El pasado 13 de noviembre Marruecos rompió la tregua con el Frente Polisario que databa de 1991 y entró en el paso saharaui de Guerguerat. El pueblo saharaui, tremendamente maltratado, primero por España y luego por Marruecos, se ve abocado a un nuevo conflicto armado con una potencia muchas veces superior para garantizar su supervivencia.
La reacción de España ha seguido el patrón habitual, tanto por los gobiernos del PSOE como del PP, mirar hacia otro lado como si la cosa no fuera con nosotros. No, la cuestión del Sáhara Occidental no es un asunto interno de Marruecos, es una cuestión que atañe a nuestro país, puesto que según la ONU España es todavía potencia administradora de un territorio pendiente de descolonizar.
Hagamos un breve repaso histórico. El Sáhara Occidental fue una colonia Española hasta 1975 a pesar de los reiterados requerimientos para proceder a su descolonización como el resto de África. En plena transición España por fin accedió a celebrar un referéndum de autodeterminación, pero antes de celebrarlo, cedió ese territorio a Marruecos. Este país era, y sigue siendo, uno de los mayores aliados de EEUU en la zona, y regalarle el territorio del Sáhara fue una buena manera de asentar el nuevo status-quo postfranquista, especialmente el reconocimiento de Juan Carlos I por parte de los EEUU. Con el ignominioso acuerdo tripartito de Madrid, los saharauis tuvieron que ver cómo se les pasaba de una mano a otra como si fueran simple ganado. La ONU declaró no válido el acuerdo tripartito de Madrid, con lo que nuestro país sigue siendo oficialmente el responsable de un territorio ilegalmente ocupado por Marruecos en su mayoría, aunque España hace caso omiso de la ONU y se niega a aceptar ninguna responsabilidad sobre el Sáhara Occidental. En 1991 se firmó un alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario en el que se acordó la celebración de un referéndum de autodeterminación. Marruecos incumplió su parte y lleva casi 30 años impidiendo la celebración de este referéndum con el beneplácito de España y EEUU. Casi 30 años de silencios cómplices con los crímenes y atropellos contra un pueblo heroico.
Hay quienes desde la más absoluta inocencia pensaban que la presencia de Unidas Podemos en el gobierno iba a cambiar las cosas. Tras el ataque marroquí, el silencio fue sepulcral. Finalmente la respuesta del gobierno llegó 2 días después con una nota del Ministerio de Exteriores donde se condenaban las acciones de solidaridad con el pueblo saharaui que se habían realizado en España. Cierre de filas con Marruecos. Acto seguido, para completar la función, los líderes de UP salían a decir, en abstracto, que la solución para el Sáhara pasaba por la resolución de Naciones Unidas. Los mismos que hace nada exigían a España responsabilidades sobre el Sáhara ahora se limitan a nombrar una resolución que es papel mojado porque se incumple desde hace décadas gracias al gobierno del que forman parte. La cosa parece que no va con ellos.
Finalmente cabe hacer mención también al silencio de la derecha y la extrema derecha en este asunto. Durante años se ha atizado un nacionalismo atroz con respecto a Marruecos, situando que nos invaden los “moros” o haciendo campañas publicitarias como la heroica reconquista de los pedruscos del Perejil. Sin embargo, en el momento en que Marruecos ataca militarmente un territorio oficialmente bajo administración española, estos supuestos patriotas callan. Los que se ponen gallitos exigiendo Gibraltar español, se hacen los despistados cuando se habla de un territorio que según la ONU sí está bajo administración española y está ocupado por otro país. Son los mismos que defienden sin tapujos la presencia de bases militares de EEUU en territorio español. Su nacionalismo no es más que una coartada para el odio al débil mientras no tienen reparos en arrodillarse a lamer las botas de los poderosos.
¡Por la autodeterminación, viva la lucha del pueblo saharaui!