Entrado ya el mes de septiembre, los estudiantes nos preparamos para afrontar un nuevo curso. Muchos hemos sido los que para poder pagar este curso hemos pasado el verano trabajando sin parar viendo en el horizonte todos los gastos que se nos avecinaban: tasas, libros, material, desplazamiento y piso para los que no hemos tenido la suerte de poder continuar la formación en nuestra ciudad de origen, que no somos pocos.
A diferencia de a otros, a nosotros no nos regalan los títulos ni nos facilitan los aprobados obviando trabajos y tesis que no aparecen por ningún lado. A nosotros se nos exigirá acorde a lo que somos: hijos de familias trabajadoras. A nosotros ningún decano nos regalará un máster ni nos financiarán falsos cursos de prestigiosas universidades y, lo más probable, es que la única comunicación que recibamos por parte del ministerio este año sea la denegación nuevamente de la beca de la que dependía no solo el pago de nuestros estudios sino también de una buena parte de los gastos familiares.
Aunque, eso sí, este año esta comunicación vendrá con otro nombre. Ha cambiado el gobierno, dicen que ahora nos dirigen los amigos de los trabajadores, aunque esto contrasta con su nula voluntad de derogar las reformas laborales y eliminar las tasas en nuestros estudios.
Este año, a pesar de que la ministra de Educación tenga otro nombre, para los estudiantes volverá a ser un año en la cuerda floja. Un curso que no sabemos si podremos terminar al no saber si vamos a poder pagarlo una vez se resuelva la concesión o no de la beca que hemos solicitado. No obstante, ha de tener claro la señora Isabel Celaá que los estudiantes tenemos memoria y recordamos como fueron ellos los que comenzaron a elitizar la educación.
Tenemos memoria porque recordamos cuando éramos apenas adolescentes y veíamos a nuestros compañeros protestar contra el Plan Bolonia en asambleas multitudinarias por todo el país, plan aprobado por su Partido.
Tenemos memoria porque sabemos que nuestros padres llevan años sufriendo la reforma laboral más infame que hemos vivido nuestra generación y que ha sumido a nuestras familias en la más profunda miseria.
Tenemos memoria porque nos forjamos en las huelgas generales de 2010 y 2012 cuando dijimos basta a las políticas mandatadas desde los monopolios, los cuales son los verdaderos mandatarios de las políticas gubernamentales del PSOE.
Es por esta memoria de lucha que tenemos y que muy orgullosamente defendemos que este nuevo curso, a pesar del cambio de gobierno, los estudiantes vamos a dejar claro que no nos importa quién sea el inquilino de la Moncloa mientras a nosotros nos siguen desahuciando de nuestras aulas con total impunidad.
Siguen haciéndonos trabajar gratis en períodos de prácticas que suponen un lucro total para las empresas y además aprueban reformas para garantizar que estos períodos de prácticas gratuitas, a través de engendros como el Plan de Garantía Juvenil o los contratos de Formación y de Prácticas, tengan una continuidad que nos condene no solo a una formación precaria, cara e insuficiente sino que además, una vez salgamos al mercado laboral, veamos la cara más cruda del sistema capitalista.
Los supuestos amigos de los trabajadores, al igual que el anterior gobierno, no tienen ninguna prisa por revertir que haya jóvenes trabajando en infinitas jornadas de trabajo por menos de la mitad del salario mínimo interprofesional ya que, en teoría, favorece a nuestra formación y por ello, además, subvencionan a todas aquellas empresas que se ofrecen a acoger jóvenes en estas condiciones.
Comienza un nuevo curso y los que ni esperamos ni queremos ningún tipo de regalo os garantizamos que, aunque no queráis escucharnos, nos oiréis. Nos oiréis porque nos vamos a organizar y vamos a hacer mucho ruido.