Cuba está en primera línea del frente de batalla contra el coronavirus. La puntera biotecnología cubana ha elaborado el Interferón alfa 2B, un antiviral que, combinado con otros fármacos, está ayudando a tratar el COVID-19.
Desde febrero este antiviral fue considerado dentro de la lista de 30 medicamentos que estaba probando la Comisión Nacional de Salud de China para combatir el brote de coronavirus. A día de hoy la lista de medicamentos se ha acortado a 10 posibilidades y el Interferón alfa 2B sigue figurando en ella.
Hace años Cuba hizo una transferencia de tecnología a la provincia de Jilin, de lo cual surgió la planta chino-cubana ChangHeber. Esto ha hecho posible la producción de más de 10.000 unidades del Interferón desde el pasado 25 de enero en China con el uso de tecnología cubana.
Según la revista Science, el Interferón alfa 2B es un antiviral utilizado para elevar las defensas del organismo e inhibir la proteasa, una enzima que le permite al coronavirus multiplicarse en el organismo. También ha sido utilizado con éxito contra el VIH, la hepatitis B y C y contra el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) durante el brote del 2003.
China ha recomendado a la comunidad internacional que el medicamento sea colocado en el protocolo de tratamiento del COVID-19, lo cual ha sido acatado por diversos países, entre ellos España e Italia.
Gracias a la planificación económica Cuba tiene reservas de Interferón alfa 2B para cubrir no solo la demanda del país en caso de expandirse el virus, sino también de parte de la comunidad internacional. Las autoridades de BioCubaFarma especificaron que 15 países de América Latina, Europa, África y Asia ya han solicitado información o suministro de este medicamento.
Mientras las empresas farmacéuticas capitalistas han aprovechado la situación en Wuhan para especular, Cuba ha mantenido su apoyo al país asiático. Ahora que el virus se ha expandido al mundo en la pequeña isla caribeña se enciende un faro de esperanza. El Socialismo no especulará con nuestras vidas.