del “Congreso de Liquidación” no estaban de acuerdo con la propuesta del entonces Primer Secretario del Comité Central del KPK, Nursultán Nazarbáyev, de renombrar el partido como Partido Socialista de Kazajistán, se opusieron a todas las acciones de destrucción de la URSS. El revivido Partido Comunista fue el único que llamó a votar en contra de la elección de Nazarbáyev a la presidencia en las elecciones sin competencia de 1991, y también se opuso a la disolución forzosa del Consejo Supremo en 1993. Desde el primer momento, los comunistas se opusieron a la privatización, la liquidación de la producción y las reformas de mercado, y participaron activamente en el movimiento obrero del país durante todos los años 90. El gobierno intentó ilegalizar muchas veces al Partido Comunista, lo que consiguió en 2015. Nuestra organización, que surgió en 2011 de entre los comunistas, los trabajadores y los sindicatos, también condenó la restauración del capitalismo y defiende que se realicen transformaciones socialistas inmediatas.

En España la información es muy sesgada y confusa, con posiciones muy dispares. Algunas hablan de la necesidad de frenar la represión, mientras que otras afirman que hay financiación extranjera en esta lucha por el derrocamiento del gobierno. ¿Puedes arrojar un poco de luz en esta confusión?

La Kazajistán actual lucha por construir un estado uninacional y su ideología oficial es el nacionalismo; todos los informes sobre el Kazajistán “prosoviético” son un mito. En 2017 se erigió un monumento en Kyzylorda a Mustafá Shokai, el cerebro de la Legión Turkestana de la Wehrmacht. Hoy, el estado revista la historia de forma radical, un proceso que se ha intensificado especialmente tras la visita de Nursultán Nazarbáyev a Estados Unidos hace unos años. El movimiento pantúrquico también se ha vuelto más activo. Más recientemente, el 12 de noviembre de 2021, se fundó en Estambul la Unión de Estados Túrquicos a iniciativa de Nursultán Nazarbáyev. La élite de Kazajistán conserva sus principales activos en occidente, y es por eso por lo que a los estados imperialistas no les interesa en absoluto la caída del régimen actual: porque ya está completamente de su lado.

El Departamento de Estado de EE.UU. ha salido en defensa del régimen actual de Kazajistán, al igual que las autoridades de la Unión Europea, al igual que los dirigentes de Rusia y China. Es decir, fue una manifestación palpable de la solidaridad de clase burguesa en la lucha contra el movimiento de masas de los trabajadores y las capas populares.

Tampoco hay 20.000 terroristas islámicos, como dijo el Presidente Tokáyev en su declaración. Según él, invadieron presuntamente el territorio de Kazajistán. Hasta la fecha, no se ha encontrado un solo nativo de los países árabes entre los muertos, heridos o detenidos. Se necesitaba este mito de una invasión externa para justificar el uso de tanques y armamento pesado contra los manifestantes y los huelguistas, y por otra parte para explicar la necesidad de transferir tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva a Kazajistán. Además, se hizo un intento de este modo de demonizar a ojos de los trabajadores de otras repúblicas de la Unión Soviética la imagen de las manifestaciones obreras y la protesta popular masiva.

¿Qué papel crees que juegan o qué intereses pueden tener las distintas potencias en este movimiento?

Hasta ahora, ninguna fuerza ha jugado [ningún papel] en este movimiento de protesta o en los discursos de los trabajadores, dado que por el momento el ámbito político se ha liquidado por completo; todos los partidos y movimientos de oposición, incluyendo el Partido Comunista, ha sido clausurado. Todos los sindicatos independientes han sido liquidados. Tras la aprobación de la ley anti-laboral “sobre los sindicatos” en 2014, se han liquidado judicialmente más de 600 sindicatos en el país. La última Confederación Independiente de Sindicatos de Kazajistán fue cerrada por decisión judicial en 2017, y cuatro de sus dirigentes fueron condenados a distintas penas de cárcel.

Por supuesto, habrá intentos de las fuerzas burguesas de canalizar el movimiento de protesta en el futuro, pero hasta ahora no ha sucedido, ni hay dirigentes ni asociaciones políticas que puedan hablar en nombre de estas masas, lo que demuestra de nuevo que lo que sucedió fue una explosión social y un movimiento popular profundamente enraizado que presentó una serie de reivindicaciones económicas, sociales y políticas justas que exigían la salida del régimen actual.

¿Puedes decirnos unas pocas palabras sobre el gobierno de Kazajistán y su política hacia la clase obrera y el pueblo en los últimos años?

El gobierno de Kazajistán actúa totalmente a favor de los intereses de la burguesía, intentando aplicar las directivas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, dirigiendo la última fase de privatización según los intereses del gran capital occidental. En los últimos años, ha habido una reforma del sistema sanitario siguiendo el modelo americano, en la que se introdujo el seguro médico obligatorio, inaccesible para las capas más pobres. Se ha iniciado el proceso de privatización de hospitales.

Se está reformando el sistema educativo en la misma dirección y todo el sistema de bienestar social se ha desmantelado por completo. Hay también un aumento constante de la edad de jubilación y se está desguazando el sistema solidario de pensiones. Están aumentando los precios de la electricidad y los servicios públicos, y el estado se niega a regularlos. Esta alza de los precios del gas fue el gatillo, la razón de las protestas masivas en el país.

Naturalmente, se necesita aún más trabajo por parte de los comunistas para que el pueblo se dé cuenta de que la raíz de sus problemas yace en el hecho de que el poder y los medios de producción están en manos de la burguesía.

¿Existe protagonismo por parte del movimiento obrero en este contexto?

El motivo de tal explosión de descontento fue la decisión del gobierno de enviar el gas licuado para los coches a la “flotación libre” (de venderlo al contado en el mercado bursátil). Como consecuencia, ganaron los monopolistas que de forma especulativa elevaron el primer día el precio. El combustible ha aumentado su precio de 60 a 120 tenge (hasta 0,24 €) por litro, lo que llevó al hecho de que el día siguiente, el domingo 2 de enero, los residentes y trabajadores de las empresas petroleras que utilizan coches de gas comenzasen a ir a manifestaciones espontáneas en Janaozén y bloqueasen carreteras.

Y fueron apoyados de inmediato por los residentes y trabajadores de todos los centros de distrito de la región, y por la tarde ya se había desplegado una manifestación en el centro regional de Aktay, donde la policía intentó sin éxito desalojar a la multitud de la principal plaza de la ciudad de Yntymak en primer lugar. Como consecuencia, todas las calles centrales fueron bloqueadas y la gente rechazó de plano dispersarse.

El resultado fue que se formaron dos puntos calientes de protesta, Janaozén y Aktau, donde los participantes decidieron celebrar una manifestación indefinida hasta que se aplicase plenamente su reivindicación de reducir el precio del gas a 50 tenge por litro (0,10 €). En paralelo, los manifestantes presentaron otra reivindicación: un aumento del 100% en los salarios.

Posteriormente, de noche, y luego en la mañana y la tarde del 3 de enero, los colectivos obreros, que hicieron declaraciones de apoyo para los manifestantes, comenzaron a unirse a éstos. Se erigieron tiendas de campaña y yurtas en las plazas y la población local organizó comidas y comenzó a recolectar fondos. De hecho, esto no es nada nuevo, ya que en verano y otoño los residentes también mostraron solidaridad con los huelguistas, llevando comida y agua a las tiendas de campaña de los trabajadores.

Por tanto, podemos decir que las protestas actuales son una continuación de las huelgas masivas del año pasado contra la política de optimización impuesta por la gestión occidental, en la que muchas empresas auxiliares y de servicios fueron separadas de la producción principal.

También causó indignación entre los manifestantes la información del 3 de enero sobre el desplazamiento de aviones militares de transporte con tropas, lo que generó que la protesta se expandiese aún más y que los residentes y trabajadores del centro regional bloqueasen todas las entradas al aeródromo, bloqueando el aeropuerto.

Era de esperar esta reacción también, puesto que todos tenemos memorias recientes del tiroteo a los participantes en la huelga de Janaozén en diciembre de 2011, y por tanto se percibió con dolor. Ya de noche y a la mañana, en respuesta a dichas acciones de las autoridades, comenzó una huelga general de los trabajadores petroleros en la región de Mangystau y los trabajadores del campo de Tengiz en la vecina región de Atyrau también pararon la producción.

Los trabajadores petroleros de la empresa Tengizchevroil, con una participación de capital estadounidense del 75%, fueron a la huelga. En concreto, Chevron tiene el 50%, ExxonMobil el 25%, y la empresa kazaja KazMunayGas solo tiene el 20%. Allí, justo antes de año nuevo, despidieron a 40.000 trabajadores a la vez, que fueron echados a la calle. Pero después de eso, las huelga no solo cubrieron toda las empresas de producción de crudo en las cinco regiones del oeste de Kazajistán, sino también a toda la industria minera del país y a la metalurgia.

Así, el 4 de enero fueron a la huelga los mineros y metalúrgicos de la empresa Arcelor Mital en la región de Karagandá, así como los mineros y los fundidores de cobre de la empresa Kazakhmys con la participación de capital inglés. Los metalúrgicos locales tomaron por completo la ciudad de Jromtau en la región de Aktobé.

Las principales reivindicaciones sociales de los huelguistas fueron una reducción en los precios de ciertos tipos de bienes, un aumento salarial, una mejora en las condiciones de trabajo, la rescisión de los despidos, la libertad de actividad sindical y la construcción de fábricas nuevas; la creación de una industria manufacturera moderna para asegurar el futuro de la región.

El 5 de enero, también se presentaron reivindicaciones políticas en Janaozén, que se convirtió en el cuartel político real de todo el movimiento obrero: el cese del Presidente Tokáyev y de todos los funcionarios del entorno de Nazarbáyev, la liberación de todos los presos y detenidos políticos, una vuelta a la Constitución de 1993 garantizando la libertad de formar sindicatos, de huelga y de formación de partidos. Allí, se eligió el llamado Consejo de Ancianos de entre representantes de todas las industrias, volviéndose el órgano de coordinación del movimiento en la región y dando ejemplo de la creación de los mismos comités y consejos en otras regiones afectadas por las huelgas.

Por lo tanto, el papel del movimiento obrero en estos sucesos fue determinante, puesto que fueron los colectivos obreros los que se convirtieron en la espina dorsal de las acciones de protesta en regiones industriales y dieron el impulso a las manifestaciones masivas en todas las ciudades de Kazajistán.

¿Qué futuro auguras a corto plazo?

En este momento, el Presidente Tokáyev ha conseguido, con ayuda de tropas extranjeras, estabilizar la situación momentáneamente al implantar un régimen militar. Pero esto es temporal porque, a pesar del nacional-populismo de sus discursos recientes, todas las contradicciones de clase y el propio sistema político, aparte de la dominación de empresas multinacionales, siguen intactas. Es digno de mencionar que las empresas americanas y europeas fueron las primeras en pedir al Presidente que restaurase el orden, y fue él el que el 5 de enero declaró que se protegería la propiedad y las inversiones de las empresas extranjeras con el poder del Estado. Por supuesto, se han desplegado tropas para proteger la propiedad de las empresas estadounidenses Chevron y ExxonMobil en el campo de Tengiz, donde los trabajadores petroleros en huelga bloquearon anteriormente el ferrocarril y la autopista.

No consideramos que esto sea la derrota final del movimiento obrero. Al contrario, los petroleros, mineros y metalúrgicos obtuvieron una experiencia inestimable en las batallas de clase, y por primer vez tuvo lugar una huelga general en la industria minera. Las autoridades fracasaron en el tiroteo y aplastamiento de las manifestaciones obreras y las huelgas en el centro y el oeste de Kazajistán, donde los trabajadores organizaron protestas suspendidas. Todo ello supone que puede volver a haber una huelga general, solo que con necesidades más específicas y una táctica de lucha más desarrollada.

Nuestra tarea es apoyar la creación de sindicatos de clase y la restauración de las estructuras sobre el terreno del Partido Comunista y el Movimiento Socialista, así como mostrar al pueblo trabajador que el socialismo es la única alternativa que refleja sus intereses.

Gracias.

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