La pandemia silenciosa: juegos de azar y apuestas deportivas

El negocio del juego no deja de crecer cada año en España: ha pasado de los 219 millones de beneficio bruto en el año 2013 a los 749 en el 2019. Igualmente, el gasto que las propias empresas realizan en publicidad ha aumentado desde los 9 millones en 2013 a los 52 en 2020, utilizando para sus fines a figuras del deporte, famosos o ‘’youtubers’’, y centrando el mensaje en la facilidad de obtener elevadas cantidades de dinero con pequeñas inversiones, atrayendo a los clientes con bonos regalo e incluso con ‘’ofertas de desayuno’’.

La proliferación de estos locales, principalmente en los barrios de extracción obrera, no cesa a pesar de la ‘’regulación’’ vigente. Una regulación que es insuficiente e ineficaz, y cuyo Real Decreto contiene frases como la siguiente:

‘’Se busca asegurar un crecimiento ordenado del sector que dé prioridad a una oferta de juego respetuosa con una política de juego responsable’’.

Dicho esto, y viendo las medidas tibias que se están tomando desde todas las instituciones de diferente signo, podemos afirmar que en ningún caso pretenden acabar con una lacra que afecta principalmente a las clases populares de nuestro país. Su lógica es la de regularlo para hacerlo ‘’menos lesivo’’, mostrándose incapaces de enfrentar a una patronal que cuenta entre sus asesores legales con personajes tan reconocibles como el ex ministro Rafael Catalá (Codere), sin obviar los jugosos contratos que genera con el mundo del deporte.

En la misma línea, se habla de limitar la apertura de nuevos locales y aumentar su distancia a los centros escolares, pero no se hace referencia a las facilidades que existen a través de las plataformas de internet, donde el juego es todavía más accesible y atractivo por su comodidad desde cualquier sitio y a cualquier hora. Exigen exclusivamente la colocación de banners de ‘’Juego responsable’’ y acotar los horarios de publicidad en los medios (pongan un canal de TV ‘’alternativo’’ a partir de las 23h y juzguen ustedes mismos).

Si bien es una lacra extrapolable a todo el estado, en Asturias se nos han encendido las alarmas con los datos publicados recientemente:

-En Gijón existen 2 casas de apuestas por cada biblioteca o polideportivo.

-Los ‘’autoexcluidos’’ de los juegos de azar por problemas de ludopatía suben un 10,77% en 2020, siendo las cifras oficiales sólo la punta del iceberg.

-De los 45 millones que el Principado recauda anualmente del juego, solamente destina 50.000 euros a la lucha contra la ludopatía.

Así mismo, y aunque digan lo contrario, el número de menores de edad que se inician en el juego aumenta cada año que pasa. Entre los motivos más reseñables que llevan a la juventud española a esta situación, un 48,5% señala que lo hace por diversión, y un 6% por necesidad.

Las formas de ocio están derivando peligrosamente hacia el juego online, a lo que hay que sumar un porcentaje alto de los que hacen un uso muy habitual de redes sociales, series, televisión, videojuegos y compras.

Esta situación se da en gran medida por la falta de alternativas reales y de inversión en cultura y ocio. Si a la escasa existencia de centros culturales en los barrios, instalaciones deportivas, cines y teatros de forma gratuita o a precios accesibles, le añadimos la crisis económica en la que ya nos encontramos y que promete ser devastadora (el paro juvenil en España ronda el 40%), el incremento de las adicciones parece que va a ser un hecho que próximamente podremos corroborar y para lo que no se están tomando medidas.

Después de salir a las calles y acudir a diferentes institutos de las principales ciudades asturianas para conversar con los estudiantes y preguntarles por sus opiniones e inquietudes, pudimos constatar que: prácticamente el 100% conoce a alguien que juegue o haya jugado (principalmente apuestas de fútbol y ruletas); muchos sabían también de gente que ha tenido o tiene problemas de adicción, bien sea entre sus amigos o familiares (compaginados en muchos casos con consumo de drogas). Es un tema que preocupa y del que no les cuesta nada hablar. Incluso algún profesor nos trasladó su aprobación y la necesidad de llevarlo a las aulas. ¿Por qué no se escuchan sus miedos y preocupaciones y no se les toma en cuenta respecto a los problemas que les afectan, si realmente es un tema en el que hay tanto consenso?

Nosotros les hemos trasladado nuestras propuestas:

-Prohibición total de la publicidad e incitación al juego de azar, así como las cajas botín y pagos integrados en los videojuegos.

-Cierre de las casas de apuestas, casinos y páginas web/aplicaciones de juego. Eliminación de máquinas tragaperras de los locales de restauración y ocio.

-Elaboración de planes juveniles financiados por los presupuestos públicos que garanticen el acceso y promoción de un ocio saludable a la totalidad de la población, gestionado y planificado por las asociaciones vecinales, grupos culturales y/o deportivos y los propios jóvenes, tomando parte en las decisiones y organización de las mismas.

Es necesario que desde los barrios obreros nos organicemos para echar a estas empresas, que exijamos a las instituciones que apliquen medidas reales y que se tengan en cuenta las preferencias y necesidades de la juventud.

El sistema quiere adictos al juego. No se lo permitamos.

Daniel García Peña

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