Cuando en enero del año 2019, en el seno de la Mesa Industrial de Madrid, el gobierno central asume el cierre de Alcoa, dará comienzo un período de lucha obrera y sindical que con altos y bajos y con diferentes episodios, irá jalonando la resistencia de los trabajadores del sector del aluminio en Galiza y en Asturias, frente a los intentos de desmantelamiento y de cierre de un sector y de una empresa, no sólo viable sino también necesaria y estratégica para cubrir las necesidades de producción alumínica en el estado.
Retrotrayéndonos al año 1998 con el gobierno derechista de Aznar, Alcoa adquiere a precio de saldo la filial del INI, (INESPAL), que en aquel momento contaba con casi 5.000 trabajadores/as. Inicia aquí su parasitaria actuación, a saber: eliminación de puestos de trabajo, incremento de la explotación salarial, subvenciones, saqueo de lo público, beneficios fiscales, tarifas ventajosas y toda una serie de formas encubiertas de transferencia de recursos y dinero público que van a parar a sus privadas y exclusivas cuentas.
Pero las oscuras maniobras de una patronal significativamente mafiosa y trilera tampoco terminarían con la venta de Alcoa al fondo suizo Parter, a su vez revendida al grupo Riesgo… Más bien continuó su actividad explotadora y delictiva a través de una serie de “personajes” ejecutivos empresariales que terminarían siendo investigados y detenidos por estafa y despatrimonialización en la venta de las plantas de ALUIBÉRICA de A Coruña y Avilés. Es el caso de Diego Peris (administrador de Riesgo), Rubén Domenech, Alexandra Camaño (directora ejecutiva de Aluibérica) y Luis Losada (administrador único de System Capital Management).
A la lógica desconfianza de los sindicatos de clase y del colectivo de trabajadores en el momento de la venta de las plantas de A Coruña y Avilés, (cuando también nuestro Partido mediante un extenso comunicado, hizo pública la denuncia de la complicidad de las administraciones autonómica y central, que ahora tratan de eludir sus responsabilidades y lavarse las manos), vino a sumarse apenas unos meses después, la evidencia de los hechos:
-Fraude e incumplimiento de los acuerdos de mantenimiento de los puestos de trabajo y de la actividad productiva. (Modernización de la fundición, nuevas tecnologías de colada, hornos específicos para la chatarra, formación de los trabajadores en nuevas tecnologías…)
-Incumplimiento del Convenio Colectivo, recortes en derechos sociales, retrasos e impagos salariales…
-A todo lo anterior se suman la más salvaje represión sindical con el despido de 5 trabajadores/as, 4 de ellos miembros del Comité de Empresa (incluido su presidente), vulneración del derecho fundamental de huelga, etc, con lo que se pretende amedrentar a los trabajadores y poder llevar adelante el desmantelamiento de la antigua Alcoa de A Coruña.
Frente a los fraudes y los abusos, los trabajadores y trabajadoras de ALUIBERICA de A Coruña reaccionaron con determinación, protagonizando toda una serie de movilizaciones y protestas con concentraciones y manifestaciones, incluida una huelga indefinida desde diciembre pasado, que constituyen la única garantía para que se respeten sus derechos. Nos lo decía el pasado 27 de marzo el compañero J. C. López Corbacho, presidente del Comité, quien en unas declaraciones para NR apelaba a la lucha como única forma salir de la situación en la que se encuentra hoy el colectivo de trabajadores afectado. Una movilización en la que el PCTG estuvo presente apoyando, saludando la unidad sindical en la lucha, apelando a la solidaridad de clase y del pueblo Coruñés con la clase obrera y difundiendo nuestra alternativa política.
El mundo se mueve, la lucha de clases continúa su devenir histórico y pese a las tibiezas del reformismo, no se puede seguir confiando en compatibilizar el Ibex-35 y los intereses de la CEOE, con los intereses de la clase obrera y sus necesidades inmediatas y futuras. ¿Qué puede esperar la clase obrera de la derecha instalada en la Xunta? Pero tampoco podemos ser ilusos y creer que la socialdemocracia y sus propuestas engañosas serán la solución de nada. Su responsabilidad en los famosos planes de “reconversión industrial” no es de ahora, viene de lejos, desde los años 80. Funcionan así el capitalismo y sus gestores. Por tanto, la solución no pasa por la intervención temporal de la empresa. De nada vale buscar otra empresa, que prometa mantener empleos, y acabe saqueando dinero público, empeorando las condiciones de trabajo, y vuelva a las andadas. Ni la privatización, ni la venta, ni las bonificaciones garantizarán la continuidad, porque los beneficios capitalistas no son ni fueron nunca la garantía de futuro para la clase obrera, es justamente al revés: el mantenimiento de sus beneficios descansa sobre nuestra explotación y sobre el deterioro de nuestras condiciones de vida y de trabajo.
Lo reiteramos una vez más, el Partido Comunista defiende la nacionalización, pero no para asumir sus pérdidas, no para satisfacer su insaciable apetito especulador, (mientras la salud y educación públicas carecen de lo imprescindible, incluso en situaciones de grave emergencia como la que vivimos), sino como parte de un plan integral que contemple la nacionalización bajo el control de la mayoría social trabajadora, de todos aquellos sectores estratégicos que garanticen la satisfacción de las necesidades del pueblo y su derecho a una vida digna. Aluibérica y Alcoa son la misma causa, son una expresión más del proceso de desertización industrial que está atravesando Galiza y amplias zonas del estado. Revertir este proceso solo dependerá de nuestro aporte, de nuestra propia lucha y de la confianza en nuestra descomunal fuerza que como clase social poseemos.
Francisco Sebio