Como afirmó el gran historiador comunista Pierre Vilar: “La historia está hecha de lo que unos quisieran olvidar y de lo que otros no pueden olvidar”.
Se iniciaba la década de los años 70, años de dura represión que pese a todo no logran acallar la movilización de la clase obrera gallega, sobre todo en los tres principales centros industriales de Ferrol, Vigo y A Coruña. En las negociaciones de los conflictos de las grandes empresas se impone una representación obrera que en las elecciones sindicales de 1971 consiguen importantes resultados en empresas como Bazán, Barreras, Vulcano, Freire, Astano, Censa o Citröen… La elección de los nuevos jurados va a tener lugar en el contexto de la última fase de crecimiento del sector naval, el comienzo de la crisis de 1973 y la agudización de la crisis de la dictadura que demostrará la inutilidad, cada vez mayor, del aparato sindical verticalista y del intento de sustitución por la Central Sindical Única de clase. Se abre una dinámica en la conflictividad obrera que hace de la calle un escenario de lucha que culminará en las grandes movilizaciones de 1972, en la cual aparecen, además de las Comisiones Obreras, otras opciones organizativas como el Sindicato Obreiro Galego (SOG), la UGT o la USO.
Con la intención de desmarcarse de los centros de Cádiz y Cartagena, (cuya representación estaba copada por el vertical), se plantea en la Bazán de Ferrol la negociación de un convenio colectivo de factoría. Los impedimentos que la dirección opone a los enlaces va a ir generando un enfrentamiento creciente que se expresa en la negativa a realizar horas extras, en el abandono de los turnos de 12 horas y en paros durante varios días que son respondidos con amenazas de despidos. Por fin, la firma del convenio sin la participación del jurado de Ferrol, empuja a los trabajadores a la huelga el día 9, mientras que una manifestación el propio día 10 de marzo es reprimida por la policía franquista disparando y matando a Amador Rey y Daniel Niebla, y dejando más de 30 heridos. Paralizada la ciudad durante varios días, el conflicto se salda con el despido de más de 40 trabajadores y la detención de los principales dirigentes, procesados y sometidos a consejo de guerra y al juicio de “los 23 de Ferrol”.
La lucha y el derramamiento de sangre obrera no será en vano. Se puso una vez más de manifiesto la solidaridad de la clase obrera gallega con paros como el de Barreras en Vigo, con nuevas movilizaciones y con aportaciones económicas solidarias de toda Galiza, del estado y de varios países europeos.
El humo de la represión, las sirenas, los gritos, las balas, la muerte… Permanecen aún frescos en los recuerdos de muchos obreros y ferrolanos y ferrolanas que no podrán ni querrán jamás borrar de sus mentes. Sin las jornadas de lucha de marzo de 1972, sin su memoria y su ejemplo , no podría entenderse la historia reciente del proletariado gallego. Ni un solo aniversario desde aquel 10 de marzo dejó de recordarse a Daniel y Amador con manifestaciones en las principales ciudades gallegas celebrando el Día da Clase Obreira Galega.
La ingratitud, la falta de memoria histórica y hasta el olvido insultante, permite a algunos usar la palabrería barata sin conocer el papel clave que el 10 de Marzo jugó en el movimiento obrero organizado en Galiza como continuador de la mejor tradición de lucha obrera desde los años finales del XIX y comienzos del siglo XX. Una importancia que esos algunos quisieran olvidar y que el Partido Comunista dos Traballadores da Galiza quiere recordar y homenajear en estas líneas de NR.
Gracias a la lucha generosa y desafiante del movimiento obrero durante los años de a longa noite de pedra que la dictadura franquista representó, millones de trabajadores y trabajadoras disfrutamos las conquistas sociales y laborales que hoy peligran de la mano de unas estrategias reformistas e interclasistas que pretenden recoger la flor, lavándose la cara con el espantajo amenazante de una piara de falangistas desteñidos, que parece querer regresar para no perder sus privilegios de cuna burguesa.
La centralidad del 10 de marzo para los y las comunistas de Galiza es asumido por nosotros/as ya que en él convergen todos los elementos militantes, estratégicos e ideológicos que trascienden y unifican lo mejor de la tradición obrera de nuestro pueblo con el presente de lucha en el que intervenimos.
Los Comunistas gallegos seguimos la senda de Daniel y Amador. Nunca os olvidaremos. A Loita Continúa! Viva o 10 de Marzo. Viva o día da Clase Obreira Galega!