Madrid está siendo el epicentro de la crisis del coronavirus en España. Este artículo es la tercera entrega de una crónica —a través de sus trabajadores— de estos días.
Nos encontramos con compañeros de tiza en una suerte de entrevista telemática, haciendo nuestro ese mantra del teletrabajo que el Consejero de Educación Enrique Ossorio farfulla como si a fuerza de repetirlo fuese más factible y ocultase mejor el suelo de barro que estamos pisando, conformado por la falta de medios, la improvisación y una escuela pública debilitada tras años de ataques.
El prisma de la Comunidad Educativa es complejo y diverso, por ello realizaremos breves preguntas a diferentes miembros de la misma.
Hablamos con Natalia, profesora de Educación Infantil. ¿Cómo viviste la incertidumbre de los primeros días en base a las instrucciones contradictorias de la Consejería? ¿Cómo te afectó?
Pues empezando porque los trabajadores de educación nos enteramos a la vez que el resto de la población del cierre de los colegios, ya que se publicó en los medios de comunicación antes de que los centros recibieran noticias concretas de la Administración. Además, las primeras condiciones del cierre de colegios eran confusas y con instrucciones que cambiaban cada poco tiempo, creando incertidumbre no solo en los docentes, si no en las familias que nos preguntaban dudas que éramos incapaces de resolver debido a la falta de información clara sobre la nueva situación a la que nos enfrentábamos todos los miembros de la Comunidad Educativa.
Todo ello creó una situación delicada para el equipo directivo, en el que la Administración delegó ciertas decisiones que debieran haberse concretado por su parte con anterioridad. Decisiones que se revocaron posteriormente con el cambio de instrucciones y el paso al trabajo online.
Siendo educadora de infantil mi forma de trabajar se ha visto muy afectada ya que en estas edades lo importante es el contacto directo con el alumnado, la realización de actividades manipulativas y dinámicas que generen en ellos curiosidad por aprender, escuchar sus dudas y los intereses que surgen en cada momento, algo que no se puede sustituir ni realizar a través de las aplicaciones digitales. Aún así, siguiendo las instrucciones de la Administración, los docentes nos pusimos a recopilar correos de las familias para mandar pautas educativas durante estos días, verificando que muchos correos eran erróneos o en algunos casos no tienen, lo que ha implicado mantener contacto telefónico con las familias para solventar estas dificultades.
Como conclusión, creo que esta pandemia a nivel educativo lo que está provocando es un aumento de las diferencias entre diferentes tipos de colegios (públicos/concertados) y desigualdades aún mayores en el alumnado (no todos tienen los mismos recursos digitales, ni las situaciones familiares son iguales). Por lo tanto, no se puede trabajar online en las mismas circunstancias y desde las administraciones educativas se debiera reflexionar en la función de los centros educativos, que es compensar desigualdades y no aumentarlas.
Preguntamos a Enrique, delegado de CGT Enseñanza. ¿Cómo profesor y sindicalista cuál ha sido tu visión respecto a la pérdida o la afectación a los derechos de los trabajadores durante esta crisis sanitaria y la crisis económica que la primera cataliza?
Pues hay una primera respuesta evidente, pero en la que hay que insistir para que aún lo sea más: las crisis, sea cual sea su origen o definición, ya sean sanitarias, económicas, ecológicas… golpean con mayor intensidad y consecuencias más dramáticas a los que ya partían de situaciones más desfavorecidas. Así vemos, que mientras en la televisión se nos bombardea con aquel “quédate en casa” o con las sanciones que le pueden caer a quien vulnere el confinamiento, son miles los trabajadores y trabajadoras, de los sectores más precarizados y vulnerables, que se ven cada día obligados a coger metros y autobuses para llegar a “curros” en los que tampoco tienen garantizadas un mínimo de condiciones sanitarias o de prevención el contagio, ¡al mismo tiempo que los voceros de la ultraderecha (e incluyo al PP dentro de esta categorización) andan llorando y difamando por los rincones pidiendo una normalización de la situación laboral, para que sus beneficios no se vean afectados, eso sí, siempre “en el nombre de España”.
Comprobamos que precisamente es en los barrios y pueblos netamente obreros, aquellos en los que el concepto “teletrabajo” suena a poco más que un chiste, donde los niveles de contagio son más altos. Barrios y pueblos que, antes igual que ahora y dentro de un mes, encabezarán el triste “ranking” de cifras de parados.
Todo esto en el contexto de una sanidad pública recortada de forma sistemática desde hace años y que ahora está dando una pelea heroica, como gato panza arriba, después de años de expolio por parte de la misma derechona que ahora parece no haber roto nunca un plato; de una educación pública que ya iniciaba este curso, y no es el primero, con una notable necesidad de recursos para el apoyo a la diversidad, algo que es especialmente crudo y evidente en estos momentos en los que parece que se piensa que, con dar una tablet a cierto número de familias (y eso en el mejor de los casos…), ya se está atendiendo a la diversidad social, cultural y económica!.
Sí… ¡este virus y sus consecuencias, que ahora mismo tan sólo empezamos a atisbar en todo su dramatismo, claro que entiende de fronteras… y de clases sociales!.
¿Has percibido en el sindicato algún colectivo de la comunidad educativa especialmente afectado durante esta crisis?
Sí, por supuesto. Lo que está ocurriendo con las trabajadoras de muchas Casas de Niños y Escuelas Infantiles es una buena prueba de ello: porque son trabajadores/as de la enseñanza, como nosotros/as; porque nos coordinamos con ellas en muchos momentos del curso y porque, a veces, compartimos espacios de formación… ¡pero cuando llega un momento como este, de crisis social, económica y laboral, se hace muy evidente que no somos iguales!. Que su realidad de contratación les lleva a situaciones de ERTE, o incluso de presión por parte de su empresa, ya sea esta uno de los habituales “negocios” que abundan en este sector, un ayuntamiento o alguna de esas “cooperativas”, a veces con la etiqueta de “progre” muy bien puesta, que gestionan aquello que se dio en llamar “gestión indirecta” y que en situaciones como esta demuestra bien a las claras su verdadero carácter. Porque los que tenemos la suerte de ser funcionarios, hoy al igual que en la crisis del 2008, podremos sufrir mucho por la situación sanitaria, por el dolor de tantos y tantos, pero la verdad es que tenemos garantizada nuestro puesto de trabajo y nuestra nómina, por lo menos por ahora. Y esa es una diferencia esencial con otros trabajadores que no debiéramos perder nunca de vista y que, como sindicalistas, nos refuerza en nuestra apuesta por un sindicalismo de clase radicalmente enfrentado a los corporativismos que, cada vez más, infectan la enseñanza….
Punto y aparte es la situación de las trabajadoras de comedor o de la limpieza de los centros escolares… que se han encontrado de la noche a la mañana en la calle, de la mano de un ERTE que no saben en que acabará. Compañeras y compañeros que comparten con nosotros el día a día de colegios e institutos sin que, la mayoría de las veces, seamos
conscientes de cuál es su situación laboral y económica… ¡de tal manera que, para buena parte de otras opciones sindicales de corte “amarillo o azulón” pero siempre corporativas, ni tan siquiera existen como parte esencial de los centros que son!. O la tremenda existencia de buena parte de las familias a las que pertenece nuestro alumnado, trabajadores y trabajadoras que resisten como pueden a crisis tras crisis, en condiciones de vida cada vez más duras e insoportables, lo que parece ser una situación “invisible” para todo ese sector del profesorado que no suele ir más allá de su corporativo ombligo de tareas, deberes y exámenes, tanto ahora como antes del “bichito”.
Sin perder de vista que toda esta situación no ha “caído del cielo”, no es algo inevitable que tengamos que aceptar como plaga bíblica, sino que en muy buena medida tiene responsables y nombres: los gobiernos del PP y acólitos varios (pues también el PSOE sabe mucho de esto…) que dejaron caer nuestra sanidad pública en manos de la privatización, el “amiguete” y el negocio… Este gobierno ridículo y ultra reaccionario de Díaz Ayuso, en Madrid, que ha corrido para quitarse de en medio contratos y gastos ya pactados con empresas de comedor, mientras deja en manos de Telepizza o Rodilla las comidas de los niños con becas de comedor. Los grandes capitales, convertidos ahora en “caritativos donantes” de las migajas que les sobran de sus cuenta suizas o de las Caimán, engordadas con la evasión fiscal y la explotación cotidiana….
Por todo esto, la necesidad de un sindicalismo y de una política de clase, con una visión social y política amplia y que trascienda lo inmediato, incluso lo mezquino, para dar una respuesta global, transformadora y revolucionaria, es hoy más que nunca, imprescindible.
Continuamos, con Daniel, estudiante de la UCM. ¿Cómo ha afectado al estudiantado la actual coyuntura?
Como joven al que le afecta la crisis del coronavirus la situación que estamos viviendo los estudiantes es crítica. La desorganización y la falta de información son nuestros mayores enemigos. En muchos casos la información transmitida al estudiante es ambigua y en otros inexistente. En cuanto a universidad: cada universidad ha decretado una manera de hacer las cosas con indicaciones tremendamente abiertas y laxas para los profesores. Algunos están dando clase, otros no, en unos sitios se ha atrasado el calendario académico dos semanas, en otros más o menos días. Las gestiones académicas, todo lo referido a pagos de matrículas, periodos de movilidad externa, traslados de expediente… etc., han quedado en el limbo. Así que nos encontramos con que unos profesores están avanzando temario y otros no porque no dan clases telemáticas. Clases que, por cierto, no todo el mundo puede acceder a ellas porque no todo el mundo dispone de un ordenador con una buena conexión a internet.
En cuanto a enseñanzas medias, muchos institutos no han atrasado las clases aunque otros sí. Siguen avanzando temario y mandando multitud de tareas para casa. Lo más preocupante es la alarma de cancelación de la EBAU como proponen ciertos actores, como el Sindicato de Estudiantes, entrando a la carrera con la nota media del bachiller y la ESO, es decir, aquellos que están en colegios privados donde la nota se regala tienen muchísimas más oportunidades.
En cuanto a FP, las prácticas están canceladas retrasando mucho todo el periodo académico, dejando de nuevo al estudiante enterrado en el pozo de la incertidumbre.
María nos habla de su vivencia como contratada predoctoral FPI en la UNED.
El cierre físico de las universidades desde el 11 de marzo 2020 y la consecuente adaptación del trabajo desde casa implica, en mi caso, una doble complicación:
Si bien la UNED se define ya como una universidad a distancia, lo que ha reducido el impacto, desde el inicio de la cuarentena, los foros de contacto con los estudiantes han visto multiplicadas las dudas, preguntas, reflexiones, quejas por la falta de información…. La atención a todas estas preguntas, desde una posición en la que los propios profesores desconocemos gran parte de la información, ha llevado mucho más tiempo de trabajo que el normal.
Reseñar además, que actualmente somos tres personas las que teletrabajamos en el mismo piso, con nuestros propios medios, la red de internet (así como el incremento del gasto energético) se ha visto en ocasiones saturada.
Respecto a la realización de la tesis doctoral. La tardía comunicación desde el Ministerio de Universidades, que solamente se ha comprometido a ampliar los contratos que terminaban este año 2020, compromete los plazos establecidos para la entrega de la tesis doctoral. Hay que entender el contrato FPI que tengo como una especie de “obra y servicio”, que, teniendo una fecha de finalización (en mi caso, enero 2023), debe adaptarse a terminar la tesis doctoral a tiempo. El cierre de los archivos, bibliotecas, y acceso a los recursos necesarios de la misma dificulta enormemente poder avanzar en el trabajo, así como los factores psicológicos de “bloqueo” y “falta de inspiración” propios del confinamiento. Además, la “presión” recibida por los directores de la tesis que, aún queriendo servir de ayuda, impulsan a aprovechar este mayor tiempo libre (que no es tal en verdad) para enviar avances. Un tercer elemento de presión se añade: la fecha de entrega de artículos (necesarios asimismo para entregar la tesis) que por las dificultades materiales (de falta de recursos) y psicológicas mencionadas, en un corto plazo, está siendo muy difícil realizar.
Cristina, desde la UCM, complementa la visión con una batería de dudas que se agolpan en los departamentos. ¿Cómo lo has vivido?
Si bien el rector emite comunicados, como siempre el individualismo y la falta de previsión en el trabajo colectivo siguen vigente, han sido muchos los años del sálvese quien pueda y medrar a toda costa, sin una cultura delo colectivo. Los departamentos como el mío son bastante grandes, de unos 80 profesores, sólo hemos tenido una reunión de departamento, desde entonces, no se ha vuelto a reunir, ni sean convocado reuniones de las unidades docentes para organizar la docencia online, concretar el tipo y las fechas de evaluación y solventar problemas laborales, quedando múltiples dudas en el aire:
¿Qué sucede si un profesor está de baja y no pude dar sus clases? ¿Alguien lo sustituye? ¿Si algún profesor no tiene el equipo adecuado o la situación familiar propicia? ¿Si los alumnos no pueden conectarse? ¿Cómo debemos actuar?
Al final todo queda en la voluntad individual y en el deseo de cada profesor de hacer bien su trabajo, tapando con sus buen hacer y sobreesfuerzo las carencias de las instituciones. En mi caso en concreto, he podido contactar con la mayoría de los alumnos y les estoy mandando unas tareas para poder evaluarles. También les he sugerido que si tienen algún problema de salud o personal contacten conmigo para poder remitirles a diversos organismos que la facultad ha propuesto. También animando a organizarse y no dejarse vapulear por la situación.
Por otro lado entroncan las situaciones personales, docentes con horarios de teletrabajo desbordantes y personas dependientes a su cargo o alumnos bajo la presión de no saber si podrán hacer frente a futuras cuotas ante el factor económico de la crisis….