ERE en Orange: sin lucha no hay conquistas

Si 2020 fue el año de los ERTEs, 2021 está siendo el año de los EREs. La brutal crisis de deuda en la que ya nos empezamos a sumergir, consecuencia de la naturaleza depredadora del capitalismo en su fase imperialista y acelerada por  la crisis sanitaria global, ha provocado la reacción esperable de los grandes capitalistas: atacar despiadadamente a los trabajadores y a sus derechos para contrarrestar la tendencia decreciente de su tasa de ganancia. Sólo a inicios de mayo de este año la cifra prevista de afectados en la avalancha de EREs de grandes empresas en España ascendía a más de 30000 trabajadores.

El Corte Inglés, buena parte del sector bancario, Endesa o H&M, son parte de una extensa lista a la que Orange se sumó de manera sorpresiva para sus trabajadores el 14 de mayo, anunciando un ERE que en principio afectaría a 485 trabajadores. La compañía aludía motivos técnicos y organizativos. ¿Les dará vergüenza apelar a motivos económicos cuando sólo en el primer trimestre de 2021 Orange España ha facturado 1188 millones? Posiblemente sí, pero es evidente, aunque parezca paradójico atendiendo a la desorbitada cifra, que ese es el motivo. Los capitalistas no toman estas medidas por su falta de ética o de humanidad. Las toma porque es la naturaleza del sistema productivo. Esos 1188 millones de euros suponen un 7,4% menos de beneficios en comparación con el mismo periodo de referencia del año pasado. La casi paralización por meses del mercado global ha acelerado una crisis económica global que antes de existir el Covid ya mostraba síntomas de su inminente llegada. Y esa tendencia a reducir los márgenes de beneficios de las grandes compañías, aunque se presente en porcentajes ridículos en comparación con las obscenas cifras que manejan, hace saltar los temores de esos monstruos de barro que compiten entre ellos de manera descarnada. La respuesta, la de siempre: reducir plantillas, salarios y condiciones de los trabajadores.

En un primer momento y tras producirse la primera reunión negociadora el 1 de junio, los sindicatos confirmaban los temores de todos: el expediente constaría en despedir, salvo a solo 100 prejubilados con el 80% del fijo, el resto de trabajadores hasta llegar a los 485 serían despedidos con una indemnización de 45 días por año trabajado. Condiciones mucho más agresivas que en otros expedientes anteriores de la compañía. En una segunda reunión el 9 de junio la empresa se habría mantenido enrocada en su posición sin dar muestra de humanidad alguna, cediendo únicamente en reducir el número de afectados de 485 a 455 y aumentar de 44 a 49 días por año trabajado la indemnización a los despedidos. Eso sí, con tope de 24 mensualidades.

Ese es el pago de la compañía que facturó en España 4951 millones de euros en 2020 a unos trabajadores que fueron esenciales durante la pandemia. Unos trabajadores de un sector que permitieron que en momentos tan dramáticos de aislamiento de los nuestros, pudiéramos estar en la distancia conectados. Pero la respuesta sindical no se ha hecho esperar. Las movilizaciones en Sol los días 6 y 13 de junio han sido todo un éxito y tanto las plantillas de la compañía, como las de las filiales  y las de otras empresas del sector están respondiendo de manera unitaria y contundente.

Algunos podrían esperar que esta lucha sindical tenga el apoyo incondicional del gobierno “más progresista de la Historia”, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, mientras el que suscribe está redactando estas líneas nuestro Presidente ha conseguido negociar en Bruselas que la cumbre de la OTAN de 2022 se realice en España. La avalancha de EREs continúa con la aún vigente reforma laboral, que sigue siendo la herramienta favorita de los capitalistas para despedir en masa a bajo coste. El tarifazo va a hacer que la factura de este mes sea la más cara de la Historia. El Ibex35 y el capital transnacional han encontrado en el PSOE y sus aliados un instrumento perfecto para atacar con virulencia los derechos de los trabajadores manteniendo una paz social que con los partidos de la oposición gobernando hubiera sido más delicada de mantener, habida cuenta del control del PSOE y de Podemos sobre ciertas cúpulas sindicales y sobre una parte importante del movimiento asociativo en España.

La convocatoria de huelga y la presión de los trabajadores han tenido resultados casi inmediatos, demostrando que la lucha es el camino para la conquista de derechos. Ante el llamamiento de huelga para el 18 de junio, para la cual se esperaba una participación masiva de las plantillas, la empresa ha accedido a que el ERE sea, en principio, completamente voluntario. Ante esta importante pero insuficiente cesión los representantes sindicales han desconvocado la huelga. De este hecho se extraen dos lecturas: por un lado se vuelve a demostrar que la lucha sindical contundente y unitaria tiene efectos inmediatos en lo que se refiere a conservación y recuperación de condiciones laborales, aun en tiempo de crisis y de ofensiva del capital. Por otro lado se expone la necesidad de que en el seno de los sindicatos los cuadros más avanzados y conscientes den la batalla para evitar que se impongan líneas derrotistas u oportunistas. Si bien es cierto que la voluntariedad es un paso importante en la negociación, la empresa sigue manteniendo el ERE con condiciones lesivas como las indemnizaciones con tope en 24 mensualidades. Tampoco debemos confiar en la palabra de los capitalistas, para los cuales siempre en el momento de la verdad, “nada es personal, todo son negocios”: si la cifra de voluntarios no se aproxima al deseado por la empresa, no dudamos que emplearán todos los mecanismos coercitivos en su mano para buscar “voluntarios forzosos”. Al igual que la convocatoria de huelga ha puesto de manifiesto sus temores, su pronta retirada puede envalentonarlos. Es deber de las plantillas y de los representantes sindicales mantener la guardia alta y no dejar que el ambiente de combatividad conseguido decaiga. En esa lucha por articular un sindicalismo combativo las trabajadoras y trabajadores tendrán al Partido Comunista siempre a su lado, sin perder la perspectiva de aunar todas las luchas en una única lucha: la de construir una nueva sociedad.

Isabel Fernández

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