A continuación reproducimos íntegramente la importante resolución del Partido Comunista de México, a propósito de la Declaración de Montevideo.
De manera reciente se han reunido los hermanos partidos comunistas del Cono Sur de América, y han emitido una Declaración Conjunta, que aborda asuntos de estrategia y táctica relativos a todo el movimiento comunista de América Latina, y en la que además, de manera infundada y peligrosa, se glorifica al socialdemócrata mexicano López Obrador, cuya política al frente del gobierno golpea los intereses del pueblo de México.
Por esta razón publicamos nuestra opinión, y buscaremos discutir de modo fraterno con los Partidos Comunistas la esencia de las posiciones de dicha declaración, pues creemos que éstas no sólo no promueven los principios, la reconstrucción y el fortalecimiento del movimiento comunista, sino que por el contrario, conducen a su degradación y alineación detrás de la socialdemocracia.
Creemos que el movimiento comunista en la región e internacionalmente se beneficiaría si tuviéramos la oportunidad de discutir los diferentes puntos de vista, sin excepciones, para que cada partido contribuya con sus posiciones y para evitar sacar conclusiones que, en nuestra opinión, no se basan en un análisis objetivo de la situación, y están en una dirección equivocada:
Desde el punto de vista histórico, se traza un parangón con la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Junio de 1929, y estando de acuerdo en rendirle el merecido homenaje, es necesario recordar que aquella no se limitaba a una región del Continente, sino que precisamente comprendía a toda la América Latina, articulada en la elaboración de una estrategia unificada en favor de los intereses de la clase obrera; no se buscaba únicamente el intercambio de puntos de vista, sino, como señalaba en la inauguración Eugenio Gómez –histórico secretario general de la Sección Uruguaya de la Internacional Comunista-: “No se trata sólo de mantener relaciones cordiales, sino de lograr la vinculación necesaria para el trabajo común”.
La delegación del PCM estuvo entonces encabezada por el camarada David Alfaro Siqueiros. Nosotros pensamos que la mejor manera de honrar la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana es continuar el esfuerzo convocado por el Partido Comunista Peruano y el Partido Comunista del Perú Patria-Roja, del Encuentro de los Partidos Comunistas de América Latina y el Caribe, es decir, hacer el máximo esfuerzo por materializar el II Encuentro este año 2019. Es vital el intercambio de opiniones y experiencias entre los partidos comunistas, en el marco bilateral, regional, continental e internacional; ningún otro esfuerzo de convergencia sustituye jamás las reuniones de trabajo de los partidos comunistas, en tanto que partidos de la clase obrera que analizan la realidad con la metodología científica del materialismo dialéctico e histórico, que colocan en el centro los intereses de la clase obrera y de los sectores populares.
La definición que se busca dar del desarrollo capitalista contemporáneo es ecléctica y por tanto confusa; se incorporan conceptos abrevados de escuelas económicas de distinto cuño, pero no se usan las de la economía marxista-leninista: se usan los conceptos de la clase dominante, los eufemismos que buscan atenuar y obscurecer que vivimos en el imperialismo, fase superior del capitalismo, el capitalismo de los monopolios. La crisis que vivimos a partir del 2008 fue de sobreproducción y sobreacumulación; puede que sea un asunto de redacción, pero la crisis económica no es impulsada, es un resultado de leyes objetivas, y no es permanente. La crisis ha dado lugar a la recuperación de la economía, que actualmente es débil, pero la fuerza motriz sigue siendo el lucro de los capitalistas, el carácter del desarrollo es clasista y los problemas de la clase obrera y de los sectores populares se mantienen y se agravan aún más.
En cualquier caso, como hemos experimentado muchas veces a través del desarrollo de la economía capitalista, se están creando las condiciones de una nueva crisis capitalista, y los comunistas deben calcularla bien para preparar a los trabajadores a tiempo.
La contradicción básica del capitalismo se ve agudizada, las contradicciones intrerimperialistas, no tomadas en cuenta en la Declaración, se exacerban. Las contradicciones entre Estados Unidos y China, la guerra económica que ha estallado, la desaceleración en la UE, China y las zonas de guerra son elementos que debemos seguir sistemáticamente porque están vinculados a la posibilidad de una nueva crisis capitalista.
Subyace la cuestión del neoliberalismo, pero dejando de lado que ésta es sólo una forma de gestión -como lo es también el keynesianismo- del modo de producción capitalista, que es el que explota a los trabajadores y a los pueblos y los condena a la barbarie. Es el capitalismo el que explota y oprime a la clase obrera de América Latina, en cualquiera de sus gestiones. Pensamos que es un error de estrategia concentrar los esfuerzos en contra de una de las formas de gestión del capitalismo, y no contra el capitalismo mismo, colocándonos así en un callejón sin salida, en el que la opción contra el «capitalismo salvaje» será la búsqueda utópica y peligrosa de la «humanización del capitalismo».
Así, se coloca la lucha por el socialismo como algo lejano, cuando hoy existen todos los elementos para hablar de los límites históricos del sistema capitalista explotador y de la maduración de las condiciones materiales necesarias para la sociedad socialista, equipando ideológicamente a la clase obrera y trabajando estratégicamente para la maduración del factor subjetivo.
El Partido Comunista de México, que cree profundamente en el valor del Internacionalismo Proletario, lucha decididamente contra las intervenciones imperialistas de los Estados Unidos y la UE en nuestra región y en todo el mundo. Durante décadas, en la práctica y la acción, ha expresado su lucha internacionalista y su apoyo a la Revolución Cubana, manifestando su solidaridad internacionalista con los partidos comunistas y los pueblos, de Venezuela y de todos los países. En esta dirección continuaremos, contra los planes imperialistas y las fuerzas reaccionarias, guiadas por sectores fuertes de la burguesía y de los EE. UU., que usan marionetas como Guaidó, Bolsonaro u otros.
Sin embargo, nadie puede refutar que, a pesar de los cambios gubernamentales de las últimas décadas y el surgimiento de gobiernos que se han declarado de izquierda en tanto aplican un programa socialdemócrata, han adoptado algunas demandas populares o han aliviado la pobreza extrema, la burguesía continúa teniendo el poder en sus manos y la propiedad de los medios de producción, siendo el lucro capitalista el criterio del desarrollo. Los partidos gubernamentales han administrado y administran el capitalismo sin amenazar la dictadura de clase de la burguesía, y eso para los comunistas es un tema crucial.
No basta con hablar de los errores de las gestiones de izquierda; después de 20 años de experiencia, es necesario un balance objetivo del llamado «progresismo», para sacar conclusiones sustanciales.
En primer lugar, debemos tomar lecciones de las consecuencias de mantener la base económica capitalista, del mantenimiento de la propiedad capitalista de los medios de producción, de la anarquía capitalista, lo que conduce a las crisis económicas y trae graves consecuencias contra los pueblos. Ello es necesario para superar el dilema del «mal menor» y juzgar la política de los gobiernos socialdemócratas desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera, de la lucha por abolir la explotación. Examinemos sus relaciones con los monopolios, los Estados Unidos y otras uniones imperialistas, los compromisos que han hecho, y veamos objetivamente que la negación de las expectativas y esperanzas de los pueblos es utilizada demagógicamente y le abre la puerta a las fuerzas reaccionarias y fascistas.
Si no se toman en cuenta las contradicciones interimperialistas, resultará muy complejo comprender los cambios que se producen en las alianzas interestatales y su sustitución por otras, favorables ahora al centro imperialista norteamericano, y ya no a la UE o a los BRICS. Pero la cuestión de fondo es: ¿Cuál es la naturaleza de clase de las uniones interestatales como MERCOSUR, UNASUR, CELAC, ALBA, etc?
Es necesaria una discusión a fondo sobre asuntos de estrategia; tal es el caso del grado de desarrollo del capitalismo en América Latina, puesto que hay dos conclusiones distintas: ¿Es, como pensamos nosotros, que el capitalismo se ha podrido y el socialismo es la alternativa inmediata, o, como señala la citada Declaración, es necesaria una etapa intermedia, que objetivamente es una etapa en el terreno del capitalismo, con una política de gestión burguesa, puesto que el poder político y los medios de producción están en manos de los monopolios?
El PCM considera que todas las manifestaciones desviacionistas deben ser refutadas. Hemos luchado contra el dogmatismo y el sectarismo, continuamos la lucha ideológica contra el trotskismo y otras tendencias similares que aparecen en América Latina y también están siendo utilizadas por la socialdemocracia.
Pero es muy necesario que los partidos comunistas y obreros luchen duramente contra el reformismo y el revisionismo. Diríamos que en la fase de hoy, es una cuestión de «vida o muerte» combatir el oportunismo de derechas que se fortaleció después de la contrarrevolución y es el vehículo de la negación de la revolución socialista y de la lucha de clases, de la sustitución del papel pionero de la clase obrera por otros sujetos «revolucionarios».
Por supuesto, los PC tienen el deber de estudiar las circunstancias particulares de sus propios países, el desarrollo del capitalismo, el orden de las fuerzas políticas y sociales; pero estas particularidades no niegan los principios y las leyes generales de la construcción del socialismo, que han sido condenadas y distorsionadas por el oportunismo, atacando los principios que sustentan la existencia y la misión histórica de los PC, censurando la lucha por el socialismo, al que llaman «sectarismo».
Porque los principios del poder político de la clase obrera, la socialización de los medios de producción, la planificación central, sientan las bases de la construcción socialista bajo la vigilancia constante del pueblo, y en la movilización en las actuales condiciones de la lucha de clases, son universales; porque han sido estos principios los que han dado fuerza a la Revolución Cubana y han conducido a sus conquistas; y porque su negación condujo a la contrarrevolución en la Unión Soviética y al derrocamiento de las grandes conquistas del socialismo.
Discrepamos frontalmente de considerar al Foro de Sao Paulo como la más importante expresión de la izquierda en la región, y ello implica un debate sobre lo que se considera actualmente “izquierda”.
Somos comunistas, tenemos la responsabilidad de los partidos comunistas y debemos rendir cuentas a la clase obrera. Los partidos socialdemócratas que se retratan a sí mismos como de izquierda, administran el capitalismo y dicen que pueden hacerlo humano. Pero en la práctica, mantienen la explotación del trabajo asalariado, la acumulación de riqueza social en pocas manos, el poder del estado burgués. Tanto el Foro de São Paulo como el Partido de la Izquierda Europea son centros oportunistas que buscan «desarmar» y «mutar» a los partidos comunistas. Ésta ha sido nuestra experiencia durante tantos años. Cada PC tiene el derecho, pero también la responsabilidad de sus decisiones, y nuestro partido se ha posicionado y continuará estableciendo sus propios puntos de vista.
En el caso del FSP, con la experiencia de haber participado activamente en él desde el año 2001 y hasta el 2016 en que nos separamos, verificamos que, con excepción de aquéllos que pertenecen al Grupo de Trabajo, los Partidos Comunistas son simples figuras decorativas, parte de la escenografía para presentar documentos y orientaciones que fueron previamente decididos.
Sobre el Consenso de Nuestra América, es necesario decir que no cuenta con el consenso de los partidos comunistas de América Latina; y no hablamos sólo del caso del PCM, que lo cuestionó en la Reunión de Lima de Partidos Comunistas y Revolucionarios –con argumentos razonables, con lealtad, fraternidad y camaradería, sin necesidad de la diatriba ni la calumnia-, sino de varios Partidos Comunistas, entre ellos algunos firmantes de la Declaración de Montevideo.
Nunca fue positiva para el interés de los trabajadores la alianza interclasista. Si algunos Partidos dejan de lado sus programas, para asumir el del Consenso de Nuestra América, es su asunto y su responsabilidad, pero no pueden declarar que es el derrotero del conjunto del movimiento comunista latinoamericano. Nadie puede estar en contra de la unidad, pero la cuestión es a qué nos referimos con ella: ¿unidad como colaboración de clases, o unidad de la clase obrera con sus aliados de los sectores populares, con el campesinado, los indígenas, los estudiantes?
Es paradójico que se hable de diferencias y singularidades y simultáneamente se busque introducir de contrabando una línea general que es absolutamente reformista, de supeditación al Foro de Sao Paulo y al Consenso de Nuestra América, de lucha por etapas intermedias, blanqueando a otros -fuera de los Estados Unidos- centros imperialistas.
Un documento en el que la lucha por el socialismo aparece sólo por formalidad discursiva, y en el que se reduce el papel de los comunistas a fuerza de acompañamiento de la socialdemocracia y de fuerzas burguesas populistas y partidarias de la gestión keynesiana.
Lo hemos notado también. Es un drama, por decir lo menos, que en aras de la particularidad se nieguen las leyes generales de la construcción socialista. Los hemos discutido con muchos PC y existen coincidencias. El movimiento comunista latinoamericano está pagando con creces -como en otros lugares- el retraso teórico, el eclecticismo ideológico, la devaluación de la educación política y de la formación de cuadros.
Tenemos una obligación frente a la clase obrera de nuestro país de aclarar lo que en la Declaración se dice sobre el gobierno de López Obrador y su partido, MORENA –partido de la nueva socialdemocracia, al igual que PODEMOS o Syriza-. Los partidos comunistas hermanos tal vez no sepan que la primera acción gubernamental de Obrador fue la de participar de la mesa de negociaciones con la Administración Trump para el llamado TLCAN 2.0 o T-MEC o USMCA, continuidad del TLCAN firmado en 1994, de nefastas consecuencias para la clase obrera de Canadá, EEUU y México; negociación efectuada en el contexto de la guerra comercial entre China y los EEUU, y favorable totalmente a los monopolios norteamericanos de la industria automotriz.
Pero además, López Obrador da continuidad a las medidas antiobreras y antipopulares, con la abierta militarización de México con la Guardia Nacional, con la agresión a los pueblos indios del sureste mexicano, con la criminalización de las luchas sociales, con una reforma educativa que es exactamente la misma que los trabajadores de la educación han rechazado al anterior Presidente Peña Nieto, y con una reforma laboral que legaliza a través del outsourcing la precarización laboral, el trabajo sin derechos y que introduce un modelo sindical tendiente a la fragmentación y a impedir la unidad de los trabajadores, totalmente acorde a las exigencias del T-MEC.
Probablemente los camaradas no sepan que Obrador está entregando la mano de obra de 2.000.000 de jóvenes trabajadores mexicanos a los monopolios para su explotación, sin cargo alguno para la burguesía, porque sus exiguas becas-salario son a costa del presupuesto social. Sigue la represión y el asesinato de dirigentes populares, una política antiinmigrante y políticas de contención social a través del asistencialismo. ¿En qué consiste el carácter progresista del nuevo gobierno mexicano? Es una pregunta de respuesta imposible. ¿Se referirán a algunos gestos en política exterior, como se dieron antes durante los gobiernos priistas, que se pronunciaban contra el bloqueo a Cuba y daban reconocimiento a fuerzas beligerantes a la insurgencia centroamericana, mientras en el interior de México se llevaba a cabo la Guerra Sucia, el asesinato masivo de estudiantes, la represión al movimiento obrero y sindical, el anticomunismo?
Estamos a la orden para el intercambio bilateral con los partidos hermanos e informarles de la realidad en México, tomando nota de que la posición de la Declaración de Montevideo pone obstáculos a la lucha del PC de México y apoya al enemigo de la clase obrera en nuestro país.
Pero aún más preocupante es que pretenda establecerse el reformismo como línea general para el movimiento comunista latinoamericano, y, con un siglo de experiencia a cumplirse en Noviembre, los comunistas de México tenemos claro que ése es un callejón sin salida.
El movimiento comunista en América Latina necesita una estrategia revolucionaria para conquistar la vanguardia en las difíciles condiciones de la lucha de clases, para luchar por el poder obrero y el socialismo-comunismo.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Comité Central del Partido Comunista de México