Estoy oyendo la radio mientras lavo la loza en el confinamiento. Y algo me llama la atención. Oigo los nombres del trabajo, esos nombres que no suelen llegar a los grandes medios. Cuidadora de Ancianos, Médico, Dependienta del Supermercado, Jornalera del Campo, Marinero.
No se habla del trabajo, más que en ocasión de catástrofes. El latir del mundo depende de nosotros, pero el silencio convierte este hecho en un sobreentendido irrelevante. Sí, la clase obrera carece de visibilidad.
No se nombra al trabajador, ni apenas a su oficio. Solo al «ciudadano», ese ser abstracto que tanto puede ser primer accionista de un banco como parado de larga duracion sometido a deshaucio.
Solo si revienta un petrolero o se desparrama una pandemia, cuando la cosa va muy mal, pues, las voces destacadas y sus mezquinos resonadores nos honran con su eco. El miedo puntual a una nueva calamidad, el miedo a la cólera contenida que esa calamidad puede desatar hace que se nos nombre, elogiosamente, con los mil nombres del trabajo.
Ese miedo concreto, inmediato, desplaza puntualmente el miedo de fondo: el que vive del trabajo ajeno teme que nos demos cuenta de hasta qué punto NO lo necesitamos.
Teme que reparemos asombrados en todo lo que nos ha robado legalmente, como patrón, en los últimos 200 años ayudándose ya con la porra, ya con el chantaje o la bala, ya con la palabra bonita.
El trabajo da la vida, mientras los amos de todo constituyen una piedra fea y sucia en el camino. Este 28 de marzo de 2020, mientras los más, los de siempre, daban vida, muchos muriendo en el intento, los representantes de la burguesía europea regateaban de la manera más zafia aferrados cada uno a su chequera.
Mientras los que no tenemos casi nada lo compartimos todo, los que lo tienen todo gruñen mirándose de reojo.
No necesitamos a esos esperpentos.
Los nombres del trabajo, en cambio, nombran a una clase social, la clase trabajadora, imprescindible para que la vida continúe. Por eso, aunque extraño, es bello oir esos nombres por la radio, aunque tenga que venir una pandemia para ello.