Cuando Marcelino Camacho y Josefina Samper buscaron piso en Madrid, a principios de los años 60, se decidieron por el barrio de Carabanchel, y no por Canillejas, donde Marcelino tenía su trabajo en la fábrica Perkins, por un simple motivo: la cárcel estaba más cerca. Bien sabían ambos que, por aquel entonces, la vida que habían elegido les iba a tener más tiempo en prisión que en libertad. Esta anécdota la cuentan ambos en la película documental Lo posible y lo necesario, de 2018, dirigida por Adolfo Dufour, sobre la vida del primer Secretario General de Comisiones Obreras. Marcelino y Josefina lo recordaban entre risas, pero el hecho en sí es tan serio y tan elocuente sobre una forma de ser que estremece.
El documental, de realización austera, está armado sobre sobre guión del propio director, Adolfo Dufour, de Pablo Mínguez y del hijo de Marcelino, Marcel Camacho Samper. Cuenta la vida de Marcelino, desde su infancia y juventud en Soria, como hijo de un obrero ferroviario que destaca en la escuela pero que se ve obligado a dejar los estudios, hasta el sigo XXI, luchando aún por los derechos de los trabajadores. La película recorre el viaje vital y político de Marcelino. En 1935 se une al Partido Comunista de España, un año más tarde tendrá que cruzar a pie la Sierra de Madrid, para unirse a las tropas republicanas. En los estertores de la guerra, es detenido tras el golpe de Casado —no será la primera vez que la traición le busque la espalda—. Enviado a un campo de concentración en Marruecos, se fuga y consigue llegar a Oran (Argelia), donde conocerá a otra joven exiliada comunista, Josefina Samper, con quien se casará, tendrá dos hijos y compartirá la vida entera.
El documental de Dufour se detiene gran parte de su metraje, como es lógico, en las décadas de los 60 y 70, cuando Marcelino se fragua y convierte en el gran dirigente sindical español. El nacimiento de las comisiones obreras y su desarrollo como primera fuerza sindical y como movimiento sociopolítico que contribuye fenomenalmente a generar la crisis final de la dictadura. En los minutos finales del film llegamos a los años 90, hasta la celebración del 6º Congreso de CCOO, momento clave en la historia del sindicato, que se resuelve con el infame ataque a la presidencia de Marcelino y en pos de un sindicalismo pactista y huidizo de la confrontación clasista.
Marcelino manifestó en más de una ocasión el peligro de aceptar ciertos marcos. Entre el marco de lo posible, determinado por los de arriba, y el marco de lo necesario, determinado por la realidad de quienes todo lo producimos, suele haber un abismo.
Marcelino eligió lo necesario y dedicó su vida a luchar por ello. Así rompió los marcos que en tantos momentos establecían qué era posible y qué no. Fue un joven indómito, luego un dirigente obrero al que toda la represión de la dictadura no pudo doblar, y finalmente un “viejo militante de las causas justas” —como él mismo se definía— al que no pudieron domesticar, y quizás esto sea lo que más les sigue molestando a algunos.