La dirección de la compañía textil modificó el lunes 18 de mayo, de manera unilateral y de un día para otro, los horarios del personal de tiendas en todo el estado, decisión que incluyó también a las trabajadoras con reducción de jornada por cuidado de hijas e hijos, en un ataque directo contra el derecho de conciliación de la vida laboral y familiar.
La modificación unilateral de las condiciones de trabajo impuesta por Inditex al personal de las tiendas se produjo de un día para otro, sin negociación con los comités de empresa, y mediante llamadas telefónicas para no dejar rastro escrito de esta vulneración de los derechos laborales conseguidos a lo largo de años e impedir así a las trabajadoras el poder reclamar.
A traición y haciendo un uso abyecto del estado de emergencia sanitaria, a las trabajadoras el beato benefactor Amancio Ortega les robó su día libre, el límite de tardes y librada de fin de semana, y ni siquiera podrían disfrutar en muchos casos del descanso semanal mínimo que establece la ley. Esta modificación afectó a todas las trabajadoras que disfrutan de concreción horaria por conciliación de la vida laboral y familiar, y que en muchos casos lograron este derecho tras reclamaciones judiciales.
Muchas trabajadoras fueron coaccionadas por la dirección para que aceptasen unas modificaciones horarias que los comités de empresa aun no habían recibido por escrito. Fuerzas policiales desplegadas en los almacenes de la empresa se aseguraron de impedir a las trabajadoras y a sus representantes el ejercicio de sus derechos laborales.
Denunciada en la Inspección de Trabajo, la empresa arguyó que actuaba “por el bien de las trabajadoras”, supuestamente para garantizar su salud, cuando lo que pretendía es ahorrar costes evitando tener que contratar personal temporal para cubrir bajas y vacaciones ya que no respetan ni los descansos del sábado ni cumplen los descansos semanales. El sábado libre mensual y el día de descaso semanal conquistados en dura lucha son robados a las trabajadoras en el marco de la política de rapiña del gigante textil utilizando las condiciones de la pandemia. Además la empresa privó a las trabajadoras del servicio de cocina en las tiendas, impidiendo el uso de microondas y neveras y no facilitando ningún servicio de catering. Bajo el lema “la vaporeta es nuestra vacuna”, la empresa se ahorró con irresponsabilidad criminal la implementación de cualquier medida seria de seguridad.
Inditex ha aprovechado la emergencia sanitaria para arrebatar a las trabajadoras todos los derechos adquiridos, cuando éstos se hacen más necesarios que nunca en el contexto de la emergencia sanitaria que ha concentrado absolutamente todos los cuidados en el ámbito doméstico y sobre los hombros de las madres trabajadoras. Estas han de pagar muy caro el hecho de no haber entrado en ERTE y la sed de ganancias de la gran patronal. Ahorrar costes es la consigna de la empresa.
Hay que hacer frente a este ataque directo del capital contra el trabajo, personificado en la ofensiva de Inditex contra los derechos laborales de su plantilla.