Apenas un mes atrás, los días 1, 2 y 3 de marzo, los CJC celebramos nuestro X Congreso bajo el lema “Una organización para que suene en presente la palabra revolución”. Fue el culmen de un largo período de debates y aprendizaje, no solo con los documentos congresuales sino también con toda la actividad política que llevamos a cabo durante los últimos tres años. Es por ello que ese lema no es casual, pero para mirar al presente a veces conviene echar la vista atrás y traer el futuro de vuelta. ¿Por qué el futuro de vuelta? ¿Acaso nos hemos perdido entre tantas referencias temporales? No, ni mucho menos.
“Traer el futuro de vuelta” es, si cabe, la consigna más firme y real que podemos exigir en los tiempos que corren y sí, para ello tenemos que mirar al pasado.
Hace aproximadamente un siglo, en la celebración de otro evento similar, en concreto, el III Congreso de la Unión de Juventudes Comunistas en Moscú, Lenin resumió todas las tareas de la juventud en una única palabra: “aprender”. Aprender mediante el libro y la práctica, nunca divorciando el uno de la otra. Aprender a llevar a nuestros compañeros la propuesta política del Partido, explicarles la importancia de la misma para sus intereses y demostrarles que, en el pasado ya hubo quien luchó contra unas condiciones laborales pésimas, quien luchó por una educación pública y gratuita y quien, en definitiva, construyó un futuro para todos los que aún hoy seguimos viviendo un tiempo de miseria.
Tras este Congreso abrimos un nuevo período en el que volveremos a aprender y a mejorar con el objetivo claro de traer el futuro de vuelta. Empezamos un nuevo período en el que cada tarea, cada actividad y cada evento tendrán una propuesta clara: acercarnos cada vez más a ese momento en el que suene, de una vez por todas, en presente la palabra revolución.