Marina Quintillán: «Pensar que es posible la igualdad en un sistema basado en la desigualdad es una utopía peligrosa»

Marina Quintillán, Secretaria del Departamento de Liberación de la Mujer del PCPE.

Marina Quintillán es la Secretaria del Departamento de Liberación de la Mujer del Comité Central del PCPE. Hablamos con ella sobre la situación de la lucha por los derechos de la mujer trabajadora, del 8 de Marzo y de cómo enfoca el PCPE esta lucha.

Nuevo Rumbo: Tras el reciente XI Congreso del PCPE, ¿nos puedes comentar cuáles son los análisis que el Partido realiza en lo relativo a la situación de las mujeres trabajadoras?

Marina Quintillán: El XI Congreso ha servido, entre otras muchas cosas, para clarificar las claves en que las y los comunistas entendemos la lucha de las mujeres trabajadoras en el contexto objetivo en que se inserta, en el marco de la lucha de clases de la que forma parte inseparable .

Bajo el capitalismo, las mujeres nos incorporamos al mundo del trabajo en condiciones de subsidiariedad y de sobreexplotación, lo que se viene traduciendo en discriminación salarial y laboral, persecución y acoso patronal. El otro papel que nos ha sido asignado a las mujeres obreras, el de reproductoras de la fuerza de trabajo en el espacio doméstico, limita nuestras posibilidades de incorporación plena al mundo del trabajo en igualdad de condiciones. 

Del papel que se nos asigna a las mujeres trabajadoras emanan todo el resto de abusos y violencia que sufrimos en el trabajo, pero también en el resto de los ámbitos de la vida social, en la calle y en la casa. 

NR: ¿Cabe entonces la plena igualdad en el capitalismo? 

MQ: No, hay que decirlo con claridad. Pensar que es posible conseguir la igualdad entre las personas en un sistema basado esencialmente en la desigualdad es una utopía peligrosa. Esa  utopía oscurece y oculta el vínculo entre nuestra situación y las bases objetivas socioeconómicas en que se fundamenta, que ya he mencionado.

La desigualdad inherente al sistema capitalista está en la base de toda forma de opresión y  sobreexplotación, y se manifiesta en una infinidad de formas de discriminación, abuso, violencia patronal, precariedad y subempleo vinculadas a nuestra posición como responsables de los cuidados y reproductoras de la fuerza de trabajo, que tienen su continuidad en todas las esferas de la vida social y personal más allá del ámbito laboral.

Para las comunistas, la opresión contra las mujeres en la sociedad y en la familia es parte inseparable de la lucha de clases. 

NR: Desde algunas organizaciones de mujeres se plantea que la lucha por nuestros derechos como mujeres nos incumbe únicamente a nosotras. ¿Cómo ves estos planteamientos?

MQ: Tales planteamientos son falsos, desde el momento en que no existe coincidencia de intereses entre la mujer trabajadora y la mujer explotadora. La identificación interclasista con las mujeres de la burguesía no nos hará avanzar hacia nuestro objetivo emancipador.

Por el contrario, el movimiento organizado de las mujeres trabajadoras en lucha por nuestros derechos está inseparablemente vinculado a la lucha general de toda la clase obrera.

Lo situaba bien la comunista alemana Clara Zetkin ya a finales del siglo XIX cuando decía que «La emancipación de la mujer, como la de todo el género humano, sólo se tornará realidad el día en que el trabajo se emancipe del capital. Sólo en la sociedad socialista las mujeres, como los trabajadores, tomarán posesión plena de sus derechos».

NR: ¿Cómo se puede llevar a cabo ese planteamiento de organizar a las mujeres trabajadoras para la defensa y reivindicación de nuestros derechos?

MQ: Es necesario levantar un frente organizado de lucha por los derechos de la mujer trabajadora que organice y agrupe a las amplias masas de mujeres de extracción obrera y popular para la lucha contra la opresión específica de la mujer bajo el capitalismo.

La lucha por objetivos concretos que contribuyan a la mejora de nuestras condiciones de vida inmediatas, ahí está el punto de partida para avanzar en la comprensión de la opresión a que estamos sometidas, para el desarrollo de nuestra conciencia política y social, para convertir el combate diario por nuestras  reivindicaciones en parte inseparable del proceso de acumulación de fuerzas y de reagrupamiento clasista que nos conducirá a nuestra efectiva emancipación.

NR: A partir de ese análisis, ¿cuáles son los ejes centrales sobre los que va a trabajar el PCPE durante este período?

MQ: Debemos luchar en lo inmediato por una batería de reivindicaciones que, en el campo laboral,  abarcan desde la igualdad salarial hasta la reducción general de la jornada y ampliación general de permisos y licencias para todas las trabajadoras y trabajadores; pero estas demandas deben ir acompañadas de una lucha decidida por la socialización de los cuidados y el trabajo socialmente necesario; por nuestros derechos reproductivos y contra todas las formas de la violencia, el acoso y la opresión de las mujeres. En la calle, en el trabajo y en la casa.

Se trata de cuestiones prioritarias e inmediatas que debemos entender como estrechamente ligadas, por un lado, a nuestra propuesta estratégica emancipadora, y por otra parte desarrolladas  en  una extensa batería de propuestas en el ámbito laboral, en el ámbito de la discriminación,de la violencia contra las mujeres y de nuestros derechos sexuales y reproductivos que desarrollamos extensamente en nuestro Programa.

NR: ¿A qué te refieres al hablar de la socialización del trabajo reproductivo?

MQ: La mujer trabajadora realiza gratis en el ámbito doméstico una serie de trabajos socialmente necesarios vinculados al cuidado y la atención de hijos, familiares dependientes y a la reproducción de la fuerza de trabajo del productor directo. La reproducción de la fuerza de trabajo, como parte esencial del funcionamiento económico capitalista es imprescindible para entender la opresión de la mujer.

Subrayamos que esto afecta específicamente a la mujer trabajadora, porque las mujeres de otras clases y capas sociales disponen de recursos para soluciones alternativas que frecuentemente pasan por la explotación de otras mujeres.

Hoy por hoy sería posible aplicar los avances científico – técnicos al trabajo reproductivo y satisfacer esa necesidad social dedicando al mismo una escasa proporción de fuerza de trabajo repartida igualitariamente.

La socialización del trabajo reproductivo fue probada con éxito en todos los países socialistas y, muy especialmente, en la Unión Soviética, que nos ofrece numerosos  ejemplos de las nuevas condiciones en que se plantea entonces la lucha por la emancipación de las mujeres, incorporadas ya masivamente a la producción y libres de las cadenas del trabajo doméstico.

NR: Al hablar sobre la situación de la mujer, el PCPE siempre hace referencia a la situación en los antiguos países socialistas, ¿dónde están las diferencias entre entonces y ahora?

MQ: Esa  comparación daría pie a pensar que hemos vuelto al pasado. Sin embargo esto no es así. El capitalismo del presente y del futuro, el único posible, es y será para las mujeres de la clase obrera y el campo popular el de pérdida de derechos laborales, paro, precariedad y sobreexplotación,  privatización de servicios básicos, violencia y abuso en el trabajo y en todos los ámbitos de la vida social y personal. Las conquistas del Socialismo ofrecen un vivo contraste con esta realidad sombría que hoy es la de millones de mujeres de nuestra clase.

La construcción socialista sentó las bases materiales y técnicas para la emancipación efectiva de la mujer. La transformación del trabajo doméstico en trabajo social a través de una red de guarderías, comedores, casas de maternidad, lavanderías populares, y la puesta de la técnica al servicio de la mecanización de los más duros trabajos en el campo y en la industria fue la base material que hizo posible a emancipación de las mujeres de las tareas tradicionalmente asignadas a ellas en  la sociedad de clases. Su alfabetización en masa e incorporación a la producción, a los estudios superiores y a la gestión y dirección de la producción y del Estado en las condiciones de la construcción socialista, demostró que, sólo cuando la propiedad sobre los medios de producción cambia de amos y por tanto la economía planificada bajo control de las obreras y los obreros se coloca al servicio de la mayoría de la sociedad y de la satisfacción de las necesidades sociales, comienza a ser un hecho a posibilidad de conquistar la igualdad para millones de mujeres liberadas del sistema de explotación que las utiliza cómo esclavas domésticas y ejército de reserva.

NR: Para el 8 de Marzo ¿qué planteamiento tiene el PCPE?

MQ: El Partido Comunista valora que es  imprescindible convertir el 8 de Marzo en una importante jornada de lucha en la que las trabajadoras y el resto de nuestra clase hagamos visible nuestro combate unido contra el destino de opresión que nos reserva el sistema de explotación en el que nos hallamos inmersas e inmersos.

Entendemos ese día como una jornada de lucha  de toda la clase trabajadora  por los derechos específicos de la mujer trabajadora que es el resultado natural y la culminación de un  trabajo diario de concienciación, movillización y organización que se dirige a las mujeres trabajadoras pero también al  conjunto de nuestra clase, y en el que nuestros compañeros deben estar involucrados de lleno.

Saludamos el hecho de que las organizaciones sindicales hayan superado los ambiguos contornos ciudadanistas e interclasistas que se ha querido dar a esta jornada de lucha  convocando paros laborales para el 8 de Marzo, situando así correctamente  el 8 de Marzo en el corazón de la lucha de clases, en los centros de trabajo.

Llamamos a apoyar  y participar en los paros laborales convocados por las organizaciones sindicales y en las concentraciones y manifestaciones convocadas para ese día en defensa de los derechos de la mujer trabajadora.

NR: Muchas gracias Marina.

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