50 años de la revolución de los claveles en Portugal

Minutos antes del 25 de abril de 1974, suena en las emisoras de Portugal la canción Grândola Vila Morena, de Zeca Afonso. Era el comienzo de las operaciones del golpe contra la dictadura organizado por el Movimiento de las Fuerzas Armadas que desencadenaría de forma inmediata la conocida como Revolución de los Claveles.

Antes de continuar, nos retrotraeremos unas décadas. En el año 1926 se produce un golpe de Estado que daría lugar a una de las dictaduras más largas de la historia. En 1933 se consolida bajo la forma de Estado Novo, de clara inspiración fascista, con António de Oliveira Salazar a la cabeza. Las luchas contra la dictadura se suceden, y uno de sus episodios sería la efímera constitución del conocido como Soviet de Marinha Grande en enero de 1934, con destacada participación de los comunistas.

Y es que el PCP va a ser la principal fuerza de la oposición, organizando la lucha entre la clase obrera, los estudiantes o los militares, como en el caso de la revuelta de los marineros de 1936 impulsada por el trabajo clandestino de la Organização Revolucionária da Armada (ORA), estructura organizada desde 1932 por los comunistas en el ejército.

La represión será constante, y en esa labor destaca la infame Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE). Numerosos opositores pasan por prisiones como las de Peniche y Caxias y campos de concentración como el de Tarrafal en Cabo Verde, donde muere preso en 1942 el entonces secretario general del PCP, Bento Gonçalves.

A inicios de los años 40 se produce un proceso de reorganización del PCP que, en el marco de la política de alianzas de los frentes populares, impulsa la creación de organizaciones como el Movimiento de Unidad Nacional Antifascista (MUNAF) en 1943 y el Movimiento de Unidad Democrática (MUD) en 1945.

En 1956 se formula, bajo la influencia del XX Congreso del PCUS y de la política de reconciliación nacional del PCE, la idea de solución pacífica del problema portugués. Estas concepciones, definidas a posteriori como desviación de derechas, serán refutadas tras la fuga de Peniche en enero de 1960, que permite salir de prisión a destacados cuadros del partido encabezados por Álvaro Cunhal, quien había estado preso desde 1949 y pasa a asumir la secretaria general del PCP en marzo de 1961.

Se recuperaban así las posiciones del III y IV congreso (1943 y 1946) sobre la necesidad de un levantamiento nacional armado para derribar la dictadura. En el VI Congreso, en 1965, se apuesta por la estrategia de una revolución democrática y nacional enmarcada en la lógica de defensa de etapas intermedias, dominante entonces en el seno del movimiento comunista internacional.

En 1968, Marcelo Caetano sucede a Salazar debido a la enfermedad de este, y los comunistas se oponen a llegar a acuerdos con la dictadura. Entre otras labores, organizan en 1970 la Acción Revolucionaria Armada (ARA), que desarrolla acciones como el sabotaje del aeródromo militar de Tancos en un contexto de creciente descontento en el ejército por la guerra colonial. Y es precisamente este descontento el que impulsa la conformación del movimiento de los capitanes, posteriormente conocido como MFA.

Volviendo, pues, al 25 de abril del 74, el golpe organizado por los capitanes se combina con un levantamiento militar de la tropa y un levantamiento popular que contribuyen a derribar la dictadura, iniciando lo que posteriormente se denominaría Proceso Revolucionario en Curso (PREC). Asume el poder la Junta de Salvación Nacional encabezada por António de Spinola, al igual que el primer gobierno provisional con la participación del PCP, del Partido Socialista (PS), del Partido Popular Democrático (PPD), de corte liberal, así como independientes.

Spinola se opondría a la independencia de las colonias consumada durante estos años. Fruto de esas y otras discrepancias, acabaría siendo apartado de la presidencia y pasaría a ser uno de los elementos clave de distintos intentos de golpes contrarrevolucionarios.

Uno de estos, el de septiembre de 1974, se vinculó al llamado a la movilización de lo que demagógicamente se nombró como mayoría silenciosa. Este golpe será frenado por la acción de las masas, al igual que el del 11 de marzo de 1975. Tras este, se produce la creación del Consejo de la Revolución (es a partir de este momento cuando se emplea el término PREC y se dice que el país va rumbo al socialismo) y se aceleran medidas como las nacionalizaciones o la reforma agraria en el marco de la Alianza Pueblo-MFA preconizada por los comunistas.

En estos años se produce una intensa lucha de clases bajo la forma de ocupaciones de tierras (especialmente en la zona del Alentejo), de viviendas por parte de las Comissões de Moradores o la estructuración de comisiones de trabajadores en las empresas. Era en las empresas, de hecho, donde el PCP organizaba principalmente sus células, siguiendo el modelo leninista de partido.

El 25 de abril de 1975 tienen lugar las elecciones a la Asamblea Constituyente, que son ganadas por el Partido Socialista, que desarrolló una campaña articulada en la supuesta defensa del socialismo.

En el verano de ese año se produce la salida del Partido Socialista del entonces IV gobierno provisional. En la práctica, se alió con los sectores más reaccionarios del norte del país, la Iglesia Católica, las embajadas –especialmente la norteamericana; el entonces embajador Frank Carlucci sería nombrado posteriormente director de la CIA– y organizaciones terroristas de extrema derecha que llevarían a cabo toda una campaña de atentados contra las sedes del partido. De nuevo, la socialdemocracia mostraba su cara más anticomunista, argumentando una supuesta intención del PCP de tomar el poder.

La ruptura entre el PS, dirigido por Mário Soares, y el PCP (ya se pueden observar fuertes contradicciones en los debates sobre la conformación de la Intersindical en enero del 75) afectaría enormemente al MFA, que nunca había sido una estructura plenamente cohesionada en términos políticos pero que en este momento se divide en lo fundamental en tres grupos: la izquierda militar, que mantendría una compleja relación con el PCP, en parte apoyándose en él y en parte marcando distancias, con Vasco Gonçalves como su cabeza visible; otro grupo, articulado en torno al COPCON (Comando Operacional del Portugal Continental), con Otelo Saraiva de Carvalho cercano a la extrema izquierda; y el conocido como Grupo de los Nueve, cercano en cierto modo al PS.

El 24 noviembre de 1975 se confirma la destitución de Otelo Saraiva de la dirección de la región militar de Lisboa, lo que desencadena el día 25 movimientos entre los paracaidistas y una reacción de las fuerzas cercanas al Grupo de los Nueve. Bajo esto subyace un plan previo de este grupo que se autojustifica como contragolpe ante un supuesto intento de tomar el poder por parte del PCP.

El PCP, si bien moviliza a sus células y entorno, se opone a dar una respuesta armada, aduciendo la correlación de fuerzas negativa y la posibilidad de estallido de una guerra civil. Se llega a un acuerdo que permite acabar el proceso de redacción de la Constitución portuguesa de 1976, pero que en esencia pone fin a cualquier posible intento de llegar al socialismo a través del PREC.

La acción de las masas estuvo en gran medida subordinada a una dirección del proceso «por arriba», sobre todo en el ejército, sujeta a los vaivenes de diversas fuerzas oportunistas, izquierdistas, incluso antiobreras y antipopulares. Una vez más, se demostraba que el elemento clave de todo proceso revolucionario es la cuestión del poder, cuestión que no llegó a ser resuelta en todo este periodo tanto por la acción contrarrevolucionaria como por las limitaciones de la estrategia de las fuerzas revolucionarias.

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