El pasado 16 de diciembre, la noticia del fallecimiento de Luis Menéndez de Luarca golpeaba a quienes tuvimos la fortuna de conocerle. Luis, “el abogado”, fue el primero en llegar al despacho de Atocha 55 aquel triste 24 de enero de 1977. Él venía colaborando con el frente de barrios del PCE, como muchos otros abogados. Defendía la vida, pero aquel día se encontró de frente con la muerte. Fue el encargado de comunicar a la dirección del Partido el vil atentado fascista, el primero en ver a sus compañeros muertos o gravemente heridos.
Desde aquellos duros días de la Transición, hasta el día de su fallecimiento, jamás dejó de apoyar las causas justas, de movilizarse por todo aquello por lo que merece la pena luchar. Persona afable, cariñosa y de trato sencillo. Entrañable compañero de muchas luchas que ha dejado un enorme vacío en todos aquellos que tuvimos la inmensa fortuna de tratarle.
Muchos años después de la matanza de Atocha, quien escribe comenzaba a dar sus primeros pasos como abogado laboralista. Siempre recordaré las palabras de ánimo y el apoyo de Luis: “Raúl, seguimos haciendo falta. Hay que recuperar la experiencia de aquellos despachos del frente de barrios y del frente laboralista”. Nunca conseguí que me visitara en despacho, cuando conocí su historia entendí el porqué.
El mejor homenaje que podemos rendirle es tener en cuenta estas palabras que dejó escritas: “Por todo esto, hay que seguir luchando. Hay que seguir. La cabeza siempre erguida, camaradas. Seguid, compañeros. Que veamos en cada caso concreto un combate de nuestro compromiso general. Seguid”.
Hasta siempre, querido Luis.